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Farmacología Cardiovascular 16

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Publicación independiente de Farmacología y Fisiopatología cardiovascular aplicada.

farmacología

farmacología cardiovascular 16 | Mayo de 2012 riesgo de estos pacientes con SCR tipo 4, es que reciben menos frecuentemente fármacos que están indicados (Beta bloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora (IECAs) aspirina e hipolipemiantes) quizás ante el temor de aumentar los riesgos (ciertos) secundarios a las alteraciones farmacocinéticas o farmacodinámicas (en especial IECAs) presentes. Silverberg et al (23) describió el síndrome de anemia cardio renal (CRAS, por sus siglas en inglés) donde se señala el mal pronóstico que acompaña a la patología cardio renal crónica cuando se asocia a anemia (confirmado entre otros por el estudio CHARM) De todas maneras, la entidad como síndrome propio está en discusión así como la utilidad de su tratamiento con eritropoyetina humana, a pesar de la sugerencia fisiopatológica de su utilidad. Síndrome cardio renal tipo 5 Los factores causales de una alteración secundaria, aguda o crónica, de la función cardíaca y renal, son extremadamente numerosos y aún no debidamente sistematizados. En algunos casos es una afectación meramente coexistente y en otras una verdadera interacción bidireccional, donde la sepsis representa un cuadro prototípico (1, 19). De otras enfermedades causales habituales de este síndrome, deben señalarse por su importancia y prevalencia, la diabetes mellitus y el lupus sistémico. Conclusiones El extenso marco que incluye los diferentes eventos fisiopatogénicos del daño funcional del conjunto cardíaco y renal ha sido bosquejado. Se pueden reconocer los paralelismos entre los síndromes agudos y crónicos entre sí, junto a las dificultades de sistematización que representa el SCR tipo 5, quizás insuperables. El desafío pendiente es lograr una sistematización del diagnóstico y manejo de cada subtipo, una valoración de las diferentes estrategias farmacológicas dirigidas a cada grupo de SCR, hasta ahora valoradas en forma no sistémica, pero con un creciente cuerpo de ensayos dirigidos por este nuevo marco. El desarrollo conceptual integrado de estos dos órganos ha sucedido previamente con una sorprendente lentitud, el presente entusiasmo nos abre la puerta a una nueva forma de compresión fisiopatológica más integrada y, como consecuencia “natural”, respuestas terapéuticas con un soporte más amplio y firme. Referencias bibliográficas 1. Claudio Ronco,MD, Mikko Haapio, MD, Andrew A House, MSc,MD, Nagesh Anavekar,MD, Rinaldo Bellomo,MD, Cardiorenal Syndrome. J Am Coll Cardiol 2008,52:1527-39. 2. Ronco C. Cardiorenal and renocardiac syndromes: clinical disorders in search of a systematic definition. Int J Artif Organs 2008;31:1–2. 3. Adams KF, Jr, Fonarow GC, Emerman CL, et al. 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House, Nevin Katz, Alan Maisel, Sunil Mankad, Pierluigi Zanco, Alexandre Mebazaa, Alberto Palazzuoli, Federico Ronco, Andrew Shaw, Geoff Sheinfeld Sachin Soni,,Giorgio Vescovo, Nereo Zamperetti, and Piotr Ponikowski for theAcute Dialysis Quality Initiative (ADQI) consensus group, Cardio-renal syndromes: report from the consensus conference of the Acute DialysisQuality Initiative, European Heart Journal (2010) 31, 703–711. 7. PaulaMart´ınez-Santos1 and Isidre Vilacosta2Cardiorenal Syndrome: An Unsolved Clinical Problem, International Journal of Nephrology 2011. 8. Peter A.McCullough, Cardiorenal Syndromes: Pathophysiology to Prevention, International Journal of Nephrology, 2011. 9. Claudio Ronco a Chang-Yin Chionh a Mikko Haapio b Nagesh S. Anavekar cAndrew House e Rinaldo Bellomo The Cardiorenal Syndrome, Blood Purif 2009;27:114–126. 10. 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Metodología de la investigación ¿De qué hablamos cuando hablamos de un objeto de estudio? Prof. Dr. Alberto Carli Profesor Consulto Adjunto. Dr. en Medicina. Magister Scientiae. Cátedra de Metodología de la Investigación y Área de Epistemología en Ciencias de la Salud. Departamento de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Secretario de Ciencia (Universidad Nacional de Luján). Prof. Lic. Esp. Beatriz Kennel Prof. de Ens. Lic. En Psicología. Espec. en Psicología c/o en Doc. Invest.. Docente Adscripta. JTP- Cátedra de Metodología de la Investigación y Área de Epistemología en Ciencias de la Salud. Departamento de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. La Ontología es la disciplina que se ocupa de “lo que hay en el mundo”, esto es de lo que existe. De todo lo que existe. De los entes. Esta sola afirmación nos conmociona ante el número y la diversidad de las cosas involucradas en la idea de su totalización. Este tema, el de la Cosa y su inaccesibilidad, ha sido motivo de preocupación de filósofos de todos los tiempos, desde Platón (427-347 aC.) hasta Heidegger (1889-1976). El mismo lenguaje resalta su condición misteriosa cuando nos encontramos con una perlita etimológica: la letra con que se simboliza la incógnita matemática es la “X”, la letra “chi” (ji) que en lengua árabe significa “cosa”. Esta inaccesibilidad de lo óntico hace que nos apoderemos de manera imaginaria de las cosas del mundo y las nombremos. La semiótica ha desarrollado una terminología que da cuenta de lo que decimos. La cosa es el referente inaccesible al que le imaginamos un significado para que, finalmente, lo simbolicemos con un significante. Cuando un humano está por primera vez frente a un perro (referente), le adjudica el significante “perro” con el que lo nombra y así, cada vez que lo pronuncie remitirá al significado original. Esta es una de las funciones importantes del lenguaje: hablar de la cosa en ausencia de la cosa. Cuando decimos “perro” no es necesario tenerlo frente a nosotros, el significante tiene un significado que nos remite a la cosa “perro”. Este breve recuerdo nos servirá para entender los movimientos mentales que debemos realizar para conocer el mundo. En la vida cotidiana al objeto “real”, inaccesible, lo transformamos en un objeto de la realidad, de nuestra realidad cultural. Un segundo movimiento lo llevamos a cabo cuando, científicos, decidimos construir un “objeto de estudio”. Más arriba explicamos sintéticamente cómo obra el pasaje desde lo real al terreno de la realidad. Este artículo intentará contestar la pregunta del título. El hombre común tiene conocimientos con los que vive haciendo uso del primero de los movimientos. El científico o el profesional portan conocimientos con los que es capaz de modificar, en mayor o menor medida, el mundo. Su pensamiento es una herramienta. Pero su pensamiento nunca es ingenuo, siempre está teñido de teoría. Aquí nuevamente recurriremos a la etimología: teoría en griego significa contemplación, con lo que se evidencia que la mirada con la que el científico accede al mundo, estará teñida por la teoría o las teorías con las que cuente. En un artículo anterior (*) explicitamos las razones lógicas que priman en la enunciación de las hipótesis y que nos servirán para una correcta identificación del objeto de nuestro interés. Aquél del cual queremos hablar, eso que queremos conocer. Para hacer una construcción hace falta, por un lado, el material y, por el otro, las herramientas. Ambos relacionados de una adecuada manera funcional. Si tenemos que extraer un clavo utilizaremos una tenaza, si deseáramos que ese clavo estuviera más firme, un martillo. El material con el que se construye un objeto de estudio son sus cualidades, que en ciencia se denominan variables, porque varían. De la misma manera en que si preguntáramos a alguien cómo es su novia recibiríamos la enumeración de una serie de cualidades con las que, el que nos contesta, entiende que tendremos una idea más o menos cercana a lo que su novia es. Esta enumeración estará sometida a la subjetividad de quien nos brinde la información, seleccionando variables según le parezca, realizando valoraciones no siempre de acuerdo a lo que el común de la gente podría hacer. Como vemos, estaríamos frente a la posibilidad de que el objeto que nos han cons- *. Hechos, problemas e hipótesis. Carli A.; Kennel B. Farmacología Cardiovascular, Año 7, N°15 , marzo 2012. 20 | Editorial Sciens

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