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124 - AB Kabanchik - Diciembre 2020

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Fragilidad cognitiva, microbiota y envejecimiento

Dra. Alicia Beatriz

Dra. Alicia Beatriz Kabanchik Microbiota y fragilidad cognitiva Estudios observacionales han demostrado que, en personas mayores, la fragilidad y la demencia de tipo alzhéimer están asociadas con la disbiosis de la microbiota fecal, es decir, la reducción de la biodiversidad y la sobreexpresión de patobiontes. Los principales mecanismos posibles del eje intestino-cerebro en la modulación de la función cognitiva incluyen efectos sobre la neurotransmisión, la neuroinflamación y el depósito de amiloide (29). Los principales factores implicados, posiblemente, en la aparición de la fragilidad cognitiva son rasgos específicos de personalidad, estrés, depresión, disfunción cardíaca, enfermedades cardiovasculares, sarcopenia, dislipidemia, resistencia a la insulina, desnutrición y su precursora, anorexia del envejecimiento, inflamación crónica y desregulación hormonal, incluyendo hipogonadismo e hipovitaminosis D. La mayoría de estos factores se han asociado con alteraciones en la composición de la microbiota intestinal (30). Se han reportado cambios taxonómicos importantes y una disminución constante en la riqueza y diversidad microbiana en personas de 65 años o más, y estos cambios se asociaron con un empeoramiento del estado de salud y la fragilidad. La fragilidad es, posiblemente, el mayor problema asociado con el envejecimiento de la población y se vincula con la composición del microbioma intestinal en personas mayores y dependientes de cuidados (31). Algunos estudios preclínicos han sugerido la eficacia de la modulación de la microbiota intestinal en la mejora de condiciones como la depresión y las enfermedades neurodegenerativas (32). Hubo una asociación negativa sorprendente entre la fragilidad y la diversidad de la microbiota intestinal, respaldada por asociaciones taxonómicas específicas (33). Estrés, depresión, deterioro cognitivo y eje cerebro-microbiota El estrés psicológico es común y propicia muchos problemas de salud física y mental. El estrés agudo puede tener algunos beneficios metabólicos, inmunológicos y cognitivos. El estrés psicológico crónico produce, con mayor frecuencia, deficiencias en la salud y una amplia gama de enfermedades (34). El estrés crónico puede causar deterioro cognitivo, efectos adversos en el hipocampo y predisponer a enfermedades neurodegenerativas, ya sea directamente o mediante mediadores del estrés, incluida la carga alostática (35). El efecto negativo del estrés psicológico sobre la función cognitiva puede ser mayor con el envejecimiento (36). La reserva cognitiva, una medida de qué tan bien funciona el cerebro (37), puede ser un aspecto de la resiliencia a los efectos del estrés en la cognición. El adulto mayor está expuesto a múltiples estresores: jubilación, magros ingresos, pérdidas de conyugue y de amigos, enfermedades, síndrome de nido vacío, aislamiento, soledad, discapacidades, entre otras. Los estresores psicosociales pueden alterar la composición de la microbiota entérica de una manera que se correlaciona con un aumento prolongado de citosinas proinflamatorias después del final de la exposición al estrés (38). Viera Silva et al. (39) hallaron que los géneros de bacterias Coprococcus y Dialister estaban reducidos en la microbiota de las personas deprimidas, los Flavonifractorn habían aumentado en los pacientes con depresión mayor y la presencia de Butyricoccus estaba asociada con el tratamiento con antidepresivos. Haiyin Jiang et al. (40) hallaron que los pacientes con depresión mayor tenían niveles elevados de Enterobacteriaceae y Alistipes, pero niveles reducidos de Faecalibacterium. Observaron la correlación negativa entre Faecalibacterium y la gravedad de los síntomas depresivos. Las alteraciones en la composición de la microbiota, incluyendo las especies presentes y su abundancia relativa, podrían contribuir a la depresión, y, en segundo lugar, los estados depresivos podrían inducir la modificación de especies específicas de la microbiota intestinal y, eventualmente, contribuir a hacer más grave la depresión. Un estudio reciente mostró un incremento de Escherichia/ Shigella spp., que se caracterizaron como microorganismos proinflamatorios, y un descenso de Eubacterium rectale, caracterizado como antinflamatorio en la microbiota fecal de pacientes con enfermedad de Alzheimer. La disbiosis podría incrementar los depósitos cerebrales de amiloide y la neuroinflamación (41). La disbiosis intestinal puede aumentar los lipopolisacáridos, las citocinas proinflamatorias, las células T auxiliares y los monocitos, lo que provoca un aumento de la permeabilidad intestinal y de la BHE. A través del eje microbiota-intestino-cerebro, se produce la acumulación de proteínas mal plegadas, daño axonal y desmielinización neuronal, lo que facilita la patogenia de trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica (42). Los glucocorticoides también inducen atrofia del hipocampo, que es un sello distintivo visto en varias enfermedades acompañadas de un alto nivel crónico de cortisol, como el síndrome de Cushing, la depresión mayor y el trastorno de estrés postraumático. El estrés crónico podría ser un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, especialmente, cuando existen antecedentes genéticos y otras influencias ambientales (43), al igual que los estresores que no pueden ser elaborados psíquicamente por déficits de mentalización asociados con factores genéticos, de historia personal y ambientales (44). Alimentación, nutrición/desnutrición, hábitos alimentarios Definiremos algunos conceptos: Alimentación: consumo habitual de productos comestibles vegetales y animales, de acuerdo con las preferencias, hábitos culturales y posibilidades económicas. 14 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 20:124, diciembre de 2020 Nutrición: conjunto de funciones fisiológicas y bioquímicas que se realizan en nuestro organismo. En este proceso, intervienen una serie de factores biológicos, psicológicos y sociales. Un estado nutricional adecuado contribuye a mantener las funciones corporales y a dar calidad de vida. Dieta: el concepto proviene del griego díaita, que significa “modo de vida”’. La dieta, por lo tanto, resulta un hábito y constituye una forma de vivir. Hábitos alimentarios: son comportamientos conscientes, colectivos y repetitivos, que conducen a las personas a seleccionar, consumir y utilizar determinados alimentos o dietas, en respuesta a influencias sociales y culturales. Modificación de hábitos alimentarios en adultos mayores Causas biológicas Disminución de los sentidos de la vista, gusto y olfato; disminución de secreciones salivales y sequedad en la boca; pérdida de piezas dentarias y uso de prótesis dentales, dificultades en la masticación, en la deglución, disminución de la sensación de sed. Causas físicas Discapacidad física para comprar por trastornos en la marcha, no poder levantar peso, deformaciones por artrosis, dificultades para cocinar, lavar utensilios, mareos. Patologías psiquiátricas Depresión, deterioro cognitivo, alcoholismo, psicosis, síndrome confusional. Causas sociales Pobreza, aislamiento social, residir en zonas alejadas de los centros de abastecimiento y falta de soporte social. Malnutrición Según la OMS, se trata del grupo nutricionalmente más vulnerable y más infradiagnosticado, con un riesgo de desnutrición del 11 % a 19 %, y se estima que un 35 % a 40 % de los ancianos presenta algún tipo de alteración nutricional. La malnutrición incluye la pérdida o el exceso de peso y la hipoalbuminemia, que, asociada con la polifarmacia, genera toxicidad por mayor fracción de droga libre. Dietas Existen varias dietas que apuntan a ser factores de protección cerebral; por ejemplo, la dieta mediterránea (protectoras de eventos cardiocerebrales); la dieta NU-AGE, que consistía en una dieta mediterránea; la dieta oriental, entre otras. Investigaciones sobre la dieta en adultos mayores Ensayo Predimed Informa (2013) Este fue un ensayo clínico controlado aleatorizado, multicéntrico, de grupos paralelos, que tuvo como objetivo evaluar los efectos de una dieta de tipo mediterráneo en las enfermedades cardiovasculares (ECV). El objetivo de este estudio fue comparar en un ensayo aleatorizado los efectos de dos dietas mediterráneas versus una dieta baja en grasas sobre el riesgo de depresión después de, al menos, tres años de intervención. N = 7447 participantes, hombres entre 55 y 80 años, y mujeres entre 60 y 80 años sin ECV previamente documentada, pero que tenían un alto riesgo cardiovascular. Los resultados de este análisis sugirieron un efecto beneficioso de una intervención a largo plazo con la dieta mediterránea sobre la depresión en pacientes con diabetes tipo 2DM2. El Ensayo Nu-Age 2018 N Una población de 1296 participantes de 65 a 80 años de cinco centros de la UE fue asignada aleatoriamente a un grupo de dieta NU-AGE o a un grupo de control. El grupo de dieta siguió un año de intervención dietética NU-AGE, especificando el consumo de quince grupos de alimentos más el uso de un suplemento de vitamina D. La intervención dietética NU-AGE, basada en recomendaciones dietéticas para adultos mayores –que consiste en asesoramiento dietético individual, alimentos saludables gratuitos y un suplemento de vitamina D–, puede ser una estrategia factible para mejorar la ingesta dietética en una población europea que envejece. Dieta oriental Se basa en arroz, verduras muy variadas y en gran cantidad, algas, pescado, soja y derivados, repartidas en pequeñas comidas a lo largo del día. No pasa de las 2300 calorías diarias para los hombres y de 1950 para las mujeres. Utilizan técnicas culinarias, también, bajas en grasa, como es el vapor, el crudo o el salteado en wok. Prevención Cuidar la salud física, diagnosticar y tratar el estrés y la depresión, evitar el aislamiento, mantener vínculos familiares y sociales, mantenerse autoválido y activo, realizar actividades físicas y lúdicas, tomar sol, realizar actividades que le gustan o hubiese querido hacer y no pudo, dieta saludable, dormir bien, evitar la polifarmacia, no fumar y el bajo consumo de alcohol. Abordajes terapéuticos multidominio • Diagnóstico y abordaje terapéutico de las patologías clínicas y cardiovasculares. • Diagnóstico y abordaje terapéutico del estrés y de la depresión con psicoterapia individual o grupal, entrevistas familiares, psicofármacos, psicomotricidad, talleres. • Intervenciones en el estilo de vida, como el asesoramiento en prácticas dietéticas saludables. • Actividad física. EDITORIAL SCIENS // 15

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