Views
4 years ago

36 - E Cortese - Junio 2019

  • Text
  • Cortese
  • Psiquiatria
  • Presencia
  • Pensar
  • Paciente
  • Sentido
  • Sujeto
  • Vivencia
  • Mundo
  • Soporte
  • Mismo
  • Experiencia
Experiencias subjetivas tempranas en la esquizofrenia.

Psiquiatría N°

Psiquiatría N° 36 | Junio 2019 hace el SELF de sí, es decir el ubicar su ser ahí y su estar ahí, en lo vivido, en el registro experiencial que está teniendo. Por otro lado, que lo anterior sea dado, debe ser comprendido como un producto prestablecido y estructural de toda vivencia, no siendo una elaboración judicativa y consciente que a fuerza de una reflexión inferencial es obtenida por el sujeto cartesiano, el cogito que conscientemente piensa para darse existencia, sino más bien antecede al sujeto según esta acepción, siendo su condición de posibilidad. Por último, por experiencia vivida debe incluirse no solo los contenidos reflejados por esta y que son experimentados, sino también el medio que lo permite, es decir el propio pensar, percibir, sentir, así como también el propio cuerpo y los actos intencionales. Entonces, el sentido del SELF pre-reflexivo es el sentirse siempre presente en estos últimos escenarios o soportes que delimitan el denominado espacio interior, en donde los contenidos del fluir de la consciencia se representan. Ahora bien, para que el SELF se sienta y ubique como presencia dada en toda experiencia, esta debe estar dotada de cualidades generales y absolutas, siendo las más significativas, la integridad, la auto-propiedad, y la mismidad. Auto-propiedad es la traducción que se le da a “Self-ownership”, que es utilizada a su vez como sinónimo de “mine-ness” por algunos autores angloparlantes, haciendo referencia tanto a la condición de que la experiencia que se está teniendo es lo más íntimamente mío, así como también, que se trata de mi más profunda pertenencia. Ese atributo de propiedad del SELF aplicado a lo que experimenta, es automático, pre-judicativo, no siendo establecido por la reflexión consciente de un sujeto. Asimismo, cabe agregar que ese atributo se aplica a toda experiencia que se tiene, incluyendo la del propio del Self cuando se percibe a sí mismo. El atributo de agencia se aplica a la experiencia que está teniendo el SELF, en donde se siente autor de actos mentales o conductuales que está vivenciando. Es decir, el Self se siente o experimenta a sí mismo como agente causal de actos del pensar o motores, no siendo esto una conclusión reflexiva, sino una experimentación dada, evidente, pre-reflexiva y pre-judicativa. Implica la sensación de dominio en ese espacio que ocupa, contribuyendo a localizarse e identificarse como presencia en la experiencia vivida. Por otro lado, la noción de integridad hace mención de ese atributo, también pre-reflexivo y automático, por el cual la experiencia vivida no se presenta como fragmentada y desestructurada en componentes desconectados entre sí. Por ejemplo, la experiencia que tiene el SELF de si, del soporte representacional en el cual se ubica y se siente como presencia, ya sea el propio pensar, o su cuerpo, o sus actos intencionales, es integrada, no vivenciando a estos como fragmentos desasidos. Es decir, el SELF se experimenta holísticamente como una unidad, a pesar de estar constituido de diferentes componentes, no siendo tal vivencia una apropiación inferencial consciente. Ahora, es necesario atenerse al hecho mencionado de que toda experiencia vivida implica a los contenidos representados, las significaciones que se presentan como objeto de reflexión consciente, y, por otro lado, al soporte representacional que los genera. A los fines didácticos se apela a un señalamiento más directo, a sabiendas que muchas veces las simplificaciones conducen a imperfecciones. El soporte representacional debe ser entendido como un campo de componentes sometidos a operaciones internas que los vincula con significaciones, facilitando su emergencia, y viceversa. Si bien esta constituido de símbolos o representaciones, su esencia es el código relacional que vincula a estos con las significaciones, permitiendo acceder a la dimensión del sentido, y construir así, el objeto o contenido de la consciencia. Más concretamente, el soporte hace mención del proceso involucrado en la construcción del pensar en sí mismo, o del proceso que estructura el esquema corporal interior y permite referir a todo estimulo entrante a este modelo holístico prestablecido, o al propio proceso detrás de la actividad intencional, en donde los significados coagulados en una intención se vinculan con las formas motrices o comandos motores de un acto mental o conductual. De este modo, el soporte es el medio por el cual emergen y circulan las significaciones, los objetos de la consciencia 2 . Recapitulando, se puede sostener que el SELF experimenta a su propio experimentar con los atributos de auto-propiedad, integridad, y según los casos, de autocontrol, presentándose 2. Para comprender cabalmente esta modalidad del SELF, se apela al siguiente ejemplo. Si uno percibe un pájaro, lo ve y lo escucha, o piensa espontáneamente en su significado o lo interpreta como indicio de una tormenta por venir, o se emociona y accede a un recuerdo relacionado con un animal semejante en la infancia, o irrumpe la intención de tomar una cámara de foto para registrarlo; todo eso percibido, pensado, sentido, recordado o actuado, pertenece a uno mismo o es uno mismo quien controla algo de esa actividad. No importa que el contenido representado provenga de afuera del sujeto o de su interior, sino que este se da en un soporte representacional que automáticamente, tácitamente y sin reflexión consciente, se refiere al sí mismo, en tanto le pertenece a este, o es el agente de dicho accionar. Asimismo, ese soporte se experimenta como una unidad holística, donde los componentes que lo estructuran se presentan como ya integrados. Piénsese en el pensamiento interior, donde la intención, la forma motriz verbal reclutada y la forma sensorio verbal estimulada se dan concatenadas permitiendo la producción de una representación mental, una palabra, que vehiculiza un contenido, un significado. En este caso, el soporte representacional es fundamentalmente ese nexo entre el significado intencional y la forma o símbolo verbal, permitiendo que esta última trasporte al primero. En definitiva, debemos diferenciar el sustrato representacional, la representación y por otro, el contenido que representa, el significado, siendo ambos componentes de la experiencia vivida. El soporte, en tanto sustrato que posibilita la emergencia de todas las significaciones posibles en torno a un contenido mentado, se corresponde con el concepto de intencionalidad de la fenomenología, más específicamente la operante (23) (24). Mientras que el correlato neurocientífico, podría hallarse en las nociones de áreas transnodales que soportan el procesamiento selectivamente distribuido de la información, que defiende Marcel Mesulam (25). EDITORIAL SCIENS // 17

este sentir de modo evidente y pre-reflexivo en tanto producto emergente del proceso de estructuración del soporte representacional, escenario donde se ejecuta ese experimentar o vivencia. Este soporte consiste en aquellos procesos internos que estructuran el pensar, el percibir, el esquema corporal o el acto intencional, es decir el espacio interior en cuya jurisdicción el Self se halla y se siente presente, y en donde se proyectan los contenidos u objetos de la consciencia. Del soporte y las operaciones internas, además, no se tiene un conocimiento expreso mientras están representado contenidos, sino que en esta circunstancia nosotros somos conscientes y estamos inmersos en estos últimos entendidos como significaciones, objeto de nuestra consciencia como se mencionó 3 . Entonces, integrando lo que se mencionó hasta aquí, el sentido pre-reflexivo del Self se da en su experimentar, involucrando éste, tanto la topología representacional con sus operatorias internas, como los contenidos que se representan 4 . El soporte es corporal y mental, refiriéndose al proceso de estructuración del pensar, del percibir, del cuerpo, y del acto intencional, entre otros, inhiriendo a estos el carácter de lo íntimo, siendo vividos como lo propio por antonomasia (auto-propiedad) y sobre los cuales es posible el ejercicio de un control (agencia). Cabe agregar, que también estos soportes se experimentan como una unidad integrada, en donde los componentes que lo estructuran se presentan entreverados, no siendo esta condición un hallazgo a posteriori producto de inferencias conscientes. Estos soportes delimitan un espacio interior donde se da la existencia del ser (ipseidad, mismidad), siendo además su morada 5 . El Self se siente como presencia, localizado ahí en sus experiencias vividas, las cuales son mediatizadas y se hallan enraizadas en los soportes representacionales mencionados. Este soporte termina siendo el punto de anclaje que inaugura la perspectiva en primera persona 6 , desde donde el Self se arroja al mundo y hacia donde el mundo se le muestra. Por otro lado, está la experiencia del SELF reflexiva, explicita, y objetivada. Aquí se accede al conocimiento del SELF de manera expresa, fruto de una reflexión inferencial, deductiva o inductiva, donde este se muestra como objeto y foco de la consciencia. Dentro de este nivel podemos decir que la ipseidad se tematiza, se personaliza, interviniendo el procesamiento cognitivo superior por el cual el SELF puede tenerse por objeto de análisis, emitir juicios sobre su persona, ya sea de propiedad o de autoría (auto-propiedad y agencialidad reflexivas o judicativas), para lo cual es necesario que intervenga el denominado SELF-narrativo (20). El concepto de SELF narrativo, es entendido por el filósofo de la mente Daniel Dennett como un relato construido en el tiempo, en donde se enhebran las experiencias auto-noéticas vividas, permitiendo un sentido de continuidad histórica de esos acontecimientos. En esa narrativa autobiográfica, es donde el SELF encuentra su identidad, en tanto identificación en el presente en referencia a una historia y a un proyecto futuro imaginado. Se trata de un SELF que trasciende el instante y se enmarca en una personalidad histórica, al localizarse como coordenada dentro del continuum de sentido existencial. Se opone a ese SELF vacío de personalidad, como lo señala el filósofo Galen Strawson (20), que implica esa presencia que habita el instante, contenida en la definición de ipseidad. Para Dennett, este SELF narrativo es producto del lenguaje, del hecho de que somos hablados por un otro y que, a través de este canal, se acceden a los formatos narrativos autobiográficos colectivos, propios de una cultura y una época sumado a cierta estructura invariable contenida en estos, que luego el sujeto utilizará para construir su identidad. A la afirmación anterior de Dennett, debe agregársele el sentido de que, en realidad, el Self es más bien apresado en esta trama de lenguaje, ya que le impone condicionamientos para ser, y al usarla construye y es construida su ficción identitaria. De lo expuesto hasta ahora se comprende como la experiencia del SELF reflexivo, es declarativa en tanto pasible de ser articulada lingüísticamente, en cambio la experiencia pre-reflexiva del SELF, es más del orden del sentir una presencia que se cimienta en procesos más primarios, del orden procedural, emocional y perceptual, integrados. El cuadro 1 registra lo esencial de estos últimos párrafos. En resumen, el soporte representacional mental y corporal es el escenario que aloja al SELF, permitiéndole que se sumerja en un mar de significaciones pasibles de ser adoptadas tanto por el mundo externo como por el SELF mismo, cuando se tienen por objeto de la conciencia. Este soporte se le presenta al SELF tácitamente, sentido de manera inmediata y directa, mas no conscientemente inferido, y en donde sus cualidades fundamentales se transfieren a la experiencia que 3. Cabe aclarar que sí, es posible que seamos conscientes del soporte, solo que, en este caso, lo estamos en cuanto este se presenta como objeto de reflexión a la consciencia. En esta circunstancia, la atención se dirige sobre el propio proceso de pensar, o sobre el registro de nuestro cuerpo, dándose a conocer los mismos de manera objetiva y explícita, y, por ende, este registro no se trataría de ese nivel del Self pre-reflexivo que se está discutiendo. 4. Estos contenidos implican al conjunto de las significaciones posibles y habituales que se fueron entretejiendo en la experiencia vivida, a lo largo del tiempo. 5. Es interesante mencionar como el atributo estructural de la auto-propiedad, es decir la atribución automática de propiedad del SELF que se aplica a su medio intimo o soporte representacional, y al que la agencialidad también contribuye, es a su vez la propiedad de éste, entendida como lugar o morada desde donde se posiciona inaugurando la perspectiva en 1ª persona, posición subjetiva o de la noesis de la vivencia. 6. O perspectiva subjetiva. Para comprender más cabalmente a esta, se debe partir de que la cualidad de agencia y auto-propiedad es estructural y por ende estructurante de la posición subjetiva de la vivencia, permitiendo un punto desde donde se instaura esta perspectiva en primera persona y se ubica el sujeto de la vivencia, la posición desde donde vive al mundo y este le opone sus objetos. 18 // EDITORIAL SCIENS

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015