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C4 - LM Zieher

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La conciencia moral como parte de la consciencia y su procesamiento cognitivo

LM

LM Zieher // Neurociencia. De la neurona a la mente. 3) Turbación (perplejidad). 4) Orgullo. 5) Desprecio. 6) Gratitud. 7) Disgusto. 8) Temor (pavor). 9) Indignación. No solo son dependientes del contexto y la situación social sino también del encuadre cultural o evolutivo (los prototipos que se encuentran en otros primates). Las emociones morales integran los tres componentes del modelo mencionado anteriormente. Por ejemplo, ante un chico huérfano: 1) percepción de características independientes del contexto social: expresión facial de tristeza del niño. 2) características sociales funcionales: desamparo o desesperanza del niño huérfano. 3) representación de eventos contextuales específicos: sus padres murieron en un accidente y las chances de adopción a su edad son bajas. Los valores (honestidad) y las normas morales (no robar, pagar los impuestos) incluyen varios estándares de conducta en sociedad y cuando las conductas se desvían o, por el contrario, se magnifican, generan distintos tipos de juzgamientos y emociones por ej.: los temas más relevantes (guerra, crimen, aborto) activan redes que involucran: 1) PFC (varias regiones). 2) regiones límbicas. 3) regiones paralímbicas. La cognición moral, también es fundamental en la representación de objetivos a alcanzar y en la predicción de la utilidad o de los éxitos como consecuencia de las decisiones propias, lo que integra información de la PFC anterior y las estructuras límbicas que codifican sobre el valor de la recompensa o las elecciones conductuales. También en este caso es fundamental valorar la saliencia motivacional (el grado de importancia que le otorga el sujeto a la motivación) a través de la integración corticolímbica. En conclusión, la investigación neurocientífica de la cognición moral ha desarrollado paradigmas novedosos acerca de la exploración científica de la conducta social humana integrando conocimientos culturales, dependientes de contexto, semánticos y los estados motivacionales básicos (emociones). Ello permite generar hipótesis y desarrollos experimentales útiles en las disociaciones neuropsicológicas que se asocian con disfunciones selectivas del cerebro. Ética y cognición moral Los filósofos rutinariamente distinguen entre ética y metaética. La ética concierne acerca de cuestiones morales particulares (ej.: nuestras obligaciones con los pobres o los enfermos) y las teorías que intentan resolver dichas cuestiones como el utilitarismo de Mill o la ética de las virtudes aristotélicas. La metaética en cambio, se preocupa por cuestiones más fundacionales o el concepto total de la ética. Así, los realistas morales consideran que existen hechos morales genuinos mientras que los subjetivistas morales sostienen que dichos “hechos” no existen. La gran cuestión metaética es discriminar si las verdades morales a las que suscribimos o adherimos, son verdades incontrasta- 78

LM Zieher // La conciencia moral como parte de la consciencia y su procesamiento cognitivo bles o indiscutibles como “hechos”, independientes de la mente y que conforman una “realidad moral”, o si las verdades morales a la que adherimos están en la mente de los que las poseemos. Por ejemplo, si se observa un hermoso atardecer con el sol poniente y los rayos jugando con las nubes, el cielo y el silencio: ¿es una experiencia inherente al cielo del atardecer? o ¿la belleza del atardecer está en los ojos del observador, esto es, en su mente? Sin duda, la experiencia emocional (self feeling) del observador (contemplador) juega un rol crucial. Entender cómo realizamos nuestros juzgamientos morales nos ayudará a determinar si son verdades externas o proyecciones de nuestras actitudes internas y, más aún, nos debemos preguntar si la apariencia de una “verdad moral” puede ser explicada de una manera que no requiere la realidad (o instalación) de una verdad moral. Evidencias neurocientíficas recientes indican que el juzgamiento moral es frecuentemente intuitivo, materia emocional y fácil de decidir, aunque muchos juzgamientos morales son difíciles, en particular, los atinentes a la moral abstracta. Los procesos cognitivos fáciles o intuitivos van acompañados de fenomenología perceptual. Y así como distinguimos hombres de mujeres sin ninguna conciencia de como juzgamos sus características masculinas o femeninas y eso vale a todo lo largo de la evolución, los mecanismos involucrados para un rápido juzgamiento moral, fácil y sin esfuerzo, de “ver” lo que es correcto o verdadero de lo que es erróneo o incorrecto, derivan de la intensa vida social de los humanos que favorece dicha capacidad de juzgamiento para hacerla instantánea, fácil y emocionalmente sustentada. Este proceso se considera una forma de memoria “no consciente” (que no es lo mismo que inconsciente) llamada memoria procedural o procedimental. El realismo moral no se basa tanto en el insight de la naturaleza de la “verdad moral” sino en un producto colateral de procesos cognitivos eficientes que usamos para tomar decisiones morales. Comprender o entender el origen de los instintos morales y como son procesados por el cerebro genera la duda acerca de si nuestras convicciones morales nacen de percepciones de la verdad moral (moral explícita) o de proyecciones de nuestras actitudes morales (moral implícita). Si bien esta dicotomía podría ser considerada desafortunada, no por ello sus conclusiones resultan necesariamente falsas. Si nuestras convicciones morales reflejan nuestras escalas de valores personales más que reflexiones sobre “la verdad moral objetiva”, el mundo que vivimos sería más feliz y pacífico que el mundo que habitamos. La maduración de la moralidad humana, en muchos aspectos, se asemeja a la maduración de una persona individual. Cuanto más nos comprendemos o conocemos a nosotros mismos – qué somos y porqué somos como somos – esto inevitablemente nos hará cambiar a nosotros mismos en el proceso de la cognición moral. Por ello se considera que la teoría de la mente es un proceso continuo y progresivo que solo termina con la vida del individuo. Algunos valores y creencias sobrevivirán en este proceso de autodescubrimiento y autorreflexión, mientras que otros no continuarán. Esto hace no predecible, en su totalidad, cuales son los valores morales que van a sobrevivir, pero el estudio científico de la naturaleza humana tendrá cada vez más EDITORIAL SCIENS 79

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