Views
4 years ago

85 - AB Romeo - Abril 2014

  • Text
  • Romeo
  • Pain
  • Vida
  • Antidepresivo
  • Dolorosa
  • Cancroalgia
  • Oncologico
  • Depresion
  • Cancer
  • Psico
  • Valores
  • Calidad
  • Depresivos
  • Depresivo
  • Trastornos
  • Tratamiento
  • Intensidad
  • Antidepresivos
  • Pacientes
  • Dolor
Depresión en pacientes con dolor oncológico

Dra. Adriana Beatriz

Dra. Adriana Beatriz Romeo Introducción La palabra cáncer derivada del griego karkinos (cangrejo) y fue el nombre utilizado por Hipócrates (entre años 440 y 320 a. de C.) para designar a una enfermedad que se manifestaba por tumores diversos, consunción y muerte. Hoy día, abarca a un conjunto de poco más de 180 padecimientos distintos, de los cuales menos de medio centenar resultan prevalentes. Su característica común es la proliferación autónoma e irrestricta de una extirpe celular, que crece localmente, invade los tejidos aledaños, se disemina ampliamente a través de los sistemas circulatorio y linfático por todo el cuerpo. Esta proliferación celular, además de las consecuencias de su crecimiento y localización, acarrea trastornos metabólicos, nutricionales e inmunológicos capaces de conducir a la muerte del paciente. Su resultado fatal se puede producir en un tiempo clínicamente corto, de algunos meses luego de una evolución asintomática, aparentando una enfermedad aguda, o llegar a prolongarse durante algunos años asemejándose a un padecimiento crónico (Romeo, 2011). La presencia de una neoplasia localizada o diseminada no suele ser causa de dolor por sí misma; sin embargo, a lo largo de la evolución de la enfermedad, es posible que la mayoría de los pacientes llegue a padecerlo con una intensidad que puede variar desde leve hasta insoportable, ser de corta o larga duración y deberse a un gran número de motivos directamente relacionados con su crecimiento y el de las metástasis, o por los procedimientos diagnósticos, terapéuticos, secuelas o complicaciones evolutivas. El estudio incluyó únicamente a los pacientes que padecían dolor oncológico específico, el que se denominó cancroalgia, y es el provocado por la acción local distorsiva e infiltrante del crecimiento directo del tumor primario y las metástasis que activan los receptores presentes en los tejidos comprometidos. Varios estudios señalan que los síntomas depresivos en pacientes oncológicos se presentan con una frecuencia de 25 a 30 %. Aumentan al 77 % ante el progreso, la recidiva de la enfermedad o cuando aparece el dolor (Katon, Sullivan 1990), (Derogatis, 1991), (Holland, 1998), (Vidal y Benito, 2008). Es importante destacar que las distintas y prolongadas situaciones de estrés que vivencia el paciente con cáncer a consecuencia de su diagnóstico, durante los tratamientos, los estudios y controles, períodos de recaídas, descubrimiento de metástasis o aparición de dolor, con frecuencia se asocian con trastornos depresivos. La aparición inesperada de dolor despierta el recuerdo de la enfermedad oncológica que padece, surge el miedo a su progresión y la pérdida de la autonomía, estos temores pueden ser causa de exacerbación de la percepción dolorosa y de alteraciones en el estado de ánimo Con respecto a la definición de dolor, la palabra abarca un gran número de significados que, históricamente, no han producido uniformidad de criterios semánticos, siendo difícil llegar a una conclusión consensuada al respecto. La comunidad científica ha realizado esfuerzos para ponerse de acuerdo, solo a partir de 1979, con la creación de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) que lo define como: “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con un daño tisular, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño”. La intensidad del dolor, en general, guarda proporción con la de la noxa causante, sin embargo, parece depender considerablemente de la vivencia dolorosa que es siempre subjetiva y se caracteriza por ser diferente para cada persona. La percepción no depende solo del daño corporal e intervienen varios otros factores: las características de la personalidad, la historia personal, las vivencias de situaciones traumáticas infantiles, los estados emocionales, la influencia de los valores, la contención social especialmente la familiar, las creencias y la cultura. Las manifestaciones somáticas de los trastornos depresivos se expresan por un conjunto de síntomas tales como: anorexia, adelgazamiento, insomnio, apatía, dificultades en la concentración, imposibilidades físicas con impotencia que obligan a la inactividad disfuncional y conducen a un dolorimiento generalizado, sentimientos de desesperanza, inutilidad, disminución de la autoestima y retraimiento, que llevan a aislarse del medio familiar, laboral y social (Romeo, Di Pretoro, 2008). Los pacientes afectados de cáncer suelen expresar, durante el transcurso progresivo de su enfermedad, síntomas similares a los anteriores, con los que se confunden por su tinte depresivo. Para mayor complicación el padecimiento de dolor se suele acompañar de las mismas manifestaciones, en especial si es intenso y prolongado. La intercurrencia de dolor y trastorno depresivo en el curso de la evolución de los tumores malignos complica su control, dificulta el tratamiento y seguimiento, deteriora profundamente su calidad de vida y ensombrece el pronóstico. Por dichos motivos los objetivos propuestos para este trabajo fueron establecer si el control farmacológico de la depresión tenía algún efecto útil sobre el dolor neoplásico y lograba mejorar la calidad de vida. En consecuencia, resultaba imprescindible establecer previamente, a) un diagnóstico claro de cancroalgia, b) poder lograr diagnosticar con precisión los estados depresivos (y por ello tratamos de establecer si, como aparece en la bibliografía, los niveles de cortisol tienen valor como posible marcador clínico) y c) desarrollar un diagnóstico diferencial de los síntomas somáticos comunes a los tres padecimientos. Trabajo de investigación Se planificó un estudio en el campo clínico neuropsiquiátrico, de carácter prospectivo, longitudinal y observacional sobre una población representativa de pacientes con dolor de origen oncológico y trastornos depresivos concomitantes. 8 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 14:85, Abril 2014 Cada paciente fue estudiado, observado y seguido durante un mínimo de cuatro meses. Material seleccionado Se seleccionaron y siguieron en su evolución un amplio grupo de pacientes con estrictos criterios de ajuste a presencia de dolor oncológico y trastornos depresivos asistidos por primera vez desde el 1 de junio de 2008 hasta el 31 mayo de 2011, pertenecientes a los servicio de psicopatología del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo” (UBA), y en los consultorios de salud mental y hospitales de día de los centros oncológicos privados “Lucen” y “Code”. Metodología de estudio 1) La entrevista se caracterizó por ser individual privada y semiestructurada. 2) Se diagnosticó la presencia de trastorno depresivo según los criterios de la clasificación de las enfermedades mentales del DSM IV-TR. 3) Se evaluó la intensidad de la depresión por medio del inventario de depresión de Beck (BDI), tomados antes de tratamiento y a los tres meses de realizar adecuadamente el mismo. 4) Se cuantificó la intensidad del dolor por medio de interrogatorio con repuestas libres (RL), de las escalas verbal (EV), numérica (EN) y visual analógica (EVA), antes del tratamiento y a los tres meses. 5) Se caracterizó el origen del dolor a través de su mecanismo fisiopatológico y del cuestionario de evaluación del dolor de Mc Gill. 6) Algunas escalas debieron ser modificadas luego de su análisis y confrontación clínica, para adecuarlas a un ajuste más preciso de la conversión cualitativo-cuantitativa del dolor y de la depresión que facilitara su tratamiento estadístico. 7) Se tomaron las muestras de saliva para la medición de los niveles del cortisol. 8) Se separó a los pacientes en tres grupos terapéuticos según la información del tipo de tratamiento recibido inicialmente. 9) Los pacientes fueron seguidos durante tres meses, al final de los cuales se recabó información de la intensidad del dolor y de la depresión. 10) Se tomaron nuevas muestras de saliva para su comparación con los valores iniciales. 11) Al final del período de seguimiento se realizó una reunión de consulta con el médico de cabecera y los parientes o convivientes, para analizar los resultados obtenidos sobre la calidad de la sobrevida. Criterios de inclusión 1) Fueron admitidos pacientes de ambos sexos, mayores de 18 años con neoplasias sólidas, sarcomas y linfomas. 2) Con dolor persistente originado específicamente por la localización, el crecimiento infiltrativo o compresivo de la neoplasia, o sus metástasis. 3) Debían encontrarse en un estado clínico que permitiera esperar una sobrevida mayor de tres meses al momento de su ingreso. 4) Estar clínicamente libres de infecciones, complicaciones de sus neoplasias, enfermedades intercurrentes capaces de provocar dolor. Criterios de exclusión 1) Pacientes oncológicos con dolor por tumores oclusivos (del tubo digestivo, vías hepatobiliares, vías urinarias u otras), dado que su tratamiento específico es la desobstrucción quirúrgica. 2) Con dolor producido por otras causas no directamente debidas al crecimiento de la neoplasia. 3) Los que estuvieran bajo tratamiento con corticoides. 4) Los que padecieran de hipotiroidismo. 5) Con padecimientos neuropsiquiátricos asociados que interfirieran en la relación médico-paciente, en la comprensión de la situación o con incapacidad de recibir las medicaciones indicadas. Análisis bioestadístico Las calificaciones cualitativas de intensidades del dolor y de los trastornos depresivos que se recogieron pertenecen a la categoría de variables categóricas ordinales, razón por la cual, para su tratamiento bioestadístico se utilizó la prueba U de Mann-Whitney (se trata de una versión no paramétrica de la más conocida prueba T de Student, propuesta por F. Wilcoxon en 1945 para muestras de igual tamaño, y extendida a muestras de tamaño arbitrario por H. B. Mamm y D. R. Whitney en 1947), ensayo que permitió comparar las medianas de variables que pueden organizarse en categorías que no toman valores numéricos. En esta prueba, de rechazar la hipótesis nula: “las medianas de las dos variables son iguales”, permite calcular la existencia de diferencias entre las medianas de ambas poblaciones. Material incorporado al estudio Se incorporaron al análisis 104 pacientes que respondían a los parámetros de inclusión y completaron los requisitos planificados en el trabajo, de los cuales 43 eran de sexo masculino y 61 de sexo femenino. Distribución de la población De acuerdo con sus antecedentes y planes terapéuticos se agruparon en: Grupo I: 50 p. habían iniciado tratamiento analgésico, con plan adecuado, poco antes de la consulta psiquiátrica, Indicación: continuaron solo con analgesia (Se puede considerar como Grupo control: 48,07 %). Grupo II: 15 p. recibían medicación antidepresiva recetada por sus médicos tratantes previamente a la aparición de la cancroalgia. Indicación: corrigieron la dosificación o modificaron la medicación y recibieron analgesia adecuada: 14,42 %. Grupo III: 39 p. ingresaron libres de tratamiento. Indicación: tratamiento antidepresivo adecuado al trastorno diagnosticado y plan de analgesia combinados: 37,5 %. EDITORIAL SCIENS // 9

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015