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31 - F Rebok - Septiembre 2015

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Duración del proceso suicida en pacientes hospitalizadas con diagnóstico de trastorno límite de la personalidad

Psiquiatría

Psiquiatría 8:31, Septiembre 2015 Tabla 2 Comparación entre la duración del proceso suicida y las variables clínicamente relevantes Variable independiente Duración del proceso suicida >10 min. ≤10 min. (n = 47) (n = 63) Coeficiente b (DE) (>10 min / ≥10 min) IC 95% p Edad, promedio ± DE 36,91 ± 11,56 33,92 ± 11,53 0,02 (DE) -0,10 – 0,06 0,18* Años de educación, promedio ± DE 10,98 ± 3,05 10,21 ± 2,77 0,09 -0,04 – 0,23 0,17* Convive con pareja, N (%) 14 (29,79%) 16 (25,40%) 0,23 -0,62 – 1,08 0,60 Edad al primer intento, promedio ± DE 28,68± 12,65 22,09 ± 9,84 0,05 0,02 – 0,09 0,004* Intentos de suicidio previos, N (%) 37 (78,72%) 55 (87,3%) -0,62 -1,64 – 0,40 0,23 Hospitalizaciones previas, N (%) 28 (59,57%) 38 (60,32%) -0,03 -0,80 – 0,74 0,94 Antecedentes de abuso sexual, N (%) 20 (42,55%) 31 (49,21%) -0,27 -1,03 – 0,49 0,49 Antecedentes de uso de drogas, N (%) 18 (38,30%) 32 (50,79%) -0,51 -1,28 – 0,26 0,20 Uso de drogas, N (%) 17 (36,17%) 28 (44,44%) -0,35 -1,12 – 0,43 0,38 Historia familiar de enfermedad psiquiátrica, N (%) 39 (82,98%) 50 (79,37%) -0,06 -0,92 – 0,80 0,89 Ocupación, N (%) 18 (39,13%) 22 (34,92%) 0,02 -0,95 – 0,99 0,96 MADRS (ítem 10), promedio ± DE 4,00 ± 1,58 3,70 ± 1,37 0,14 -0,16 – 0,45 0,36 Escala de impulsividad de Barratt, promedio ± DE 60,00 ± 17,43 69,73± 16,15 -0,03 -0,06 – 0,01 0,005* Nota. DE = desvío estándar; IC = intervalo de confianza; * Las variables con valor p < 0,20 fueron consideradas para ingresar el análisis multivariado (regresión logística). Figura 2 Impulsividad relacionada con la duración del proceso suicida (%). Los puntajes de la BIS-11 en las pacientes en las que la duración del proceso suicida fue £ 10 minutos mostró niveles más elevados (69,73 ± 16,15; n = 63) que en pacientes en las que la duración del proceso fue > 10 minutos (60 ± 17,43; n = 47; p = 0,0031). Tabla 3 Análisis de la regresión logística múltiple Duración del proceso suicida Coeficiente b IC 95% p Coeficiente b IC 95% p Crudo Ajustado BIS-11 -0,03 -0,06 – -0,01 0,005 -0,03 -0,06 – -0,01 0,01* Edad 0,02 -0,10 – 0,06 0,18 -0,02 -0,06 – 0,02 0,38 Años de educación 0,09 -0,04 – 0,23 0,17 0,07 -0,08 – 0,22 0,35 Edad al primer intento 0,05 0,02 – 0,09 0,004 0,06 0,01 – 0,10 0,01* * p < 0,05 EDITORIAL SCIENS // 9

con controles sanos (Berlin y cols., 2005; Domes y cols., 2006; Jacob GA y cols., 2010; Kunert y cols., 2003; Paris y cols., 2004; Rentrop y cols., 2008). En consonancia con esta hipótesis, los resultados indican que las pacientes con una duración del proceso suicida menor a 10 minutos presentaron niveles mayores de impulsividad medidos por puntaje de la BIS-11, en comparación con aquellas en las que la duración del proceso suicida fue mayor de 10 minutos. Este hallazgo sugiere que, además de constituir una característica central del cuadro, los niveles de impulsividad estarían asociados con la duración del proceso suicida en pacientes con TLP. Si bien estos hallazgos difieren de los encontrados por Deisenhammer y colaboradores (Deisenhammer y cols., 2009), en cuya investigación no se encontraron diferencias de impulsividad entre pacientes con una duración del proceso suicida mayor o menor a 10 minutos, nuevamente la impulsividad y sus niveles podrían servir de explicación a las diferencias encontradas en ambos estudios. Este es un importante dato a tener en cuenta ya que existe una robusta asociación entre impulsividad y conducta suicida (Chesin y cols., 2010); y si bien no se ha encontrado que la impulsividad permita discriminar poblaciones de pacientes con intentos de suicidio de alta o baja letalidad (Brodsky y cols., 1997; Soloff y cols., 2000; Soloff y cols., 2005), este rasgo se ha asociado con la frecuencia con la que los pacientes intentan suicidarse (Brodsky y cols., 1997). A su vez, un incremento en el número de tentativas suicidas previas se ha asociado a subsecuentes conductas suicidas de alta letalidad (Soloff y cols., 1994; Soloff y cols., 2005); por lo que estas relaciones sugieren que la impulsividad sería un contribuyente indirecto a los intentos de suicidio de alta letalidad (Chesin y cols., 2010). Estos resultados presentan una alta relevancia clínica porque la población de pacientes que reciben diagnóstico de TLP representa al 20 al 42% de todas las hospitalizaciones (Surber y cols., 1987; Woogh, 1986; Carpenter y cols., 1986; Green, 1988; Hadley y cols, 1990; Geller, 1986) y arroja una tasa de suicidios consumados muy elevada, lo que constituye un problema relevante en términos de salud pública (Paris, 2003). Existen dos tipos básicos de estrategias para prevención del suicidio: las estrategias poblacionales (públicas) y las estrategias dirigidas a individuos con alto riesgo suicida. Entre las primeras se incluyen la restricción general para acceder a los medios de suicidio, el entrenamiento de personal de atención primaria, y la implementación de instalaciones de intervención en crisis. Entre las segundas se incluyen la provisión de ayuda y tratamiento para el paciente individual que actualmente se encuentra atravesando una crisis suicida. En este nivel no solo es importante el médico, sino también otros miembros no profesionales de la sociedad, entre los que se incluye la familia y los amigos (Lewis y cols., 1997; Althaus & Hegerl, 2001; Mann y cols., 2005; Bertolote, 2004). Sin embargo, aún no se han establecido estrategias poblacionales o individuales para la intervención clínica en pacientes suicidas con TLP. Una mayor comprensión de las características del proceso suicida en pacientes con TLP podría ser de gran ayuda para planificar estrategias de intervención, más aún cuando se observa que un gran porcentaje de los pacientes que realizan un intento de suicidio lo hacen en un intervalo de tiempo tan corto. En este sentido, las intervenciones telefónicas estructuradas (por ejemplo, en la terapia dialéctica conductual) podrían ser de utilidad, entre otras situaciones, cuando la disponibilidad inmediata del terapeuta es necesaria para prevenir el suicidio (Linehan, 1993; Linehan, 2008). De hecho, como un alto porcentaje de las pacientes que intenta suicidarse antes de los 10 min está acompañada y comunica las intenciones suicidas. Las estrategias de intervención telefónica y la formación y entrenamiento de familiares son de vital importancia. Podemos concluir que, sobre la base de la duración del proceso suicida, dividimos a las pacientes con TLP en dos grupos: uno en el que el proceso suicida dura menos de 10 minutos y que se asocia a niveles altos de impulsividad, y otro en el que el proceso suicida es mayor. El primer grupo, que representa a casi dos tercios de la muestra, nos deja poco tiempo para intervenir y es por ello que se deberían incorporar estrategias de rápida intervención para la prevención del suicidio. Limitaciones del estudio La muestra se encuentra limitada a la población femenina, aunque esto no debería constituir una gran limitante ya que el 75% de los pacientes con TLP son mujeres (Gunderson, 2008). Por otro lado, el diseño transversal del estudio no nos permite inferir patrones evolutivos de este tipo de pacientes. Finalmente, se debería hacer notar que la población estudiada presenta altos niveles de severidad, tal como se desprende del hecho de que todas las pacientes fueron hospitalizadas en un hospital psiquiátrico de alta complejidad debido a su tentativa suicida. Relevancia para políticas e intervenciones clínicas o sanitarias Una mayor comprensión de las características del proceso suicida en pacientes con TLP podría ser de gran ayuda para planificar estrategias de intervención, más aún cuando se observa que un gran porcentaje de los pacientes que realizan un intento de suicidio lo hacen en un intervalo de tiempo tan corto. Entre las estrategias poblacionales (públicas) que se podrían incorporar se incluyen la restricción general para acceder a los medios de suicidio, el entrenamiento de personal de atención primaria, y la implementación de instalaciones de intervención en crisis (Lewis y cols., 1997; Althaus & Hegerl, 2001; Mann y cols., 2005; Bertolote, 2004). Bibliografía 1. American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders – Text revision (4th ed.). Washington, DC, 2000. 2. Black DW, Blum N, Pfohl B, Hale N. Suicidal behavior in borderline personality disorder: prevalence, risk factors, prediction, and prevention. J Pers Disord. 2004; 18 (3):226-39. 10 // EDITORIAL SCIENS

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