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37 - P Forcada - Marzo 2017

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Endotelio y prevención cardiovascular: de la célula a la prevención integral del paciente

37 - P Forcada - Marzo

Fecha de recepción: 15 de diciembre de 2016 // Fecha de aceptación: 10 de enero de 2017 Endotelio y prevención cardiovascular: de la célula a la prevención integral del paciente Dr. Pedro Forcada Doctor en Medicina. Médico Cardiólogo. Especialista en Hipertensión Arterial. Médico del Instituto de Investigaciones Cardiológicas de la Facultad de Medicina de la UBA. Jefe del Laboratorio Vascular No Invasivo DIM Prevención Cardiovascular y Cardiorenales. Buenos Aires. Argentina. Dirección de correspondencia: El Refrán 3281. CABA (1437). Argentina E-mail:pforcada@gmail.com Resumen Desde el 1600 con el desarrollo de la microscopía y la posibilidad de estudiar más en detalle la microcirculación y la estructura de la pared arterial, se comienza a profundizar sobre el endotelio. Para mediados de 1900, ya se había establecido que era algo más que una barrera estática entre la luz y la pared vascular estableciéndose que es un filtro selectivo y complejo. Progresivamente y dos premios Nobel por medio, se describen múltiples funciones relacionadas con la estructura y función vascular, la inmunidad y la coagulación, determinándose que es el órgano neuroendocrino más grande y más extenso del organismo y muchas de sus funciones, se siguen investigando y descubriendo aun hoy. La célula endotelial es un transductor polimodal bifásico, capaz de procesar un sinnúmero de estímulos y determinar diferentes tipos de respuestas según la situación local y sistémica y, a su vez, pueden diferir, según la célula este sana o enferma. Su posición estratégica en la pared vascular, entre la luz y la pared, su tremenda capacidad de procesamiento y amplificación y los procesos claves en que interviene, hace del endotelio un protagonista principal en todas y cada una de las etapas del continuo cardiovascular. La función endotelial fue extensamente estudiada en infinidad de modelos de la ciencia básica, lo que resultó en definir con precisión su funcionamiento, para diseñar métodos de medición en la investigación y práctica clínicas. Una numerosa cantidad de métodos, especialmente el ultrasonido y el doppler permiten evaluar el funcionamiento de las células endoteliales en diferentes territorios, con variada complejidad pero mayormente en forma sencilla, para cumplir con el objetivo de evaluar un marcador surrogado de enfermedad vascular temprana. La extrema sensibilidad de la función endotelial a las condiciones clínicas y variables del paciente (tan sencillo como sexo y edad) probablemente generan más dificultades que la medición en sí y en un futuro próximo, probablemente, se integre al panel de evaluación de riesgo cardiovascular en prevención primordial y primaria. Por lo descripto anteriormente, el endotelio conforma un magnífico blanco terapéutico y hasta la fecha hay una abundante cantidad de evidencia de intervenciones no farmacológicas dirigidas a los factores de riesgo (dieta cardiovascular saludable, dejar de fumar, bajar de peso y ejercicio) y farmacológicas, con drogas cardiovasculares y no cardiovasculares, que pueden restaurar la función endotelial cuando está alterada o valerse del endotelio, para alcanzar gran parte de sus efectos terapéuticos o sumar efectos beneficiosos adicionales. Palabras clave Endotelio – Función Endotelial – Prevención Cardiovascular – Evaluación Perspectiva histórica y homenaje a los investigadores del endotelio El estudio de la ultraestructura arterial y en particular del endotelio está íntimamente ligado al desarrollo de la microscopia a mediados del 1600. M. Malpighi (1628-1694), estudiando preparados animales describió conexiones finas como cabellos entre las arteriolas y las vénulas y por ello las denominó “capilares”. Ulteriormente, tanto W. Harvey (1578-1658) en “De Motu Cordis”, como J.L. Pouseuille (1799-1869) intuían que había un sistema microvascular que permitía que la sangre pasara de izquierda a derecha y definían en forma abstracta la “microcirculación” (1). A comienzos del siglo XX ya se describía la estructura arterial en tres capas con el endotelio, la media muscular y la adventicia, al menos en grandes vasos. A fines de 1960 H. Florey (1898-1968), que trabajaba con Fleming en estudios de microbiología y descubrieron la penicilina y por ello ganaron el premio Nobel, estaba enfocado principalmente en el estudio de las arterias y escribió: ”el endotelio es algo más que una capa de celofán nucleado” intuyendo que esas células tenían más funciones que la de simple barrera entre la luz y la pared vascular por lo que había observado en una vida dedicada al estudio de las arterias y como algunas sustancias pasaban de la luz a la pared vascular, unas a través y otras entre las uniones de las células endoteliales (2) (Figura 1). En las dos décadas siguientes un impresionante número de investigadores se lanzaría a entender los “factores derivados del endotelio” que modulaban la vasomoción, el remodelamiento de la pared y los procesos hemostáticos e inmunológicos, y el papel central del endotelio en los mismos (Figuras 2 y 3). Esta investigación incluyó dos premios Nobel, uno por la prostaciclina (1970) y otro por el óxido nítrico (1988), este último considerado la molécula del año en 1992 por Science, Forcada Pedro. “Endotelio y prevención cardiovascular: de la célula a la prevención integral del paciente”. Farmacología Cardiovascular 2017;37:4-10 4 | Editorial Sciens

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