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8 - L Allegro - Marzo de 2010

Columna de Ética. La cura, ¿puede ser una experiencia enriquecedora? La experiencia emocional terapéutica

8 - L Allegro - Marzo de

farmacología cardiovascular 8 | Marzo de 2010 Columna de Ética Prof. Dr. Luis Allegro Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina, AMA. Miembro del Consejo Académico de Ética en Medicina, Academia Nacional de Medicina. Ex Profesor Titular de Psicopatología y Psiquiatría, Universidad de Rosario. Full Member of the International Psychoanalytic Association. La cura, ¿puede ser una experiencia enriquecedora? La experiencia emocional terapéutica Un caso clínico Un paciente mío tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica de riesgo: un “by-pass” cardíaco. Había un estrechamiento en las arterias coronarias. Se había realizado un estudio exhaustivo y el resultado había sido categórico. No había dudas. Había que operar con urgencia pues las obstrucciones arteriales eran altas y el riesgo de muerte súbita, también lo era. Mi paciente sabía que ésta era una experiencia crucial en su vida… quizás la más importante. Pero el equipo médico le permitió enfrentarla en muy buenas condiciones y pudo hacerlo con optimismo y entusiasmo. Todo significó una experiencia de cinco días sumamente enriquecedora. La experiencia emocional correctiva En psicoanálisis se conoce lo que es la “experiencia emocional correctiva”. Franz Alexander, de la Escuela Psicoanalítica de Chicago (Alexander, Franz y French, Thomas M.: Terapéutica psicoanalítica, Paidos, Buenos Aires, 1957, p.73) estudia a fondo los efectos terapéuticos de la experiencia emocional cuando ella se realiza en forma graduada y controlada en un tratamiento psicoanalítico. El ejemplo de los Los miserables de Víctor Hugo Alexander expone en su libro como ejemplo una experiencia emocional correctiva que Víctor Hugo describe en Los miserables. Dice que Víctor Hugo, en su descripción de la conversión de Jean Valjean, se adelantó al principio fundamental de la psicoterapia que es “buscar un cambio profundo en la personalidad”. Jean Valjean era un ex convicto en quien se produjo “un cambio dramático debido a la abrumadora e inesperada bondad del obispo” a quien le estaba tratando de robar y que reaccionó con una infinita bondad perdonándolo. Refiere Alexander: “Valjean encuentra al pequeño Gervais tocando la gaita en el camino. Cuando la moneda de dos francos del niño cae al suelo, el ex convicto pone su pie sobre ella y se niega a devolvérsela. Aunque el niño llora por eso y ruega desesperadamente, Valjean permanece incólume. En un estado mental de parálisis y de total confusión, es incapaz de quitar su pie de encima de la moneda. Sólo después de partir Gervais, desesperado, despierta Valjean de su estupor. Corre tras el niño en un frenético esfuerzo de enmendar su mala acción, pero sin poder encontrarle. Ese es el comienzo de su conversión”. Hugo escribe: “sintió en forma indistinta que el perdón del sacerdote era el asalto más formidable que le hubiese conmovido hasta entonces; que si resistía a tamaña clemencia, su endurecimiento sería permanente; y que si, porque el contrario, ahora sería, debería renunciar él a ese odio con el que los actos de otros hombres habían llenado su alma durante tantos años, y que le complacía; que en esa ocasión debía conquistar o darse por vencido; y que una lucha, una lucha colosal y final, se había iniciado entre su maldad y la bondad de ese hombre. Algo que ni siquiera sospechaba es seguro, sin embargo: él ya no era el mismo hombre; todo estaba cambiado en él”. Jean Valjean no sabía por qué robaba al niño pero pensó con toda claridad que “si a partir de ese momento no era el mejor de los hombres, sería el peor; que ahora debía ascender más alto que el obispo o hundirse más hondo que el esclavo de las galeras; que si deseaba ser bueno debía llegar a ser un ángel y si deseaba seguir siendo malvado debía llegar a convertirse en un monstruo”. La descripción de la escena con el niño Gervais –en la que Valjean es alguien que aprendió a ser cruel para poder vivir en un mundo cruel– y el contraste formidable con la bondad del obispo que le da la mano y lo perdona –en el mismo momento en que le está robando–. Esto permite comprender la metamorfosis emocional experimentada por Valjean que le produjo el cambio de la maldad a la bondad. Tratamiento y trauma: analogía entre el episodio “Valjean” y el caso quirúrgico Todo tratamiento es traumático y suele constituir un ataque si no se lo administra con pericia. En el caso de mi paciente, la cirugía cardíaca fue, por lo traumática, un franco ataque al cuerpo y a la psiquis. El paciente sufrió un ataque en el que fue violada la intimidad corporal. Se puede efectuar una buena comparación entre todo tratamiento –y más en el quirúrgico– y el episodio descripto por Victor Hugo y estudiado por Franz Alexander como modelo de una “experiencia emocional correctiva”. El choque emocional experimentado por Valjean por el fuerte contraste entre la bondad del obispo y la maldad del medio en el que se había criado, es fácilmente comparable con el traumatismo experimentado por el cuerpo que es invadido, aunque es preciso reconocer que la excelencia de los medios anestésicos y los cuidados biológicos logrados por la ciencia médica han morigerado enormemente la calidad traumática de todo tratamiento y más en el caso del trauma quirúrgico. Hoy podemos decir con mucha claridad que todo tratamiento deja el saldo de la experiencia vivida. Es muy importante que esa experiencia sea enriquecedora. Editorial Sciens | 7

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