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79 - RJM Rocabado Vargas - Abril 2013

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Asociación entre inhibidores de recaptación de serotonina y otros antidepresivos

Dr. Ricky José Mauricio

Dr. Ricky José Mauricio Rocabado Vargas Palabras clave ISRS – Depresión mayor – Adultos mayores – Síndrome metabólico. Keywords SSRI – Major Depressive Disorder – Elderly Adults – Metabolic Syndrome. 10 // EDITORIAL SCIENS presencia de síndrome metabólico en adultos mayores con trastorno depresivo mayor. Objetivos específicos: • Conocer la prevalencia del síndrome metabólico en pacientes con tratamiento antidepresivo que acuden a clínica de Psicogeriatría del INPRFM de México. Resultados: cambio para ISRS McNemar=0.100, p=0.752 Cambio para No ISRS McNemar=0.067, p=0.683 Conclusión: se encontró una mayor asociación para No ISRS y síndrome metabólico. Estos resultados son similares a reportes previos. El tratamiento con ISRS es una buena elección para tratar el trastorno depresivo en el AM. El cual ya cuenta con alto riesgo de desarrollar enfermedades crónico-degenerativas. El presente estudio tiene serias implicaciones éticas y metodológicas, ya que muchas de las variables requieren de tratamiento al momento de su detección. Abstract Introduction: Mental health problems acquire particular significance during ageing. Depression is one of the main geriatric syndromes. It is a chronic or recurrent suffering which has devastating consequences in the elderly adult (EA). Depression is a common, worldwide psychiatric disorder in EA. This disorder is usually not diagnosed and depressed EA do not frequently receive treatment or receive a bad treatment. The Public Health Institute of Mexico has found a prevalence of up to 41.3-56.8% in the homes of EA located in the interior of the country. The long-term treatment with antidepressants consolidates the improvement in the acute phase of the treatment and avoids relapses and recurrences. There is increasing evidence that the secondary effects of antidepressants can limit the quality of life and the social functioning of patients, and affect other areas of their health and reduce the adherence to treatment. Selective serotonin reuptake inhibitors (SSRI) and atypical or dual antidepressants (venlafaxine, bupropion and nefazodone) prove to be superior both in the short-term as well as in the long-term in terms of tolerance in comparison with tricyclic antidepressants. The National Institute of Health and Clinical Excellence in its clinical practice guide on the treatment of depressive disorder recommends that SSRIs should be the first line option when pharmacological antidepressant treatment is needed. There is evidence that treatment with antidepressants is associated to the presence of metabolic syndrome, increasing the morbidity and mortality in this age group, which is already affected by a higher prevalence of chronic, degenerative diseases. There are different work groups that have proposed different criteria for the diagnosis of metabolic syndrome, the most commonly used are: WHO and NCEP-ATPIII) It is important to determine which antidepressant is associated to a lesser extent to the presence of metabolic syndrome in EA in our medium. Population • Inclusion Criteria Patients older than 60 years-old Moderate or severe major depressive disorder Anti-depression treatment SSRI Other non-SSRI antidepressants Patients with a full record With at least two laboratory exams, with a period longer than 6 months between them, with the following determinations: Blood glucose Triglycerides HDL • Exclusion Criteria Mild major depressive disorder given that it does not require an initiation of pharmacological treatment. Patients who received treatment with two or more antidepressants. Patients with prior or simultaneous use of antipsychotic due to an association with metabolic treatment • The total number of the sample was N=46 General objective • Identify whether the use of SSRI is associated to a less degree than other antidepressants to the presence of metabolic syndrome in elderly adults with major depressive disorder. Specific objectives • To know the prevalence of metabolic syndrome in patients with anti-depressive syndrome that attend the Psychogeriatric Clinic of INPRFM, Mexico. Results: Change for SSRI McNemar=0.100, p=0.752 Change for Non-SSRI McNemar=0.067, p=0.683 Conclusion: A higher association was found for Non-SSRI and metabolic syndrome. These results are similar to previous reports. Treatment with SSRIs is a good choice to treat depressive disorder in EA. Which already has a high risk of developing chronic, degenerative diseases. This study has serious ethical and methodological implications, since many of the variables require treatment at the time of detection. Rocabado Vargas, Ricky José Mauricio. “Asociación entre inhibidores de recaptación de serotonina y otros antidepresivos como tratamientos de trastorno depresivo mayor en adultos mayores y sindrome metabólico”. Psicofarmacología 2013;79:9-22. Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista Psicofarmacología en sciens.com.ar

Psicofarmacología 13:79, Abril 2013 I. Marco teórico a) Depresión en el adulto mayor Los problemas de salud mental adquieren una importancia particular durante el envejecimiento. La depresión es uno de los principales síndromes geriátricos. Es un padecimiento crónico o recurrente que tiene consecuencias devastadoras en el adulto mayor. La depresión es un desorden psiquiátrico común en ancianos en todo el mundo. Este desorden a menudo no es diagnosticado y los ancianos deprimidos frecuentemente no reciben tratamiento o son mal tratados. Además, los ancianos con síntomas depresivos están en mayor riesgo de una declinación física subsiguiente. Los ancianos de México no escapan a esta enfermedad, sin embargo, hay una escasez de reportes epidemiológicos sobre la depresión en ancianos de México. En la década de los 90, se hablaba de una prevalencia del trastorno depresivo mayor en la población general de adultos mayores de entre el 15-25 %. Sin embargo, la prevalencia es diferente según la metodología y la población de referencia utilizada, pero puede ser del 10 al 27 %. En Estados Unidos, la depresión genera un gasto anual de 43 mil millones de dólares y los ancianos deprimidos parecen tener una mayor susceptibilidad para las enfermedades crónicas y el deterioro funcional. En estudios más recientes realizados por el Instituto de Salud Pública de México se ha encontrado, como ejemplo, una prevalencia de hasta 41.3-56.8 % en poblaciones de adultos mayores de 65 años de comunidades del estado de Durango que habitan en hogares para ancianos. Estas cifras se equiparan a la prevalencia de depresión en ancianos de países desarrollados, independientemente del lugar de habitación. Las manifestaciones de la depresión en el anciano son fluctuantes y los síntomas somáticos tales como la fatiga, el insomnio y la anorexia predominan pero con poca especificidad ya que muchos adultos mayores, sin depresión, los pueden presentar. La detección temprana es deseable siempre y cuando los instrumentos usados para ello sean válidos y confiables. Una mejor comprensión de este problema permitirá un diagnóstico temprano tanto de las formas típicas como atípicas de depresión y un tratamiento oportuno. b) Tratamiento antidepresivo b.1. Antidepresivos tricíclicos vs. ISRS en el tratamiento del T. depresivo en adultos mayores Como ya se ha descrito, el trastorno depresivo es muy prevalente en la población general de adultos mayores. El tratamiento a largo plazo con antidepresivos consolida la mejora obtenida en la fase aguda del tratamiento y evita las recaídas y recurrencias. Existe una creciente evidencia de que los efectos secundarios del antidepresivo puede limitar la calidad de vida y el funcionamiento social de los pacientes, así como afectar otros rubros de su salud y mermar la adherencia al tratamiento. La mayoría de los estudios sobre el tratamiento antidepresivo se han centrado en la tolerabilidad a corto plazo, haciendo caso omiso tanto de los efectos secundarios de inicio precoz como de los efectos secundarios de aparición tardía que se presentan durante el tratamiento a largo plazo. Sin embargo, estos efectos secundarios que se presentan a largo plazo pueden tener un impacto dramático en los resultados del paciente y la adherencia al tratamiento. Hafliger y Zinder en los años 40 sintetizaron una serie de compuestos para fines antihistamínicos, sedantes, analgésicos y antiparkinsonianos. Como ejemplo, imipramina, compuesto similar a las fenotiazinas. En 1958, Kuhn encontró que imipramina tenía propiedades antidepresivas. De esta manera nacen los antidepresivos triciclícos (ATC), fármacos que son capaces de disminuir la recaptura de aminas endógenas aumentando su concentración en el espacio sináptico. La mayoría de los ATC inhiben la recaptura de norepinefrina, serotonina y en menor medida, dopamina. A la vez, bloquean otros receptores como los muscarínicos, histamínicos H1 y receptores alfa-adrenérgicos, esta acción poco selectiva es la culpable de la mayoría de los efectos adversos de este tipo de fármacos. Los efectos adversos más comunes se deben a acción anticolinérgica: constipación, sequedad bucal, retención urinaria, visión borrosa y taquicardia. Estos efectos son en función de la dosis y son de más alta frecuencia en pacientes ancianos. A nivel central puede aparecer el llamado síndrome colinérgico que produce desorientación, delirium y alucinaciones, este cuadro es también muy frecuente en pacientes de tercera edad y en personas predispuestas (administración concomitante de anticolinérgicos). La gran mayoría de los ATC pueden producir hipotensión ortostática, palpitaciones, retrasos en la conducción y la taquicardia. El efecto más frecuente es la alteración del ECG, consistente con una prolongación del intervalo PR y del intervalo QRS. Debido a este efecto, no se recomienda administrarlos a pacientes con bloqueo de rama preexistentes. Existe una tendencia a señalar que el uso de los ATC, produce un aumento de 2 veces el riesgo de infarto del miocardio en pacientes con hipertensión, una anterior historia de IAM o enfermedad cardiovascular concomitante a la administración de los ATC. Es de destacar la aparición de temblores, retardos en las funciones cognitivas y crisis convulsivas. Pueden inducir crisis convulsivas, ya que bajan el umbral necesario para que tenga lugar la descarga eléctrica cerebral. Este efecto se presenta a dosis superiores a 150 mg, para casi todos los ATC y es más importante con clomipramina. Si el paciente presenta antecedentes de predisposición para sufrir crisis convulsivas, es preferible evitarlos. Se han reportado reacciones adversas extrapiramidales de mayor incidencia en el anciano, donde se suman otros factores como alteraciones en los sistemas de transmisión central, que gatillan una mayor sensibilidad a los efectos adversos de las drogas psicotrópicas. Los ATC inducen sedación, la que puede ser benéfica (en casos de insomnio) o indeseable, dependiendo del paciente tratado. Finalmente, se describen efectos metabólicos, que son los que interesan mayormente para el presente trabajo: destacan el aumento de peso y el exceso de sudoración. El aumento de EDITORIAL SCIENS // 11

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