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Imágenes de la Psiquiatría Latinoamericana

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Visión panorámica de la psiquiatría en nuestra Patria Grande. Enmarcada por las actividades investigativas y educacionales en la región de múltiples instituciones de la psiquiatría y la salud mental.

Resulta

Resulta evidente que la carga representada por las enfermedades mentales se torna cada vez más significativa. En 1990 se estimó que las afecciones psiquiátricas y neurológicas explicaban el 8,8 % de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) en América Latina y el Caribe; en el 2004 esa carga había ascendido a 22 % (7, 10, 11) 1 . En conclusión, la carga y la prevalencia de los trastornos mentales son elevadas, sin embargo, solo una minoría de las personas que requieren atención la reciben; no obstante el sufrimiento que estas enfermedades producen, la discapacidad que generan y el impacto emocional y económico que tienen en la familia y la comunidad. A esta situación debe agregarse el hecho de que los trastornos mentales afectan en mayor grado a los estratos socioeconómicos más bajos, para los cuales los servicios son más escasos. También existen necesidades psicosociales especialmente altas en los grupos con mayor vulnerabilidad, como las poblaciones viviendo en condiciones de pobreza y los que han sido víctimas de conflictos armados, violencia política o han sufrido desplazamientos. En muchos países, la violencia política y las guerras civiles han provocado muertes, heridas y mutilaciones, pero también han contribuido al desplazamiento de grupos poblaciones y al incremento de los refugiados; así mismo han profundizado la pobreza y el sufrimiento de la población. No cabe duda que, aunque menos visibles que las heridas de bala, los efectos psicosociales pueden tener un impacto profundo en la vida de las personas (11,12,13). Políticas, planes y servicios de salud mental Políticas y planes En la Región de las Américas, el 66 % de los países tienen Programas Nacionales de Salud Mental, de los cuales el 71 % fue revisado y aprobado después del 2005 (14); esto es un avance notable que se ha logrado en los últimos 20 años; sin embargo, el gran desafío ahora es la implementación efectiva de estos programas, así como lograr una elevada y equitativa cobertura. El 56.3 % de los países reportan que disponen de una legislación relativa a la salud mental (14); pero en un análisis detallado aún se observan algunas leyes o disposiciones obsoletas, fragmentadas e incompletas que requieren ser reformuladas y adecuadas a los actuales estándares y normas internacionales. Los servicios de salud mental La OPS ha venido trabajando de conjunto con la OMS, desde 2005, en la evaluación de los sistemas de salud mental en Latinoamérica y el Caribe usando la metodología - conocida por su siglas en inglés - como WHO-AIMS (Assessment Instrument for Mental Health Systems) (15). Así mismo, disponemos del Informe Atlas/OMS del 2011 (14) el cual constituye una fuente de información relevante sobre recursos, programas y servicios. En América Latina y el Caribe, en general, aún subsisten muchos problemas en los servicios de salud mental que tienen 1. El estudio de Carga Global de Enfermedad (GBD por sus siglas en inglés) desarrolló un indicador para cuantificar la carga de morbilidad: los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD). Se trata de una medida de la pérdida de salud que combina la información relativa al impacto de la muerte prematura y la relativa a la discapacidad y a otros problemas de salud no mortales. Un AVAD puede concebirse como un año de vida “sana” perdido, y la carga de morbilidad, como una medida del desfase entre el estado de salud actual y una situación ideal en la que todas las personas viven hasta la ancianidad sin ningún tipo de enfermedad o discapacidad (15). EDITORIAL SCIENS 35

una estructura que no se corresponde con las necesidades y un enfoque que continúa siendo básicamente de atención al daño. Por lo general se dispone de grandes hospitales psiquiátricos ubicados en la capital y/o las ciudades más importantes, que funcionan con modelos institucionales de tipo asilar y que absorben la mayoría de los recursos humanos y financieros dedicados a la salud mental. Son pocos aún los servicios de psiquiatría en hospitales generales. El índice de camas psiquiátricas por 10.000 habitantes en la Región se sitúa en una mediana de 2,6, un poco por debajo del índice global que es 3.2; sin embargo, el 45 % de esas camas están ubicadas en hospitales psiquiátricos, 22 % en hospitales generales y 33 % en servicios residenciales (14). El porcentaje de camas psiquiátricas ubicadas en hospitales psiquiátricos es un indicador del grado de predominio aún de un modelo de atención de tipo hospitalario-asilar. El número de psiquiatras por 100.000 habitantes variaba ampliamente en los países con una mediana de 1.57; este índice es ligeramente superior a la mediana global que es 1,27 (14). De igual manera aún son muy pocos y limitados los dispositivos de hospitalización parcial (especialmente centros diurnos) y los servicios residenciales comunitarios; estos últimos se concentran en el sector privado, en muchos países, y se dedican especialmente a personas con problemas de abuso de sustancias, ancianos con trastornos mentales y personas con discapacidad intelectual. La participación de la Atención Primaria (APS) en la oferta de servicios de salud mental es muy limitada. Por otra parte, en ocasiones, los servicios psiquiátricos se trasladan al nivel comunitario de forma vertical sin relación alguna con la Red de Atención Primaria. Algunos países han desarrollado experiencias innovadoras con dispositivos comunitarios de salud mental (por ejemplo, los Centros Comunitarios de Salud Mental en Cuba y Chile, así como los Centros de Atención Psicosocial en Nicaragua y Brasil). La disponibilidad de servicios de salud mental para poblaciones específicas (niños, niñas, adolescentes y ancianos) es deficitaria en muchos países. También es evidente que los servicios públicos de salud mental no están suficientemente preparados para desarrollar modalidades efectivas de atención a problemas emergentes, epidemiológicamente significativos, como el alcoholismo, la violencia intrafamiliar y los problemas psicosociales en poblaciones vulnerables. La participación e integración de la Medicina Tradicional en la oferta de Servicios Psiquiátricos es pobre; sin embargo, se realizan esfuerzos localizados en algunos países que requieren de difusión y en algunos casos de una adecuada validación. La evaluación de los sistemas de salud en algunos países latinoamericanos - desarrollada según la metodología de la Organización Mundial de la Salud (WHO AIMS) (16) - evidenció un grupo de problemas comunes entre los que se destacan los siguientes: • El acceso a los servicios de salud mental es limitado y el personal de Atención Primaria no está bien capacitado para manejar exitosamente los problemas que deben enfrentar. • La mayor parte de las camas siguen concentradas en los hospitales psiquiátricos; y el índice ocupacional de estas instituciones 36

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