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Psicofarmacología 39

Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Psicofarmacología 6:39, agosto 2006 Etiopatogenia de los trastornos de ansiedad y depresivos: Áreas relacionadas y factores involucrados. Primera parte The etiopathogeny of anxiety and depressive disorders: Related areas and factors involved. Part I Fecha de recepción: 3 de julio de 2006 // Fecha de aceptación: 24 de julio de 2006 Resumen Las diferentes áreas que forman la red neuronal involucrada en la fisiopatología de los trastornos depresivos son las mismas, o por lo menos están muy emparentadas, con aquellas que intervienen en la patogenia de los trastornos de ansiedad, y en procesos fisiológicos normales como el procesamiento emocional y la respuesta al estrés. Estas áreas se pueden afectar tanto por predisposición genética como por las variables provenientes de un entorno establecido, siendo la interacción gen-entorno lo que más se acepta en la actualidad para explicar la etiopatogenia tanto de los trastornos depresivos como de los de ansiedad. Muchos genes involucrados y no uno solo, darán una contribución genética de moderada a modesta en el desarrollo de estos cuadros. Los mismos al interactuar con factores evolutivos y ambientales, identificados como predisponentes con moderada especificidad para determinar uno u otro desorden, influirán en la etiología de los distintos trastornos. Dicha influencia se ejercerá sobre todo en las etapas tempranas de la vida, donde los circuitos, antes mencionados, son altamente plásticos. Todos estos factores intervendrán para que se forme o no el terreno predisponente sobre el que una situación nociva durante la vida adulta, pueda desencadenar un trastorno determinado. Posiblemente, en los diferentes desordenes, el circuito antes mencionado no se afecte exactamente, ni con igual fuerza, en las mismas áreas. Por lo tanto, las modificaciones producidas por la interacción gen-entorno, y el procesamiento final de esta red en conjunto, es distinto para cada uno de ellos. Abstract The different areas that make up the neural network involved in the physiopathology of depressive disorders are the same, or are closely related at least, with those intervening in the pathogeny of anxiety disorders and normal physiological processes such as emotional processing and the response to stress. These areas may become affected either by genetic predisposition or by the variables of an established environment. The gene-environment interaction is nowadays the most accepted explanation for the etiopathogeny of both depressive and anxiety disorders. Many genes involved and not just one will make a genetic contribution, ranging from moderate to modest, to the development of these symptoms. When these interact with evolutionary or environmental factors identified as predisposing, with moderate specificity, in order to determine one disorder or other, they will influence the etiopathogeny of the different disorders. Such influence will mainly be exerted during the early stages of life, when the circuits mentioned before are highly plastic. All these factors will or will not play a role in the setting of a predisposing ground on which a harmful situation during adult life may trigger a particular disorder. It is possible that in the different disorders, the circuit mentioned before will not become affected in the same way, or with the same strength in the same areas. The alterations caused by the gene-environment interaction and the final processing of this network together, are different for each of them. Palabras clave Emoción, sentimiento, depresión, ansiedad, endofenotipo, estrés, interacción gen- entorno Key words Emotion, feeling, depression, anxiety, endophenotype, stress, gene-environment interaction Sebastián Alejandro Alvano Médico Psiquiatra Universitario. Director y Profesor Estable de la Maestría en Psiconeurofarmacología, Universidad Favaloro. Supervisor y Docente del Servicio de Psicopatología del Hospital Ramos Mejía. Jefe de Trabajos Prácticos, 1 a Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). Miembro Senior y Educational Liaisons Network (ELN) for Argentina, de la World Psychiatric Association (WPA). Foreing Member of Society for Neuroscience (SFN). Miembro del Comité de Investigación y Docencia del Programa de Educación Continua en Psiquiatría, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Presidente Honorario y Miembro del Consejo Asesor Permanente de la Asociación de Psicofarmacología y Neurociencia Argentina (APNA). Puede consultar otros artículos publicados por el autor en la revista psicofarmacología en www.sciens.com.ar EDITORIAL SCIENS // 09

Dr. Sevastián Alejandro Alvano Introducción Hitos históricos en la comprensión del cerebro emocional Quizás si se hubiese seguido lo postulado en el siglo V -VI a. C. por Alcmeón de Crotona, el avance neurocientífico habría sido más rápido. Pues este filosofo vinculado con los pitagóricos fue el primero que relaciono al cerebro con alguna de sus funciones, postulando que la base de la razón se encontraba en el mismo. Hipócrates (460 - 377 a. C.) en el "tratado de la enfermedad sagrada" toma una postura similar. Sin embargo aproximadamente 200 años después, esto es tirado abajo por Aristóteles (384-322 a. C.) que localiza las emociones en el corazón, creyendo que dicho órgano era asiento de todas las sensaciones, y que el cerebro solo servia para enfriar la sangre. Su filosofía influirá sobre toda la edad media, principalmente a través de la escolástica. Hacia 1620, Francis Bacon publica su Novum Organum. Su época es la de las revoluciones científicas que marcan el inicio de la ciencia moderna, opuesta a la especulación vacía de la edad media (1). Si bien en 1868 Harlow describe algunas manifestaciones resultantes del daño de la corteza prefrontal (CPF), se podría decir que el padre de la neurociencia afectiva fue Charles Darwin, quien da el puntapié inicial para pensar en el sustrato neurobiológico de las emociones. En 1872 Darwin publica su libro "La expresión de las emociones en el hombre y en los animales", el cual es el resultado de 34 años de trabajo. Del mismo se desprenden dos ideas centrales para el estudio neurocientífico de las emociones. La primera es la noción que la expresión de determinadas emociones en los animales es homologable a la de los humanos. Este juicio surge de un robusto estudio diseñado y de fotografías de animales y personas en diferente estados emocionales (por ejemplo, el enojo y la agresión). En segundo lugar Darwin propuso que una determinada cantidad de emociones "básicas" están presentes en diferentes especies y culturas (por ejemplo, de emociones básicas de miedo, enojo, alegría y tristeza). Estas dos ideas promovieron el estudio en animales para entender las emociones humanas, y encontrar el sustrato neuronal de las mismas. Desde estos trabajos, muchos han sido los autores que hicieron sus aportes para el entendimiento, que en la actualidad tenemos, del cerebro emocional. Mencionaremos algunos de ellos (2). En los años: - 1931: Cannon y Bard demuestran reacciones emocionales violentas e inmediatas en gatos decorticados, a las cuales llamaron "rabia simulada", y realizan su teoría de la emoción (2). - 1937: James Papez propone un circuito para explicar los sentimientos y las emociones, que involucra al lóbulo límbico de Broca (1878). Este circuito esta formado por las siguientes estructuras: Hipocampo-trígono-tubérculos mamilares-haz mamilo talámico-núcleos talámicos anteriores-corteza cingulada. Papez estaba en lo cierto al atribuir una gran importancia a la corteza del cíngulo y al hipocampo en la percepción de los sentimientos. Sin embargo se equivocaba al pensar que el hipocampo era el encargado en coordinar las áreas relacionadas tanto con la expresión somática de la emoción, como con la experiencia emocional conciente (o sentimiento). El área encargada de esta coordinación es la amígdala, la cual se encuentra ubicada en la porción antero medial del FIGURA 1 Modificado de: Dalgleish T. The emotional brain. Nat Rev Neurosci 2004;4(7): 582-589. 10 // EDITORIAL SCIENS

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