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Psicofarmacología 100

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  • Cognitivas
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  • Conectividad
Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Dra. Laura Sarubbo

Dra. Laura Sarubbo Médico Psiquiatra Prof. Agregada de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Medicina Universidad de la República Oriental del Uruguay Máster en Psiconeurofarmacología, Universidad Favaloro, Argentina Diplomatura en Psicoterapia en Servicios de Salud de la Facultad de Medicina Universidad de la República Oriental del Uruguay Correspondencia: laurasarubbo@gmail.com Fecha de recepción: 29 de junio de 2016 Fecha de aceptación: 5 de agosto de 2016 Efectos del consumo de marihuana en la adolescencia: su impacto en el sistema nervioso central Effects of Marijuana Consumption in Adolescence: its impact on the Central Nervous System Resumen Durante la adolescencia, se producen importantes cambios en la arquitectura y funcionalidad del sistema nervioso. En esta etapa (de los 10 a los 19 años según OMS) adquirimos un importante caudal de conocimiento, capacidad creativa y desarrollo de aptitudes estéticas (música, plástica), físicas (deportes) y, fundamentalmente, sociales. Se caracteriza por ser un período crítico en el desarrollo cerebral, en donde el sistema endocannabinoide juega un importante rol como modulador de los sistemas dopaminérgicos, serotoninérgicos, gabaérgicos y glutamatérgicos que darán lugar, entre otros, a cambios en la conectividad. Es de suponer, que la estimulación de este sistema por el Δ 9 THC (Delta 9 tetrahidrocanabinol, principio activo del cannabis) en este período puede producir alteraciones duraderas en el nivel neurobiológico, afectar la función del cerebro en el adulto y facilitar, en algunos casos, la aparición de cuadros psicóticos como la esquizofrenia en aquellos individuos vulnerables genéticamente. El cerebro adolescente es muy sensible, tanto a variables internas (acción de hormonas, moléculas estimulantes o inhibitorias), como a las del ambiente. Es una etapa caracterizada por una importante plasticidad neuronal, en la que se produce mielinización de fibras nerviosas, poda de sinapsis, cambios en la concentración de neurotransmisores y de sus receptores en áreas del sistema nervioso esenciales, tanto para las funciones cognitivas como para las comportamentales y emocionales. La diferenciación, migración neuronal, formación de axones, proliferación dendrítica, sinaptogénesis, empiezan in utero y siguen hasta después de los 20 años. Este proceso, al que llamamos maduración prosigue en la tercera década, especialmente en los lóbulos frontales, que mantienen la plasticidad, permitiendo modificaciones en respuesta a factores ambientales durante el resto de la vida. La evidencia de que el consumo de cannabis afecta las funciones cognitivas y conductuales en los seres humanos, viene creciendo en las últimas décadas. El propósito de esta revisión es actualizar los conocimientos recientes con respecto a las alteraciones que produce su consumo en un sistema nervioso inmaduro como lo es en la etapa prenatal, en la niñez y en la adolescencia. Palabras clave Adolescencia – Marihuana – Cannabis – Alteraciones cognitivas. Abstract During adolescence, important changes happen in the architecture and the functionality of the brain. In this stage (from 10 to 19 years according to WHO) we acquire an important amount of: knowledge, creative capacity, and the development of aesthetic (music, plastic), physical (sports) and, fundamentally, social skills. This is characterized as a critical period in the development of the brain, where the endocannabinoid system plays an important role as the modulator of dopaminergic, serotoninergic, GABAergic and glutamatergic systems that will lead to changes in connectivity. Presumably, stimulation of this system by Δ 9 THC (Delta 9 tetrahydrocannabinol, active ingredient in cannabis) in this stage, can produce lasting changes at the neurobiological level, affecting brain function in adults and facilitating, in some cases, the emergence of psychotic symptoms such as schizophrenia in those individuals who are genetically vulnerable. Adolescent brain is very sensitive, both to internal (action of hormones, stimulants or inhibitory molecules) and environment variables. This is a stage characterized by important neuronal plasticity, in which some changes are produced, like myelination of nerve fibers, pruning of synapses, changes in the concentration of neurotransmitters and their receptors in areas of the nervous system essential for cognitive, behavioral and emotional functions. Differentiation, neuronal migration, axon formation, dendritic proliferation and synaptogenesis begin in utero and continue until after 20 years old. This process, which we call maturation, continues in the third decade, especially in the frontal lobes, which maintain plasticity, allowing modifications in response to environmental factors during the rest of life. The evidence that cannabis consumption affects cognitive and behavioral functions in humans has been growing in recent decades. The purpose of this review is to update recent knowledge regarding alterations produced by cannabis consumption in an immature nervous system as it is in the prenatal stage, in childhood and adolescence. Keywords Adolescence – Marijuana – Cannabis – Cognitive impairment. Sarubbo, Laura. “Efectos del consumo de marihuana en la adolescencia: su impacto en el sistema nervioso central”. Psicofarmacología 2016;100:21-30. Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista Psicofarmacología en sciens.com.ar EDITORIAL SCIENS // 21

Dra. Laura Sarubbo Introducción El uso de los derivados de la planta Cannabis Sativa se conoce desde hace más de 4 000 años por sus propiedades terapéuticas y recreativas. La primera mención que se conoce de su uso medicinal procede de la Shennong pên Ts’ao ching (la Gran Enciclopedia Herbal del Emperador Shennong), uno de los primeros textos de la medicina herbal que data del 2700 a. C. Después de los opiáceos, el cannabis fue el extracto de plantas de uso medicinal más recetado, hasta que fue prohibido durante la década de los treinta. Estas sustancias se descubrieron en la década del cuarenta, cuando el cannabidiol (CBD) y el cannabinol (CBN) fueron identificados. La estructura del delta 9 tetrahidrocannabinol (Δ 9 THC) principal componente psicoactivo del cannabis fue determinada por primera vez en 1964, en el Instituto Weizman de Ciencias en Rejovot Israel. Hasta el momento se han caracterizado químicamente al menos 113 cannabinoides procedentes de la planta entre más de 400 sustancias diferentes que produce. El cannabinol (CBN) es el producto primario de la degradación del THC y suele estar en baja concentración en la planta. Su contenido aumenta según la cantidad de THC que se degrada por su exposición a la luz y al aire y es de baja capacidad psicoactiva (contribuye aproximadamente en un 10% a esta propiedad). El cannabidiol (CBD) es el que está en mayor proporción, es también de baja o nula psicoactividad y es el cannabinoide involucrado en los efectos medicinales. Además, la planta, contiene otros cannabinoides no psicoactivos como el CBG (cannabigerol), CBC (cannabicromeno), etc. Durante los noventa se investigó el mecanismo de acción de la marihuana mediante su metabolito psicoactivo, el Δ 9 THC, se descubrió la existencia de un sistema cannabinoide FIGURA 1 Vista sagital de las estructuras subcorticales que presentan gran cantidad de receptores a cannabinoides: caudado (azul claro), putamen (rosa fuerte), Tálamo (verde), el globo pálido (azul oscuro), el núcleo accumbens (marrón claro), la amígdala (turquesa), y el hipocampo (amarillo). Modificado de Rex E. et al (2014). endógeno presente en los mamíferos, cuyos receptores de proteína G fueron bien identificados (los CB1 y CB2), habiéndose descripto posteriormente un tercer receptor (GPR55). El sistema endocanabinoide desempeña un papel muy importante en la neuromodulación de ciertos neurotransmisores, como son el ácido g-aminobutírico, el glutamato, la serotonina y la dopamina (Netzahualcoyotzi-Piedra C. et al 2009). Hoy se conoce su accionar tanto como sustancia psicoactiva como medicinal, usándose con este fin en general, en forma de aceite que se extrae de variedades diferentes de la planta (Cannabis Sativa L) a la que se consume por su acción psicoactiva. Esta variedad tiene muy bajo o nulo índice de THC, pero alto en CBD produciendo efectos tanto sobre el SNC como en el periférico, sobre el sistema cardiovascular, destacándose sobre todo su acción a nivel del ojo (disminución de la presión intraocular). Se conocen también sus efectos como antiemético, analgésico, antinflamatorio y anticonvulsivante (siempre que no se administren en forma prolongada y a dosis altas, ya que de esta manera se transforman en proconvulsivantes). Recientemente, un estudio (Arain M., 2015) mostró la posibilidad de que agonistas de los receptores CB1 pueden prevenir o reducir los déficits cognitivos (aprendizaje y memoria) producidos por traumatismos encéfalo craneanos (TEC) al actuar suprimiendo la neuroinflamación y el neurometabolismo, sobre todo del tejido no dañado que podrían compensar las áreas lesionadas. Otro estudio, contrariamente, muestra que la administración de THC en ratas hembras adolescentes se asocia con neuroinflamación persistente de la corteza prefrontal, y el mismo estudio proporciona evidencia de una asociación causal entre la activación microglial y los déficits cognitivos a largo plazo (Zamberletti E et al, 2015). Solamente un 1% del Δ 9 THC que circula en el plasma penetra a nivel del SNC, concentrándose fundamentalmente en el caudado, putamen, tálamo, hipocampo, amígdala, corteza cerebral sobre todo lóbulo frontal, corteza cingulada anterior, cerebelo y septum (Figura 1). Los cannabinoides son capaces de producir efectos similares a los que producen el resto de las sustancias psicoactivas de abuso, como son tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia. Provoca efectos euforizantes, frente a los cuales no se desarrolla tolerancia; también alteraciones perceptuales, deterioro cognitivo y efectos ansiogénicos, a los que sí se desarrolla posible tolerancia. En los consumidores crónicos se observa tolerancia cruzada con otras drogas depresoras como el alcohol. Inducen dependencia, manifestada por síntomas similares a los mostrados por los opioides, si bien con la marihuana estos son más leves. Esta se manifiesta, en general, por un aumento de conductas agresivas inespecíficas vinculadas sobre todo a los receptores CB2, las que son particularmente importantes si se les asocia abstinencia a otras sustancias. Algunos estudios mostraron la participación del sistema dopaminérgico meso-límbico-cortical, viéndose cambios plásticos en las neuronas dopaminérgicas situadas en ATV (área tegmental ventral) que proyectan al núcleo accumbens, 22 // EDITORIAL SCIENS

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