Views
3 years ago

Neurobiología de estrés temprano - Capítulo 7 - A Souza Torsoni y col.

  • Text
  • Simino
  • Laissimino
  • Souzatorsoni
  • Adrianasouzatorsoni
  • Stress
  • Regeneracionhepatica
  • Epigenetica
  • Metabolismodeglicidos
  • Metabolismodelipidos
  • Metabolismo
  • Higado
  • Obesidad
Consumo materno de una dieta alta en calorías y su implicación en el metabolismo hepático de la descendencia. Adriana Souza Torsoni, Lais Angélica Simino

GB Acosta, J Manzanares

GB Acosta, J Manzanares Robles // Neurobiología del estrés temprano. Respuesta del estrés durante la programación de la vida temprana. la dieta y el fenotipo materno actúan como un factor de riesgo importante. Además, la literatura muestra que la obesidad y la esteatosis hepática, condición que lleva del 20 al 30 % de los afectados a algún procedimiento de resección hepática, pueden ser factores nocivos para los procesos de reparación celular, lo que podría conducir a un importante deterioro en el proceso de regeneración de tejidos en la descendencia de madres obesas. Este capítulo tiene como objetivo explorar las implicaciones del consumo materno de una dieta alta en calorías durante períodos críticos del desarrollo, como el embarazo y la lactancia, y algunos de los mecanismos involucrados en el resultado del fenotipo de la descendencia. Introducción Varias investigaciones observacionales y experimentales, tanto en humanos como en modelos animales, han tratado de encontrar relaciones entre la nutrición materna y el impacto en el desarrollo y metabolismo de los niños (1-4). Sus resultados están en consonancia con el creciente aumento en el número de personas obesas en etapas cada vez más tempranas, como reflejo de la autoperpetuación de la obesidad. Los estudios epidemiológicos muestran que las mujeres forman parte de un grupo más vulnerable. En 2016, más del 39 % de las mujeres mayores de 18 años tenían sobrepeso, y la prevalencia de obesidad en mujeres alcanzaba el 15 %, frente al 11 % en los hombres (5). Existe una mayor preocupación en relación con la obesidad en el sexo femenino ya que, además de estar más afectado por la obesidad, el sobrepeso durante el embarazo se asocia a un aumento de los riesgos obstétricos, entre ellos diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia y mortalidad neonatal (6, 7). En 1976, Ravelli y colaboradores demostraron la relación entre la privación de nutrientes durante el embarazo con un aumento en la incidencia de obesidad y enfermedades cardiovasculares en niños que ya son adultos (8). De forma pionera, Barker y colaboradores (9, 10) establecieron el vínculo entre el bajo peso al nacer y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Asimismo, estudios posteriores con modelos humanos y animales han demostrado que no solo la privación de nutrientes, sino también la obesidad y el aporte excesivo de nutrientes durante el embarazo, se asociaron con un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad en la descendencia (11, 12). Fue a partir de los hallazgos de Barker que un gran número de estudios en animales y humanos dejaron en claro los principios de la programación fetal y la importancia del ambiente intrauterino materno y postnatal inmediato como determinantes de la salud a largo plazo (13, 14). Tanto el desequilibrio en la ingesta de nutrientes como la composición corporal materna pueden conducir a un fenómeno conocido como impronta o programación metabólica, un proceso en el cual condiciones adversas en un período crítico de desarrollo resultan en cambios permanentes en la estructura, fisiología y metabolismo de la progenie (15 –17). La obesidad materna está relacionada con un aumento en los niveles de citocinas proinflamatorias y acumulación de macrófagos, cambios que se extienden a la placenta. La placenta actúa como mediadora y reguladora del metabolismo tanto de la madre como del feto, siendo considerada un tejido vital durante el período gestacional. El embarazo, 132

por sí solo, también caracteriza un entorno de inflamación sistémica de bajo grado y, en presencia de obesidad materna durante este período, los niveles de citocinas proinflamatorias se exacerban y el feto se expone a un entorno inflamatorio, que ha sido identificado como el posible mecanismo clave para la manifestación de “fenotipos programados” (18, 19). Estudios recientes han demostrado, en un modelo experimental de roedores, que la descendencia de madres que recibieron una dieta alta en grasas (DH) durante el embarazo y la lactancia mostraron diferentes cambios metabólicos, como aumento de peso corporal, adiposidad, glucosa en ayunas y triglicéridos séricos, en comparación con descendencia de madres que recibieron una dieta control (20-22). También se ha observado el desarrollo de esteatosis hepática (21), resistencia a la insulina (23), estrés del retículo endoplásmico (22), trastornos del mecanismo de autofagia celular (24), deterioro de la vía antiinflamatoria colinérgica (25) y trastornos cognitivos (26, 27) inmediatamente después del destete o en la edad adulta. El consumo materno de DH durante el embarazo también se ha asociado con cambios moleculares en el hipotálamo de fetos y adultos. El hipotálamo de los fetos de rata mostró niveles elevados de ARNm de proopiomelanocortina, receptor de melanocortina-4, neuropéptido y polipéptido de Agouti (28). Se ha demostrado que la regulación positiva del sistema orexigénico conduce a un aumento de la ingesta de alimentos y del peso corporal posnatal. Así, el aumento en la expresión de neuropéptidos orexigénicos, puede inducir una ingesta elevada de leche durante la lactancia, contribuyendo al aumento de la ganancia de peso. Curiosamente, la exposición perinatal a la DH programa una respuesta más dañina a la reexposición a la DH en la edad adulta, incluso después de un período de exposición a la dieta de control en ratones (23, 29), lo que sugiere cambios moleculares permanentes. La modificación epigenética en el ADN puede ser responsable de cambios permanentes en el perfil de expresión de genes relacionados con el metabolismo y la homeostasis energética. Se ha descrito una modificación epigenética en genes asociados con la recompensa que pueden afectar la preferencia por alimentos sabrosos (30). La expresión del receptor μ-opioide y preproencefalina se incrementó en el núcleo accumbens, la corteza prefrontal y el hipotálamo de la descendencia de ratones cuyas madres consumieron una DH (30). Además, la descendencia de madres alimentadas con DH durante el embarazo y la lactancia mostró hipometilación de la región promotora del transportador de recaptación de dopamina, receptor µ-opioide y preproencefalina. La reducción de la metilación de islas CpG en la región promotora permite la unión del factor de transcripción al ADN y el aumento de la expresión génica. La obesidad materna y el alto consumo de una dieta grasa durante el embarazo/ lactancia también alteran el nivel plasmático de hormonas (leptina e insulina), nutrientes (ácidos grasos y glucosa) y citocinas inflamatorias (31, 32). Esta condición bioquímica diferenciada puede afectar el entorno de la descendencia en desarrollo. Algunos autores han mostrado componentes proinflamatorios en la placenta de humanos (33), ratas (34) y ovejas (35), en respuesta al consumo de DH materna y la obesidad. De hecho, parece que los cambios en la inflamación uterina y embrionaria preceden a 133

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015