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Neurociencia - De la neurona a la mente

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Luis María Zieher.

LM Zieher // La

LM Zieher // La conciencia moral como parte de la consciencia y su procesamiento cognitivo recompensa como el estriado ventral y el NAC indicando satisfacción por el castigo del otro dado su comportamiento social innoble. Las áreas cerebrales del pain network (redes del dolor) incrementaron su actividad en los sujetos experimentales que sufrieron dolor (IA bilateral y CCA) en ambos géneros extendiéndose a la corteza FI y al tallo cerebral. La CCA solo mostró significativo aumento de su actividad en mujeres con mayores puntajes en las escalas de empatía. Al investigar el grado de respuestas empáticas en función de la nobleza (fairness) percibida en los otros, se observó en las áreas FI bilaterales midiendo picos de activación en voxels: menor actividad empática al dolor experimentado por los jugadores innobles y marcadas diferencias entre los sexos de los sujetos observadores. Así, en mujeres la reducción en la actividad fue escasa, mientras que en los hombres no se activaron estas áreas FI cuando el dolor era experimentado por los jugadores innobles. En los hombres las diferencias en la activación empática ante el dolor de los jugadores nobles vs. innobles fue muy significativa, no siendo significativas las diferencias entre las mujeres. Cuando se compararon las activaciones de las áreas de recompensa cerebral (estriado ventral/NAC) se observó gran activación del estriado ventral izquierdo/NAC en los hombres (no en las mujeres) al observar a los jugadores innobles experimentando dolor junto con la activación correspondiente de la OFC. Al comparar la activación de estas últimas áreas con una escala compuesta de “venganza” aplicada a los sujetos experimentales (posexperimento) se observó que los hombres expresan un mayor deseo de venganza que las mujeres (P>0,05), es decir, las mujeres perdonan más. Los que puntearon más alto en la escala de venganza activaron proporcionalmente (análisis de regresión) más el NAC al percibir al jugador innoble un estímulo doloroso. Esto marca evidencias neurobiológicas sobre cómo la nobleza en las interacciones sociales determina la naturaleza de los vínculos afectivos entre la gente. La cooperación nutre este vínculo, pero las conductas egoístas perjudiciales a los otros, comprometen este vínculo empático (por lo menos, en los varones) dado que las respuestas empáticas del cerebro fueron disminuidas o abolidas. Estos resultados sugieren un fundamento neural para las preferencias sociales, sugiriendo que las personas valoran los logros de los otros positivamente si perciben que esas personas actúan correctamente, pero los logros de los otros se aprecian negativamente si sus conductas son innobles o incorrectas. También indican que la gente prefiere cooperar con oponentes nobles y prefiere el castigo de los adversarios de conducta innoble. Siendo estas conductas más marcadas en los hombres (quizás dependiendo del modelo experimental) esto marca, quizás, el rol predominante de los hombres en el mantenimiento de la justicia y el castigo a la violación de las normas en la sociedad humana. Quizás también el rol maternante de la mujer fundamental en el apego madre-hijo influencia la capacidad de “venganza” que es menor entre las mujeres que entre los hombres, por lo menos, en las evaluaciones neurobiológicas de las conductas de los otros. La mujer “condena” menos, o su capacidad para perdonar es mayor. Quizás también el rol diferente entre los EDITORIAL SCIENS 85

LM Zieher // Neurociencia. De la neurona a la mente. géneros en cuanto al amor y la ética de las conductas humanas sea fundamental en el establecimiento de sociedades más equilibradas ponderando la nobleza o su falta con la vara de medida más justa y que la misma sea aplicada equitativamente e independientemente del color, raza, creencia, género o ideología de las personas. Trastornos de la conducta moral Las conductas antisociales persistentes se definen como “alteraciones del sentido moral” o “insania moral” en una “perversión de los sentimientos naturales, afectos, inclinaciones, temperamentos, hábitos, disposiciones morales e impulsos naturales”. Las evidencias primarias acerca de regiones específicas del cerebro que serían cruciales para la conducta moral provinieron de tempranos reportes de daños en lóbulo frontal y reportes neuroquirúrgicos de lesiones de guerra. En la moderna cognición moral, los neurocientíficos tienden a enmarcar sus observaciones en un enfoque multidisciplinario o multinivel estrechando los vínculos entre la neurociencia, la neuropsicología y la psicología moral. Eslinger y Damasio (1985) describen deficiencias en conductas morales en un paciente con daño en la corteza prefrontal ventralmedial (vmPFC) adquirida en la edad adulta con alteraciones en pruebas de “razonamiento moral” entendida como “los mecanismos mentales por los cuales se alcanzan los juzgamientos morales”. Cuando estas lesiones se producen en edades tempranas se alteran tanto el razonamiento moral como las conductas que se generan a partir del mismo, lo que indicaría que el desarrollo moral puede ser interrumpido por daños tempranos en dicha estructura. También, aunque menos frecuentemente se presentan cambios en conducta moral por lesiones de la DLPFC. El “trastorno de personalidad antisocial” o sociopatía y la psicopatía (forma severa de sociopatía) involucran conductas contrarias al bien común y generadoras de daños repetidos a los otros. Si bien las normas sociales varían entre culturas y aún en nichos intraculturales (tipo “tribus urbanas”, mafias, etc.) las sociopatías y psicopatías no pueden quedar reducidas a “artefactos culturales” dado que sus manifestaciones nucleares son estables y fácilmente reconocibles (tanto histórica como transculturalmente). La validez de las sociopatías se sustenta en estudios imagenológicos en psicópatas que difieren de los de las personas con conductas sociales normales. Así se han encontrado: 1) reducción de la sustancia gris en la PFC. 2) anormal activación en regiones límbicas y en los lóbulos prefrontal y temporal. Otras áreas cerebrales involucradas en la cognición moral: 1) cambios estructurales congénitos o adquiridos en lóbulos temporales (anterior). 2) disfunciones en circuitos neurales vinculados a la percepción social, como es el STS que, afectado en el autismo, se relaciona con la intencionalidad de los actos lo que lleva a una reducida experimentación del orgullo (amor propio o dignidad) o de la percepción de sentirse perplejo, turbado o avergonzado (embarrassment). 3) lesiones de las estructuras límbicas o paralímbicas, trastornan los mecanismos 86

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