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Dislipemias y aterogenesis

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Farmacologia cardiovascular. De la molécula al paciente

Capítulo 4 Nutrición y

Capítulo 4 Nutrición y dislipemias Gerardo Damián Elikir Introducción La necesidad de comer es un hecho biológico evidente. La forma de saciar esta necesidad es el resultado de diversos factores biológicos, ecológico-demográficos, tecnológico-económicos, sociopolíticos y culturales y determina la influencia de la alimentación sobre nuestra fisiología y la aparición de enfermedades. Frente a las antiquísimas teorías grecorromanas de la influencia de los miasmas (emanaciones fétidas) y la alteración de los humores (flema, bilis amarilla, bilis negra y sangre), el reconocimiento cabal de la contribución de los trastornos de la alimentación al origen de las enfermedades se ha puesto de manifiesto “recién” en los últimos dos siglos. Por un lado, los alimentos pueden generar enfermedades por contener o vehiculizar agentes dañinos, no solo biológicos, dando lugar a toxoinfecciones alimentarias (shigella, hepatitis A, etc.), sino también químicos (aditivos, sodio), físicos (isótopos radiactivos), tóxicos, tanto naturales (flavotoxina) como artificiales (pesticidas) y, además, pueden dar origen a alergias. Por otro lado, en lo concerniente a las enfermedades metabólicas más importantes, los trastornos alimentarios pueden deteriorar la salud actuando en dos sentidos muy diferentes: por carencias y por excesos. La malnutrición carencial puede ocurrir cuando no hay suficientes alimentos y recursos para proveer de alimentos a la población: las hambrunas fueron frecuentes durante la Edad Media y todavía hoy la desnutrición calórica-proteica y el kwashiorkor siguen demandando soluciones eficaces. También puede ocurrir cuando existan carencias de un elemento esencial, como en los casos de escorbuto, beri beri, pelagra y otras, identificadas a partir trabajos epidemiológicos clásicos sobre carencias específicas de nutrientes. La malnutrición por exceso ganó lugar recientemente como causa de enfermedades, por alteración de la cantidad, ocasionando obesidad, y de la calidad, afectando la armonía y la adecuación de la dieta (Tabla 1). Los alimentos pueden causar enfermedades, pero también curarlas. El enfoque nutricional de las dislipemias es una pieza clave de las modificaciones terapéuticas que podemos implementar para corregir las alteraciones lipídicas presentes en nuestros pacientes. Comencemos por identificar el problema. ¿Somos lo que comemos? Es conocido desde hace muchos años que una inadecuada nutrición es un factor importante en la génesis de la aterosclerosis a través de su influencia sobre los distintos factores de riesgo cardiovascular, como dislipidemias, obesidad, hipertensión EDITORIAL SCIENS 45

EM Ylarri // Farmacología cardiovascular. De la molécula al paciente. Dislipemias y aterogénesis arterial y otros factores menos conocidos. Por ello resulta de gran importancia la implementación de un patrón alimentario saludable. Pero, además, existe un interjuego entre los factores externos y los determinantes genéticos y está bien establecido que ocurren interacciones gen-ambiente y modificaciones epigenéticas que modulan la influencia que la alimentación ejerce sobre la salud. Como ejemplo de esto, las personas que portan ambos alelos de la isoforma 4 en el gen de la apoproteína E ven aumentados sus niveles de colesterol plasmático cuando consumen una dieta rica en colesterol, y este efecto es cuantitativamente mayor que en las personas que presentan otros fenotipos de ApoE. Un interjuego similar ocurre en la sitosterolemia, la cual se expresa cuando sujetos con mutaciones en los transportadores ATPG5/G8 consumen esteroles vegetales en su alimentación habitual (ver capítulo 1: “Metabolismo de las lipoproteínas plasmáticas” y 8: “Uso racional de fármacos de acción intestinal”). Seguramente, en un futuro la nutrigenómica permitirá la individualización de las recomendaciones nutricionales, tomando en cuenta los factores de susceptibilidad individual. Nutrientes y alimentos Los nutrientes de mayor influencia sobre el perfil lipídico son las grasas y desde el punto de vista nutricional incluimos aquí a los ácidos grasos y al colesterol. Ácidos grasos Los ácidos grasos (AG) son un grupo de compuestos orgánicos de gran importancia biológica, denominados así por la presencia de un grupo químico orgánico ácido y una untuosidad característica otorgada por la larga cadena lateral. Tienen funciones energéticas y estructurales y algunos son precursores de compuestos biológicos, como los eicosanoides, con importantes Tabla 1 Las leyes de la alimentación (Pedro Escudero) Ley de la cantidad: lo fundamental es comer lo suficiente, en cuanto a calorías y nutrientes, dependiendo de las características de cada persona. De acuerdo con la edad, sexo, talla, peso y la actividad que desarrolla se requiere de un aporte calórico específico. Si no se cumple esta ley, la alimentación es insuficiente o excesiva. Ley de la calidad: todo plan debe ser completo en su composición, esto es, que debe aportar hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. El valor calórico total debe tener una distribución adecuada y tener en cuenta, además, los alimentos protectores. Si no se cumple con esta ley se dice que estamos teniendo una alimentación carente, pero si se cumple tenemos una alimentación completa. Ley de la armonía: esta ley se refiere a la relación de proporcionalidad entre los distintos nutrientes: carbohidratos 50-60%, proteína 10-20% y 30% de grasas. La alimentación que no cuenta con esta condición, es disarmónica. Ley de la adecuación: la alimentación se debe adecuar al momento biológico, a los gustos y hábitos de las personas, a su situación socio-económica y a la/s patología/s que pueda presentar. Ley que debe aplicarse a todas las personas, en todo momento biológico, en enfermedad o salud. Fuera de esta ley, la alimentación es inadecuada o incorrecta. 46

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