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C3 - L Cicco - 6/2016

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Ejercicio e hipertensión arterial

EM Ylarri //

EM Ylarri // Farmacología cardiovascular. De la molécula al paciente. Hipertensión arterial Si analizamos la biomecánica arterial podemos decir que la rigidez de la pared es una patente de envejecimiento y está íntimamente relacionado con múltiples condiciones patológicas. El estrés oxidativo y la inflamación son los principales agresores que causan el aumento de la rigidez de la pared vascular. Esto conlleva un cambio cuali y cuantitativo de los componentes de la pared como son la fragmentación de la elastina, el depósito de colágeno y proliferación de músculo liso, todo esto resultado final de la exposición continua a los radicales libres y citoquinas inflamatorias. Si sumamos, como mencionamos previamente, en la HTA la reducción de NO y la presencia de agentes vasoconstrictores como la angiotensina, endotelina, prostaglandinas, tendremos exacerbada la rigidez arterial. La misma hace que en cada latido nazca una onda de pulso emitida que viaja por el flujo sanguíneo y en forma mucho más rápido por la pared arterial. En las arterias enfermas envejecidas, es decir, más rígidas lo hacen a una velocidad muy aumentada respecto de lo normal. Esta onda por choque con los vasos de pequeño calibre de la circulación periférica, devuelven otra onda refleja y de dirección opuesta a la original. Esta onda refleja tiene tanta velocidad que genera un choque sumatorio de ondas a nivel central, que conduce a un incremento de la presión a este nivel efecto conocido como aumentación. Esta resulta en un efecto altamente perjudicial al momento de la descarga sistólica, ya que las cargas a vencer por el ventrículo izquierdo se ven aumentadas, así como también se perjudica la perfusión coronaria y se trasmiten presiones deletéreas a la perfusión del cerebro con el consiguiente daño del órgano y la evolución a la tan temida declinación cognitiva, flagelo creciente de los tiempos que corren. En un reciente metaanálisis, posiblemente influenciado por todos los mecanismos previamente enumerados, como el mejoramiento de la función endotelial, el aumento del NO, los efectos antiinflamatorios, etc., se mostró cómo los programas de ejercicio aeróbicos generaban una diferencia significativa en la reducción de la rigidez arterial, una disminución de la onda del pulso y el índice de aumentación con su consabido efecto beneficioso de la salud vascular. Por último, es de destacar el efecto que la AF genera sobre nuestros telómeros, extremos de nuestros cromosomas constituidos por regiones de ADN no codificante que presentan como principal función la protección del mismo durante la replicación, evitando así la pérdida de fragmentos génicos y que con las sumas de divisiones celulares se va acortando sucesivamente. El punto final del acortamiento lleva a lo que se conoce como estadio G 0 donde la célula ya no se reproduce y muere, pudiendo considerarse que la menor longitud del telómero marca un camino programado a la apoptosis. El acortamiento telomérico se condice con envejecimiento y enfermedad y aquí reaparece la AF en un nuevo sitio de acción. Se han hecho ensayos donde se demostró en atletas de resistencia el rol que la AF tuvo aumentando la actividad de la telomerasa y la expresión de proteínas de estabilización telomérica, todo lo cual se asoció con una reducción de la erosión de los mismos y una mayor protección contra la apoptosis celular vascular. Ya recorridos los efectos vasculares a nivel central y periférico, mencionaremos en este último tramo de nuestro recorrido, las acciones antihipertensivas más relevan- 42

L Cicco // Ejercicio e hipertensión arterial tes a través de la influencia de los mecanismos neurohormonales (Figura 5). Los programas de entrenamiento aeróbicos tienen un marcado efecto en la actividad simpática y parasimpática. Ensayos clínicos mostraron clara reducción de los niveles de catecolaminas con programas de 8 semanas de ejercicio. Estos descensos de los niveles de catecolaminas se asociaron con mayor variabilidad de la frecuencia cardiaca. Sumado a estos descensos de las catecolaminas también se ha podido demostrar una reducción de los niveles de angiostensina II, aldosterona, vasopéptido de arginina y péptido natriurético auricular Concluimos que, a través de nuestro tratamiento no farmacológico, podremos “en una sola pastilla”, recorrer todos los siguientes puntos en el tratamiento de la HA, 1. Mejorar la relajación diastólica. 2. Bajar el tono simpático. 3. Aumentar en tono parasimpático. 4. Optimizar el sistema neuroendócrino. 5. Bajar las resistencias periféricas. 6. Recuperar la función endotelial de nuestro árbol arterial. 7. Descender el estado local proinflamatorio, procoagulante y de mayor adhesión plaquetaria. 8. Rejuvenecer la edad de nuestras arterias por mejoría de los componentes de pared y consiguiente descenso de la rigidez arterial, así como la protección de su material genético por estabilización telomérica directa. Figura 5 Adaptado de Circulation 2010; 122:1221-38. EDITORIAL SCIENS 43

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