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AAP Forense 39 - Octubre 2018

Revista de Psiquiatría forense, sexología y praxis.

Clellan, 1997; Messina y

Clellan, 1997; Messina y col., 2007) y de abuso físico (Departamento de Justicia de los Estados Unidos, 1999; Messina y col., 2007) en comparación con los hombres. En la población masculina se halló mayor disfuncionalidad de contexto familiar: miembro de la familia encarcelado y padres con problemas de consumo de sustancias (Messina y col., 2007), testigo de violencia hacia otro y traumas naturales (Komarovskaya y col., 2011). En relación con la existencia de sujetos con padecimientos mentales privados de su libertad, existen datos por demás elocuentes. Numerosas investigaciones han demostrado una alta prevalencia de trastornos psiquiátricos, y ubicaron los trastornos de personalidad, los trastornos por consumo de sustancias y del estado de ánimo, como los más prevalentes (Drapalski y col., 2009; Driessen y col., 2006; Mundt, Alvarado, Fritsch y col., 2013; Pondé y Freire, 2011). Varios estudios han demostrado que la forma en que el abuso infantil influye en la estructuración psíquica y en el desencadenamiento de enfermedades mentales, depende en gran medida del tipo específico de abuso, del período de exposición y de la edad del niño. Algunos estudios encontraron que la exposición a un tipo específico de maltrato durante una etapa especifica del desarrollo constituye un mejor predictor para variables psicopatológicas que las medidas totales de exposición, como la gravedad, la duración o la multiplicidad (Andersen y col., 2008; Choi y col., 2012; Heim y col., 2013; Lysaker y col. 2004, Schalinski & Teicher, 2015; Schalinski y col., 2016) tanto en la población general como en los pacientes con trastorno mentales graves (Alvarez y col., 2012; Schenkel y col., 2015) y en sujetos privados de su libertad (Jonhson y col., 1999; Dragis y col., 2017). Los objetivos de la investigación fueron: 1. Determinar la prevalencia de experiencias adversas padecidas durante la infancia en una población femenina y masculina privada de su libertad. 2. Determinar la prevalencia de cada subtipo de experiencia traumática padecida. 3. Determinar si existe una relación estadísticamente significativa entre los distintos tipos de eventos adversos infantiles y las variables criminológicas (tipo de delito, reincidencia, cantidad de delitos y delitos violentos) y/o las variables clínicas (consumo de sustancias y diagnósticos psiquiátricos). 4. Comparar los datos obtenidos según género. Nuestra hipótesis plantea que determinados padecimientos mentales y conductas criminales están relacionados con la presencia de eventos traumáticos infantiles específicos. Materiales y métodos Diseño del estudio El presente es un estudio descriptivo-observacional, transversal. Fue realizado entre mayo de 2011 y noviembre de 2013, en dos instituciones psiquiátrico-penitenciarias dependientes de los Ministerios de Salud y del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, ubicadas la provincia de Buenos Aires en la República Argentina. Los hombres fueron evaluados en la unidad 20 el Servicio Psiquiátrico Central de Varones (Unidad 20 del Servicio Penitenciario Federal), que se encontraba ubicado en el predio del Hospital J. T. Borda de la Ciudad Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires. Las mujeres se hallaban alojadas en el dispositivo de Mujeres del Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA) ubicado en el predio del Complejo Penitenciario Federal IV, Ezeiza. Ambas instituciones fueron creadas con el objeto de realizar un abordaje interdisciplinario y adecuado de las problemáticas de salud mental de mujeres y hombres en las instalaciones de los establecimientos penitenciarios del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Estos dispositivos contaban y cuentan con equipos interdisciplinarios de salud mental, a fin de garantizar la mejor atención posible de esta problemática particular, la de las personas con trastornos mentales en las cárceles. Asociación Argentina de Psiquiatras 1994 A28

Participantes En el estudio participaron 84 internos-pacientes, 59 de sexo masculino y 25 de sexo femenino. Los participantes tenían una edad media de 31,9 años y la mayoría (84,5 %) eran solteros/as. Cerca del 17 % tenía empleo previo a la detención (Tabla 1). Procedimientos Todos los participantes fueron evaluados por un profesional de salud mental, especialista en Psiquiatría, quien realizó una entrevista semiestructurada administrada como parte del protocolo del estudio. Se efectuó una entrevista inicial para determinar si cumplían criterios de inclusión: (a) sexo femenino y masculino, (b) edad mayor o igual a 18 años, (c) estabilidad en el cuadro psiquiátrico por un tiempo mínimo de 3 meses. Los participantes eran excluidos del estudio si: (a) no daban su consentimiento para participar, (b) no hablaban español, (c) no podían responder de forma autónoma (por ejemplo, si estaban sedados por efecto de la medicación). Todos los participantes del estudio dieron su consentimiento informado. Instrumentos La recolección de datos fue realizada a través de entrevistas semiestructuradas individuales. Se utilizaron la Escalas SCID I y II y la escala ACE. Se analizaron las historias clínicas de los participantes. A su vez, la información criminológica (tipo de delito, antecedentes penales) se extrajo del legajo penitenciario único (LPU) con el que cuentan todas las personas detenidas en unidades del Servicio Penitenciario Federal argentino. Entrevista Clínica Estructurada para el DSM (SCID). La SCID es la entrevista más utilizada para evaluar los desórdenes psiquiátricos del Eje I y II (Spitze, Williams, Gibbon y First, 1994). Esta entrevista consiste de módulos separados para las categorías diagnósticas más comunes según los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. La información acerca de las experiencias adversas en la infancia de los participantes se obtuvo a través de las preguntas de la escala que se utilizó en el estudio de experiencias adversas infantiles (Felitti y col., 1998, traducido al español por Carolina Whitelegg y retraducido por Gabriela Cecilia Kardos). ACE (Adverse Childhood Experience) es una escala heteroaplicada. Consta de 10 preguntas que permiten evaluar si las personas durante su infancia, considerada como el período previo a sus 18 años, fueron objeto de distintas situaciones: abusos en sus distintas formas (físico, sexual y emocional), negligencia física y/o emocional y problemas de su grupo familiar tanto psiquiátricos como de índole legal. La escala analiza las siguientes variables: Edad media, años (SD) Estado civil, n (%) Soltero/a Casado/a Divorciado/a Viudo/a Empleo antes de la detención, n (%) Tabla 1. Características sociodemográficas Total (n: 84) 31.9 (10.8) 71 (84,5%) 5 (6%) 5 (6%) 3 (3,5%) 14 (16.6%) Mujeres (n= 25) 35.3 (10.1) 19 (76%) 2 ( 8%) 2 (8%) 2 (8%) 7 (28%) Hombres (n= 59) 29.5 (10.8) 52 (88%) 3 (5%) 3 (5%) 1 (2%) 7 (11,9) Asociación Argentina de Psiquiatras 1994 A29

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