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Hipertensión Arterial

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Farmacología Cardiovascular. De la molécula al paciente. Hipertensión Arterial

EM Ylarri //

EM Ylarri // Farmacología cardiovascular. De la molécula al paciente. Hipertensión arterial acción y mejoran la seguridad, efectividad y adherencia. Independientemente del bloqueo del canal de calcio, presentan efectos pleiotrópicos sobre endotelio y sobre mecanismos ateroscleróticos relacionados con peroxidación de lípidos. Solos, pero especialmente en asociación son uno de los grupos más eficaces en hipertensión. Capítulo 8 Asociaciones de drogas en hipertensión arterial La necesidad de disminuir la presión arterial en forma efectiva y, por ende, disminuir el riesgo cardiovascular, implica una adecuada intervención sobre los mecanismos de la entidad, así como asegurarse una adherencia adecuada que permita el logro del objetivo. Es conocido el hecho del escaso conocimiento de la presencia de hipertensión arterial por muchos pacientes y la enorme brecha entre pacientes tratados que están controlados y los que no lo están. Un control adecuado y precoz de la presión arterial reduce significativamente el riesgo residual de la enfermedad. Esto puede ser logrado en muchas oportunidades por asociaciones que actúen sobre distintos mecanismos fisiopatológicos, que tengan efectos sinérgicos sobre la protección tisular, que no provoquen efectos metabólicos y que tengan coincidencia farmacocinética. Capítulo 9 Manejo racional de la urgencia / emergencia hipertensiva La diferencia entre urgencia y emergencia hipertensiva depende del compromiso microcirculatorio, del daño orgánico cerebral, cardiovascular o renal, de los síntomas o del contexto donde ocurre el episodio y no de las cifras de presión arterial. Esto es importante para definir el tipo de respuesta deseable con el tratamiento, lo que implica “olvidar” una meta tensional única. Tampoco los cuadros deben tomarse como de pronóstico y manejo únicos. Se definen las metas en algunos cuadros específicos y se realiza una descripción de los fármacos más utilizados, fundamentalmente labetalol, nitroprusiato de sodio, nitroglicerina, IECA Y ARA Y bloqueantes cálcicos. Capítulo 10 Antihipertensivos en situaciones especiales Sin ser exhaustivos en el tema, se describen la fisiopatología, intervenciones farmacológicas y riesgo cardiovascular en entidades como el adulto mayor, obesos y enfermedad de Alzheimer. En el adulto mayor, cambios en la masa renal y el aumento de la rigidez arterial son factores muy importantes en el desarrollo de hipertensión arterial. El mecanismo fisiológico involucrado, así como los cambios que condicionan aspectos farmacocinéticos de los fármacos y la polifarmacia son fundamentales en la elección de fármacos en el anciano. El incremento del tejido adiposo es responsable de disfunción endotelial, resistencia a la insulina e hiperactividad simpática y del sistema renina angiotensina que condicionan hipertrofia ventricular. El sistema renina angiotensina parecen tener un rol fundamental en la generación del beta amiloide. 16

Capítulo 1 Comienzo del tratamiento antihipertensivo: un enfoque fisiológico y farmacológico Sebastián Eduardo Obregón Los primeros agentes antihipertensivos y los hipotensores surgieron hace poco menos de 100 años, con efectos fisiopatológicos paradigmáticamente muy distantes de los agentes utilizados en la última década del siglo XX y comienzos del XXI. Desde los primeros pasos en la terapéutica de la hipertensión arterial, la dieta y la actividad física han tenido un lugar preponderante, siendo la indicación de mayor eficacia antes de la década del cuarenta, dado los frustrados intentos del adecuado control de la presión arterial utilizando nitritos, acetilcolina inyectable por vía intramuscular, teobromina (un alcaloide del cacao) o barbitúricos. Durante los años cuarenta, verdadera revolución en cuanto a la potencia antihipertensiva, aparecen nuevos alcaloides, y los bloqueantes ganglionares. Lo que sigue desde 1950 se podría considerar la historia moderna de la terapia de la hipertensión arterial. El contexto es realmente importante ya que, al momento de la aparición de las hidralazinas, diuréticos tiazídicos, bloqueantes centrales y los primeros betabloqueantes, la edad al morir de los pacientes hipertensos apenas superaba los 50 años, en promedio. Actualmente, en países latinoamericanos, la expectativa de vida ha aumentado un 50% desde ese entonces, en parte adjudicada al cambio de paradigma que ha involucrado conceptos como el del proceso inflamatorio y de activación neurohumoral, adicionales al mero control de la presión arterial, independientemente de si se focaliza en la presión sistólica, la diastólica, la presión media; o más actual, si se debe controlar la presión periférica basada en la presión arterial braquial, o si se debe considerar a la presión aórtica central como objetivo terapéutico principal. En estas primeras décadas del siglo XXI, resulta claro que los pacientes hipertensos recién diagnosticados, habiendo sobradas herramientas evaluatorias y terapéuticas disponibles, merecen la mejor opción individualizada para asegurar las dos variables que se consideran más significativas en el éxito del tratamiento inicial (los primeros 3 a 6 meses), la eficacia antihipertensiva y la velocidad con la se consigue el control de la presión arterial. En cuanto a la eficacia/efectividad, se debe considerar que está relacionada con los distintos objetivos que se puedan plantear de acuerdo con las características de cada individuo hipertenso, considerando principalmente el grupo de riesgo al cual EDITORIAL SCIENS 17

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