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22 - A Carli, B Kennel - Agosto de 2013

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Metodología de la investigación. Sujeto y objeto en la investigación científica (Tercera parte)

farmacología

farmacología cardiovascular 22 | Agosto de 2013 ciales, todas discontinuas. No se ha dialectizado, no se han buscado totalizaciones que permitan una adecuada comprensión de ese ser sufriente. Se han visto enfermedades parciales, no un ser enfermo. En síntesis: el posmodernismo se constituyó con la eliminación del sujeto, ese absoluto de la Modernidad. Con un cambio en la ontología que, de sólida y compacta, devino liviana y maleable. Y con él cayeron muchos de los valores que la Modernidad había implantado. Su hecho histórico fundante, la Revolución Francesa, hablaba de igualdad, libertad, fraternidad. El posmodernismo favoreció, al eliminar de la centralidad a la subjetividad humana, el cuestionamiento de esos y otros valores, instalando una visión parcializada y fragmentada de la vida de los hombres. Una vida que, según mostraba la historia, por cierto que no cumplía con la linealidad planteada equivocadamente por el marxismo pero tampoco era ajena a sus esfuerzos, sufrimientos y luchas. El muro de Berlín cayó el 9 de noviembre de 1989 pero poco tiempo antes, un intelectual, funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Francis Fukuyama (n 1952) había publicado un artículo en la revista National interest titulado El fin de la historia, en el que sostenía entre otros temas que, caído el comunismo ya no había lugar para las batallas ideológicas. También en 1989, en noviembre, John Williamsom presentó en el Institute for International Economics un documento, al que se conoció como Consenso de Washington, en el que se establecían las medidas económicas que los centros financieros internacionales imponían a los países del mundo. El posmodernismo suministraba el marco cultural que el poder necesitaba. Otra reacción al positivismo decimónico venía ya madurando. Un pensador; Edgard Morin (n. 1921), como culminación de ideas ya presentes en autores como Cassirier, Whitehead, Husserl, Dewey, Bateson, Lorenz, Prigogine y otros, al publicar su libro El Método (1966) decía, recordando a Heinz von Foerster (1911-2002), que precisamos “no sólo una epistemología de los sistemas observados, sino también una epistemología de los sistemas observadores”. Y esto nos remite, a poco que recordemos lo leído, a Hegel. Se plasmaba la idea de la complejidad. Morin refería que la complejidad (entendido como “lo que no es simple”) es luchar contra la enfermedad del intelecto. Por supuesto que exagerando, y en el olvido de los logros de la física newtoniana, llega a decir que “es la enfermedad degenerativa de la racionalidad”. Entendía que la dificultad es reducir la realidad a los esquemas del observador. Pero decía mucho más este sólido pensador francés. Llegó a decir que “creemos haber mostrado que era posible definir y fundar una noción objetiva del sujeto”. Otra vez el sujeto tomando cuerpo en la historia. Agrega que “El sujeto aquí reintegrado no es el Ego metafísico, fundamento y juez supremo de todas las cosas. Es el sujeto viviente, aleatorio, insuficiente, vacilante, modesto, que introduce su propia finitud. No es portador de la consciencia soberana que trasciende los tiempos y los espacios; introduce, por el contrario, la historialidad de la consciencia” (el resaltado es nuestro). Editorial Sciens | 21

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