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111 - M Dahan - Noviembre 2018

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Conducta maternal y apego: consideraciones clínicas y epigenéticas. Mecanismos epigenéticos de los fármacos Dra. Miriam P. Dahan

Psicofarmacología

Psicofarmacología 18:111, Noviembre de 2018 de la habitación, y luego el bebé queda solo; el extraño regresa y luego la madre regresa antes de que el extraño se vaya para siempre. El bebé pasa por un total de ocho episodios situacionales. El objetivo principal de esta evaluación es determinar el estilo de apego basado en el interés mostrado por el niño hacia el extraño, y el comportamiento de buscar consuelo en la madre una vez que el infante y la madre se reúnan. El principal resultado de esta evaluación es que el estilo de apego se clasifica como seguro o inseguro (Ainsworth et al., 1978; Sheinbaum et al., 2015). El apego seguro está representado por la exploración activa del extraño, especialmente cuando la madre está en la habitación, y luego busca el consuelo de la madre cuando regresa. El apego se interpreta como inseguro cuando el bebé evita al extraño y luego muestra evitación o indiferencia hacia la madre cuando regresa a la habitación. En este estudio modificaron el SSP para estudiar el comportamiento similar a un accesorio en cachorros de ratón. Los resultados del estudio muestran importantes efectos genéticos y epigenéticos en la determinación de estilos particulares de apego y rasgos de comportamiento adulto. Las conclusiones a las que arribaron: - Tomados en conjunto, los comportamientos de los ratones llevaron a definir diferentes estilos de apego según las diferencias genéticas, epigenéticas y ambientales. En particular, observaron que los ratones C57BL/6N presentaban los tres marcadores de comportamiento (es decir, preferencia materna, reunión con la madre y exploración del extraño) de un estilo seguro de apego, mientras que los ratones BALB/c mostraban solo dos de los tres marcadores positivos. El último grupo no exhibió la exploración de rebote de las madres durante su reunión; buscar a la madre en la versión humana de la prueba atestigua la unión segura del bebé (Ainsworth et al.,1978; Sheinbaum et al., 2015). - Por lo tanto, aunque la mayoría de los cachorros criados por sus madres biológicas mostraban signos de apego seguro, los cachorros criados por madres adoptivas exhibían conductas de apego seguras o inseguras de acuerdo con su genotipo. Además, observaron que cuando las madres adoptivas criaban a sus cachorros, todas las respuestas conductuales para definir estilos específicos de apego eran impulsadas por el padre, con una especie de apego seguro en los descendientes de padres C57BL/6N, mientras que el apego inseguro ocurría en los descendientes de padres BALB/c. - Como dato interesante refieren la observación en otros roedores, como los conejillos de Indias, en los cuales los cachorros prefieren estar más cerca de las madres que de otros adultos y la presencia de la madre es más efectiva para reducir los niveles de estrés, en comparación con otras mujeres adultas, cuando el cachorro se coloca en un entorno nuevo. (Hennessy et al., 2003). - El apego también ha sido explorado, en ratas, por el grupo de Regina Sullivan. Su grupo ha descripto la neurobiología del apego y le ha asignado un papel principal a la amígdala (Sullivan et al., 2000). Demostraron que el apego ocurre incluso con traumas y/o un cuidador abusivo; descubrieron que la presencia de la presa suprimía la respuesta del cachorro a una amenaza o un aprendizaje aversivo permitiendo así que el joven sobreviviera, aunque con efectos psicológicos a largo plazo que podrían hacerse evidentes con la maduración (Perry y Sullivan, 2014). No se ha determinado un efecto directo de un gen impreso en el desarrollo del comportamiento de apego. Se piensa que los genes expresados por el padre maximizan la asignación de recursos a los cachorros, mientras que los genes expresados por la madre conducen a una distribución igual entre los descendientes. La explicación evolutiva de esta diferencia reside en una mayor relación materna que paterna entre los cachorros en desarrollo. En consecuencia, la expresión de un gen según el origen parental puede promover la explotación de los recursos maternos por parte del cachorro (o infante). De hecho, si bien el papel clave de la madre es proporcionar nutrientes, prenatalmente (Reik et al., 2003) y perinatalmente (Plagge et al., 2004), en el período posnatal se vuelve fundamental la promoción de señales positivas en el sistema sensorial de la madre (Wilkinson et al., 2007). - Por último, los estilos de apego pueden predecir la interacción social adulta. Las experiencias de la vida temprana tienen efectos importantes a lo largo de la vida de un individuo (Roth y Sweatt, 2011). Diversos enfoques clínicos han sugerido que la vida psicológica adulta a menudo es una expresión del estilo de apego durante la infancia. Además, los estudios a largo plazo han demostrado que un estilo de apego particular en los humanos es relativamente estable desde la infancia hasta la adultez temprana (Waters et al., 2000; Sheinbaum et al., 2015). Kandel. Principios Kandel en su artículo “Un nuevo marco teórico para la Psiquiatría”, postula un reencuentro de la Psiquiatría y la Psicología con la Biología, que él propone como la base epistemológica sobre la cual se podría desarrollar la teoría y la práctica psiquiátrica y psicológica dentro de parámetros científicos (Kandel, 1998). Este autor enunció sus principales ideas enmarcándolas en cinco principios; en el cuarto de ellos señala que las alteraciones en la expresión de genes inducidas por el aprendizaje dan lugar a cambios en los patrones de conexiones neuronales. Estos cambios, según Kandel, no sólo contribuyen a las bases biológicas de lo individual, sino también podrían ser responsables de la iniciación y el mantenimiento de alteraciones de la conducta inducidas a través de sucesos de orden social. Los estudios realizados por Kandel en el caracol marino Aplysia han brindado evidencia que el aprendizaje produce cambios sostenidos en la efectividad de las conexiones sinápticas alterando la expresión de genes, es decir, en la función transcripcional de los mismos (Olds, 1975). También las investigaciones ya mencionadas en ratas, muestran que las diferencias individuales en la expresión de EDITORIAL SCIENS // 23

Dra. Miriam P. Dahan genes en regiones del cerebro que regulan la reactividad al estrés pueden ser trasmitidas de una generación a otra por medio de las variaciones del cuidado maternal de las crías. Estos descubrimientos han sido indicadores acerca de las variaciones en el cuidado maternal como base para la transmisión comportamental no genómica de generaciones (Francis et al., 1999). En su quinto y último principio, Kandel afirma que “si la psicoterapia es efectiva y produce cambios de larga duración en el comportamiento, presumiblemente hace esto mediante mecanismos de aprendizaje, que producen cambios en la expresión de los genes que alteran a la vez la fuerza de las conexiones sinápticas y los cambios estructurales y también modificando el patrón anatómico de interconexiones entre las células nerviosas del cerebro” (Kandel, 1991). Por lo tanto la psicoterapia por medio de la palabra puede obtener mejorías en el paciente y, a su vez, se producen necesariamente cambios en el cerebro del mismo. Algunos estudios mostraron una disminución de la actividad de una región del núcleo caudado en sujetos con trastorno obsesivo compulsivo que fueron tratados exitosamente con un tratamiento conductual (prevención de la respuesta) o con un psicofármaco (Fluoxetina). Mientras que los sujetos que no mejoraron con ninguno de esos tratamientos mantuvieron alta la actividad de ese núcleo cerebral. Este trabajo fue fundamental para mostrar que los tratamientos cognitivos-conductuales basados en los principios del aprendizaje modifican las conexiones neuronales de modo semejante a como lo hacen los psicofármacos (Baxter et al., 1992). Epigenética y psicofármacos Se sabe que las variables del entorno como ciertos psicofármacos pueden producir modificaciones epigenéticas (Medina y Alvano, 2016). En relación a los antidepresivos en particular, si bien no contrarrestan en forma directa los efectos del estrés, tendrían la capacidad de restablecer la funcionalidad del circuito involucrado en la depresión. El tratamiento crónico con antidepresivos provoca una translocación de la PKA (proteinquinasa A), aumentando su actividad en el núcleo donde genera la fosforilación y la activación del CREB (Factor de transcripción) (Nestler et al., 1989). El CREB puede mediar la acción de la vía de señalización intracelular del AMP cíclico (AMPc). Figura 3 Alvano et al. Trastornos del estado de ánimo y de Ansiedad, 2016. 24 // EDITORIAL SCIENS

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