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C4 - LM Zieher

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La conciencia moral como parte de la consciencia y su procesamiento cognitivo

LM

LM Zieher // Neurociencia. De la neurona a la mente. definiendo la moralidad como los principios universales que deben guiar la conducta humana. La neurociencia moderna tiende a documentar los cambios en conductas morales basada en pacientes con disfunción cerebral, lo que provee inferencias acerca de las dimensiones mayores de la cognición moral y busca dilucidar los mecanismos neurales y cognitivos que subyacen a la conducta moral. En este caso, la neurociencia de la cognición moral adhiere al concepto original de que la moral es un “conjunto de costumbres y valores que guían las conductas sociales”, por lo que no se asume la existencia de valores morales absolutos. Teorías filosóficas de la consciencia moral Las tres principales teorías morales son: 1) Teoría utilitaria de S. Mill (1806- 1873) por la cual uno debe tomar la acción (o seguir la regla) que tomada o seguida producirá el mayor grado de felicidad a la mayor cantidad de personas sensibles, entendiendo por felicidad la presencia de placer y la ausencia de dolor o sufrimiento. 2) Teoría deontológica de Immanuel Kant (1724-1804) no pone el énfasis en las consecuencias de las acciones como en el caso anterior, sino que debemos seguir nuestros deberes dictados por la “razón pura” y el “imperativo categórico” (el deber, puro y solo) asegurando en todos los casos que no se violan los derechos de los otros. 3) Teorías de las virtudes florecientes de Aristóteles (384-322 a.C.) y Platón (427- 347 a.C.), la eudaimonia, (funcionamiento apropiado o felicidad) dicta mis juzgamientos por lo que debo entrenar mi carácter para que mis apetitos y “espíritus” se coordinen adecuadamente con los dictados de la “buena razón” o de alguna “buena razón”. Esto involucra el cultivo de las virtudes, como la sabiduría o sapiencia, el buen criterio y la buena conducta, así como evitar los vicios como la intemperancia y la ira. En un sentido figurado las tres teorías ponen énfasis en el procesamiento por diferentes regiones del cerebro; el lóbulo frontal (en la razón pura de I.Kant); las áreas prefrontales, límbicas y sensoriales (en el afecto de Mill) y la coordinación apropiada de todas, para la concepción Aristotélica de la “teoría de la virtud floreciente” (Ética Nicomaquea). Por otra parte, la teoría de la mente (ToM), involucra (según revelan los estudios imagenológicos en niños autistas) la actividad neural conjunta y coordinada de la corteza orbitofrontal (OFC por sus siglas en inglés), región perteneciente a la PFC; las estructuras medias de la amígdala y el surco temporal superior (STS); estas dos últimas son componentes críticos para la detección de la dirección de la mirada o la actitud del “otro” y para su coordinación con la corteza prefrontal, cuyas mirror neurons (neuronas espejo) se activan generando una simulación interna de la conducta de los otros que nos permite juzgar intenciones (ver capítulo Teoría de la mente en este mismo volumen). En forma resumida esta es la base neural de la consciencia entendida como la actividad conjunta e integrada de las redes que en el cerebro procesan la información, concepto que se atribuye a Francis Crick et al., (1994). La conciencia moral y su procesamiento: integración mente-cuerpo El problema mente-cuerpo (mind-body) 76

LM Zieher // La conciencia moral como parte de la consciencia y su procesamiento cognitivo conforma el núcleo central de las discusiones en las ciencias naturales y sociales (Dubrovsky, 1990). A partir de las concepciones del dualismo cartesiano, evidentemente una seudosolución del problema, una serie de eventos particularmente en el campo de la neurología, fuerzan a reconsiderar posiciones; en especial, a quienes no consideran al cerebro como el órgano de la mente. Neurobiología de la conciencia moral y su procesamiento cognitivo La neurociencia moderna y, particularmente, la década del cerebro que concluyó con el milenio, prácticamente han decretado la muerte del dualismo cartesiano de Damasio (1996). En su libro “El error de Descartes-La razón de las emociones’’, al describir los mecanismos neurobiológicos de las emociones y la lectura que hace el cerebro de las mismas (sentimientos), considera que el “error de Descartes” fue la separación abismal entre el cuerpo y la mente. En este caso, el sentimiento (feeling) no es otra cosa que la lectura que hace el cerebro de la emoción y el tomar conciencia o conocer el sentimiento de dicha emoción. Todo lo cual conforma la conciencia reflexiva de la emoción. Es decir, una parte del procesamiento de la consciencia que hace el cerebro (consciousness). Los tres niveles entrelazados de procesamiento descriptos, en este caso para las emociones, el proceso neurobiológico, la emoción y el sentimiento, valen también para todas las otras actividades mentales que el cerebro procesa desde las terminales sensoriales y su percepción (procesamiento bottom-up), seguido por la evaluación sobre la base de expectativas y predicciones para terminar en la ejecución motora o la terminación del proceso mental (procesamiento top-down). La consciencia reflexiva o conciencia de sí mismo es la lectura de la mente por la que se toma conocimiento de lo que se piensa o se siente y se dirige o enfoca la atención hacia ideas, objetos u objetivos determinados, incluyendo los del propio insight (memorias guardadas en las cortezas asociativas). La consciencia reflexiva es característica del ser humano, lo que fue primeramente reconocido por Aristóteles al plantearse la dificultad de conocer lo que sabemos, lo que pensamos y el tomar conciencia de nosotros mismos. Se encuentra expresada de modo más rudimentario en los primates superiores. En un nivel sociológico, esta consciencia reflexiva, nos permite a través del “conocerse a uno mismo” tomar conciencia de lo que piensan o sienten los demás y por inferencia, generar una “conciencia moral” fundamental para la convivencia social. A través de ella, tendemos a no generar daños u ofensas cuando sentimos en nosotros mismos esos sentimientos. Para el caso del médico psiquiatra la conciencia moral (ética biomédica) es “ser paciente”, esto es, ponerse en el lugar del mismo y sus circunstancias al momento de planificar o realizar todo tipo de conducta médica, en particular, la terapéutica. Esto también vale para los procedimientos psicoterapéuticos de cualquier tipo que deben estar pautados por la conciencia moral del terapeuta. Ejemplos prototípicos de emociones morales 1) Culpa (pecado en una dimensión religiosa). 2) Compasión. EDITORIAL SCIENS 77

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