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111 - M Dahan - Noviembre 2018

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Conducta maternal y apego: consideraciones clínicas y epigenéticas. Mecanismos epigenéticos de los fármacos Dra. Miriam P. Dahan

Psicofarmacología

Psicofarmacología 18:111, Noviembre de 2018 cimiento acelerado de la estructura cerebral en el período posnatal parece depender de una adecuada interacción con el medio ambiente. La maduración posnatal de los circuitos límbicos del sistema autónomo es influida significativamente por las características de las experiencias sociales y afectivas que le proporciona el cuidador principal del niño. Varias investigaciones comprobaron que la interrupción temprana de la relación de apego madre-hijo tiene un efecto negativo en la plasticidad del cerebro y predispone a patologías psicológicas futuras. Investigaciones sobre las capacidades sensoriales e interactivas del recién nacido revolucionaron las primeras concepciones sobre el tema y se pasó a considerar al bebé como un ser complejo que interactúa desde el principio con los adultos que lo rodean. Los conceptos de vínculo y apego neonatal nos permiten profundizar lo señalado, remarcando la importancia conferida hace muchos años por John Bowlby y Mary D. S. Ainsworth, entre otros autores, al período comprendido entre el nacimiento y los primeros años de vida (Oiberman, 2011). Bowlby basó sus trabajos en la observación de los conocimientos entonces existentes sobre Biología, particularmente en dos: la teoría de la evolución de Charles Darwin (1809-1882) y el aprendizaje programado o impronta (imprinting) de Konrad Lorenz (1903- 1989), Premio Nobel de Fisiología-Medicina en 1973. En las bases neurobiológicas de las conductas de vinculación de madres y bebés una línea de investigación se basa en la epigenética, más específicamente en los genes tempranos de adaptación a estímulos medioambientales, que implican cambios heredables en el ADN e histonas sin alteraciones en la secuencia de nucleótidos, sino sobre la estructura de la cromatina, que modifican su estructura y condensación, afectando así la expresión génica y el fenotipo (Morgan, Whitelaw, 2003). Las conductas de vinculación de madres y bebés están radicadas en el programa genético, es decir en los genes tempranos de adaptación a estímulos medioambientales que proveen la base molecular de las conductas de adaptación. Estudios de investigación en modelos animales postulan que una alta conducta maternante, esto es, el cuidado materno neonatal temprano medido en conductas de aseo y cuidado de las crías (licking-grooming o LG), estimula la acetilación de histonas en el promotor del gen del receptor a glucocorticoides (GR), aumentando su transcripción y facilitando el frenado del eje hipotálamo pituitario adrenal (HPA), lo que genera crías que poseen una menor respuesta al estrés cuando son adultas. A su vez, el fenotipo biológico se revierte cuando se entrecruzan las crías de madres con baja conducta de LG a alta conducta de LG: al revertirse los niveles del receptor GR, se eliminan las influencias de las experiencias ambientales tempranas sobre las respuestas del eje HPA al estrés (Weaver and Meaney, 2006). Así como el entorno puede producir marcas epigenéticas, algunos fármacos ejercen cambios epigenéticos que serán señalados en este trabajo. Los mecanismos de acción a nivel molecular, que los antidepresivos producen en mayor preponderancia a nivel presináptico, llevan a la activación sostenida de los receptores postsinápticos, que desencadenan “acciones” neuroplásticas a mediano y largo plazo (Alvano, 2010). La conducta materna entonces –o de quien o quienes ejerzan esta función– tendría un claro impacto en la salud del individuo, en la de su descendencia y en la evolución de la especie humana. Hipótesis • La conducta maternante en las primeras etapas del desarrollo puede ejercer cambios neurobiológicos y generar consecuencias en la salud mental. Objetivos generales • Describir las posibles implicancias clínicas y epigenéticas, de acuerdo con las características de la conducta maternante. Objetivos específicos • Desarrollar los conceptos centrales de la Teoría del apego neonatal. • Considerar las variables neurobiológicas en las conductas de apego. • Analizar las características de la conducta maternante. • Exponer las implicancias clínicas y epigenéticas. • Mecanismos epigenéticos de los fármacos. Materiales y métodos • Recopilación de material bibliográfico proveniente de información científica actualizada. • Datos clínicos elaborados en la práctica profesional. • Investigación de característica descriptiva. Desarrollo Los cuidados proporcionados por los padres o cuidadores a sus hijos, desde el mismo momento de la gestación, tienen un significado muy importante en el futuro de su salud mental. Un bebé requiere un adecuado ambiente que estimule su desarrollo y maduración. Los factores del medio en fases tempranas del desarrollo infantil están centrados, constituidos en su mayor parte por los cuidados maternos. El padre representa un papel esencial, ya que protege la díada madre-bebé, consolida la posibilidad para el niño de vivir en un entorno “nutriente” y separa a la madre y al bebé cuando llegue el momento justo para que el mundo del bebé pueda extenderse más allá de los límites de la díada. La psicopatología del bebé, como ya fue señalado, constituye un objeto de observación y reflexión definida, que puede sistematizarse en una semiología precisa, para una detección temprana de carácter preventivo. La unidad de observación diagnóstica y terapéutica es la díada madre-bebé en su interacción diádica; por lo tanto el rol y el significado del síntoma y el carácter transdisciplinario de intervención posible, se plantea como eje ya que las variables psicopatológicas y neurobiológicas ocupan un área común. Diversos autores han profundizado estos aspectos. EDITORIAL SCIENS // 13

Dra. Miriam P. Dahan La definición de apego acorde con la Real Academia Española es: “Afición o inclinación hacia alguien o algo”. Para el diccionario libre (The Free Dictionary) es: “El desarrollo de fuertes lazos afectivos entre un bebé y su madre, padre, hermano, cuidador”. La teoría psicológica del apego, formulada originalmente por John Bowlby en la segunda década del Siglo XX (1950), ha permitido profundizar el conocimiento del vínculo madre-bebé, identificar sus patologías y evaluar su influencia en las relaciones afectivas adultas. Desde esta perspectiva, el apego contribuye a la supervivencia física y psíquica del sujeto generando seguridad y facilitando el conocimiento del mundo, en la medida en que el niño va conformando modelos de representación internos que estructuran su vínculo con el mundo y con los otros significativos (Bowlby, 1979). A partir de estos conceptos teóricos se desarrollaron instrumentos y técnicas para evaluar las formas del apego y sus características saludables y patológicas. Se señala como ejemplo representativo de este importante desarrollo, la técnica de la situación extraña de Ainsworth (Strange Situation) para evaluar el apego del niño y su cuidador. Se trata de un procedimiento de laboratorio semiestructurado en el que se podía observar a los bebés respondiendo frente a distintos estímulos (Ainsworth, 1969). Los niños son confrontados con tres componentes estresantes: • un medioambiente que no es familiar • la interacción con un extraño • dos breves separaciones de la madre/cuidadora. El comportamiento de apego se activa o desactiva de acuerdo con ciertas condiciones. La presencia de la madre puede brindar seguridad y facilitar la separación y la exploración del medio ambiente. En sus observaciones, Ainsworth identificó tres tipos de apego: • Seguro: los niños buscan interactuar con su cuidador y este responde conforme a sus requerimientos. • Inseguro evitativo: el niño no busca interactuar con su cuidador, no protesta ante las separaciones y parece no estar angustiado; trata de desenvolverse sin el amor y/o apoyo de otras personas. • Inseguro ambivalente: el niño interactúa poco con su cuidador, mantiene una combinación de conductas de contacto y rechazo. Temeroso ante la exploración del mundo exterior, propenso al aferramiento (Ainsworth, 1969). ¿De dónde surge el concepto de apego? Surge a partir del estudio de la conducta maternal de aves y primates en el marco de la etología. En este sentido, Bowlby subrayó la importancia de no perder de vista la función biológica adaptativa de las conductas de apego, así como la importancia de los factores genéticos que influyen en las conductas de la especie y del individuo (Bowlby, 1979). Dado que muchas de las metodologías empleadas en esta línea revisten un carácter invasivo, existe gran cantidad de investigación psicobiológica realizada en animales. Si bien una simple extrapolación de datos de un campo a otro no es pertinente, existen fuertes fundamentos evolutivos para afirmar que los datos provenientes de la investigación animal aportan indicios interesantes para comprender el comportamiento humano. El propio Charles Darwin estableció este patrón de comparación en su obra, tanto en el campo de la fisiología como en el de la expresión emocional. Darwin (1809-1882) publicó en 1859 la obra El Origen de las especies, donde expuso sus conclusiones sobre la transformación de las especies. El naturalista A.R. Wallace (1823- 1913), contemporáneo, había llegado a la misma hipótesis. Darwin realizó sus observaciones en una expedición científica de varios años de duración (1831-1836), que le sirvieron de fundamento para desarrollar su teoría. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la observación de que los individuos de una misma especie no eran todos parecidos entre sí, y que los descendientes no siempre eran iguales a sus progenitores, había llevado a pensar a algunos naturalistas como Bufon, Maupertuis y Erasmus Darwin (abuelo de Charles Darwin) que las especies actuales podrían haber surgido por transformación de las especies anteriores mediante la suma progresiva de diferencias. Al observar que las nuevas especies procedentes de América se parecían más a algunas del “Viejo Mundo” que a otras, pensaron que debía existir un parentesco, es decir, que las especies más semejantes procedían de un antepasado común. El naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) publicó en 1809 la obra Filosofía Zoológica (la primera exposición de su teoría se denominó Indagaciones sobre los cuerpos vivientes), en la que expuso su hipótesis sobre la transformación gradual de las especies a lo largo del tiempo, conocida actualmente como lamarckismo, que constituyó la primera teoría de la evolución. Los creacionistas sostenían que Dios creaba directamente las especies, mientras que Lamarck defendía que Dios crea la naturaleza y esta da lugar a las especies, debido a su tendencia natural hacia la complejidad y a las adaptaciones causadas por las variaciones ambientales. La explicación de la causa del largo cuello de la jirafa es un ejemplo clásico de la teoría de Lamarck. Según esta hipótesis, los esfuerzos realizados durante su vida por el antecesor de la jirafa para alcanzar las hojas de las ramas altas de los árboles provocaron que la longitud de su cuello aumentase. Sus descendientes heredaron este carácter y, a su vez, lo desarrollaron. Este proceso de evolución, al cabo de muchas generaciones, originó el cuello de la actual jirafa (Lamarck, 1971). El lamarckismo, que ha sido superado por las teorías de la evolución posteriores, no pudo demostrar experimentalmente en aquel momento la tendencia natural de las especies a aumentar su grado de complejidad, ni tampoco cómo se transmiten los caracteres adquiridos a los descendientes. Retomando a Darwin y su teoría de la evolución natural, en su tratado El origen de las especies plantea el mecanismo de selección natural como aquel fenómeno donde, en condiciones ambientales adversas para los organismos, se esta- 14 // EDITORIAL SCIENS

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