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Psicofarmacología 42

Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Prof. Dr. Luis María

Prof. Dr. Luis María Zieher Introducción La conciencia reflexiva o conciencia de sí mismo (consciousness) es la lectura de la mente, un proceso ubicuo de desarrollo temprano, ya que se organizan las redes de procesamiento neural en el cerebro. Si bien los informes primarios respecto al desarrollo de estas propiedades se relacionaron con el inicio de las habilidades lingüísticas, alrededor del año y medio de vida, los estudios psicológicos modernos indican que ya existen vestigios de estas propiedades en bebés de muy temprana edad. La lectura de la mente permite tomar conocimiento o ser conciente de lo que se piensa, dice o escucha, permitiendo al cerebro ejecutivo enfocar la atención hacia ideas, objetos u objetivos determinados. La conciencia reflexiva es característica del ser humano. Se encuentra expresada de modo más rudimentario en los primates superiores (chimpancé). Aristóteles, al plantearse la dificultad de conocer lo que sabemos, saber lo que pensamos y tomar conciencia de nosotros mismos como guía de nuestros actos (Ética Nicomaquea), es quien define con claridad los aspectos filosóficos y humanísticos de la conciencia reflexiva. La neurociencia moderna intenta bucear en los mecanismos neurobiológicos subyacentes, a fin de comprender aquellos trastornos donde este proceso se encuentra afectado (autismo, esquizofrenia, etc.). En un nivel sociológico, esta conciencia reflexiva nos permite, a través del "conocerse a uno mismo", tomar conciencia de lo que piensan o sienten los demás y, por inferencia, generar una "conciencia moral" o ética que es fundamental para la convivencia social. Las personas con desórdenes del espectro autístico son incapaces de "leer la mente", una habilidad ubicua y común entre los humanos, necesaria para las interacciones sociales comunes. El defecto más relevante del autismo es un déficit devastante en el "insight" social humano que se refiere como "ceguera mental" (mind blindness) (1). La "Teoría de la mente" o "mentalización" presupone que los individuos normales, al poseer la capacidad de leer su mente, atribuyen estados mentales a sí mismos (self) y a los otros, lo que les permite explicar y predecir en base a expectativas, la conducta y el pensamiento de los otros en base a sus propios pensamientos y sus correspondientes cargas emocionales (sentimientos) y valencias afectivas (positivas o negativas). El reconocimiento de caras es fundamental en todo y en los autistas las áreas que procesan esta información se activan de manera deficiente (gyrus fusiforme), lo mismo que las involucradas en la valoración emocional de esas caras, la dirección de las miradas y la capacidad de reconocer expresiones (complejo amigdalino). En la hipótesis de la ceguera mental del autismo (2) y en base a resultados de neuroimagenología funcional, se considera que la alteración fundacional del autismo es la disfunción de los circuitos dedicados a procesar los mecanismos neurocognitivos de la lectura de la mente. Diferencias sexuales en el cerebro. Implicancias para el autismo El trabajo de Simon Baron-Cohen y cols. que a continuación se comenta, publicado en la sección "puntos de vista" de Science (3), presenta una desafiante concepción sobre los aspectos cognitivos y los sustratos neurales que expresan conductas diferenciales entre los sexos. El dimorfismo sexual se produce en el cerebro, la cognición y la conducta. Se presentan evidencias que relacionan estos tres niveles entre sí y las posibles relaciones causales con el dimorfismo sexual en el autismo clásico y el síndrome de Asperger, los dos subgrupos más claros del "espectro autista". La teoría E-S (empatización-sistematización) y las diferencias psicológicas entre sexos Si bien hombres y mujeres no difieren en sus valores de inteligencia general, las pruebas de tareas cognitivas específicas muestran diferencias entre los sexos. Los hombres resultan favorecidos en: - Tests de rotación mental - Navegación espacial y lectura de mapas - Puntería (targeting) - Tests de figuras encajadas o encastradas - De pequeños suelen jugar con juguetes mecánicos - De adultos prevalecen en ingeniería y física Las mujeres, por contraste, puntean más alto en: - Tests de reconocimiento emocional - Tests de sensibilidad social - Tests de fluencia verbal - Aprenden a hablar antes que los hombres - De pequeñas se entretienen y juegan con muñecas Sin embargo, los estudios con base estadística muestran considerable superposición en las distribuciones de aspectos masculinos y femeninos, aún para las más aceptadas convencionalmente entre los psicólogos. Las diferencias existen entre poblaciones, pero no se pueden inferir conclusiones directas para individuos. Si bien estas diferencias poblacionales surgen parcialmente de factores experienciales, los experimentos en animales sugieren la existencia de fundamentos biológicos. Así, ratas machos tienen mejores performances que las hembras cuando se evalúa la memoria espacial en el laberinto radial y en el laberinto acuático (Morris water maze). La diferencia entre sexos se borra castrando a los machos o tratando neonatalmente a las hembras con testosterona. Los machos humanos también cometen menos errores y necesitan menos tiempo para completar un laberinto virtual. Entre los monos, los machos prefieren jugar con camiones de juguete, mientras que las hembras prefieren las muñecas. Estas diferencias parecen vincularse con caracteres innatos. También la contribución biológica con el interés social resulta, en parte, de características innatas. En bebés de un día de vida, las nenas pasan más tiempo mirando una cara viva, mientras que los nenes prefieren mirar objetos mecánicos. Según la teoría E-S de las diferencias sexuales psicológicas, esas diferencias reflejan una mayor sistematización en los varones y una mayor capacidad empática en las mujeres. Sistematizar es la tendencia a analizar un sistema según las reglas que lo gobiernan para predecir la conducta del mismo. Empalizar es la tendencia a identificar los estados mentales propios con los de "otros" con una emoción apropiada, de manera de predecir la conducta de la otra persona. Esto último es casi imposible de predecir por sistematización, ya que en términos determinísticos a un mismo ingreso corresponde el mismo egreso, mientras que las funciones de input-output de una persona son variables y dependen de sutiles diferencias entre los contextos emocionales presentes y pasados, lo que es casi imposible de parametrizar (son sistemas biológicos complejos que responden a dinámicas no lineales). La teoría E-S predice que las diferencias sexuales psicológicas se definen a través de la diferencia entre las dimensiones de E y de S, categorizando los tipos individuales en S (S > E, más común en varones), E (E > S, más común en mujeres) y tipo B (E = S). Los datos se extraen de dos cuestionarios que generan dos cocientes: - El cuestionario de empatía: EQ 10 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 7:42, febrero 2007 - El cuestionario de sistematización: SQ Estos cuestionarios revelan la existencia de dos tipos extremos, donde S >> E o E >> S, y puntajes intermedios SQ-EQ que ilustran el diferente perfil entre los dos sexos. Diferencias entre los cerebros de ambos sexos - En su conjunto, el cerebro es 9 % más grande en hombres y en jóvenes, debido a un mayor volumen de sustancia blanca - El cociente entre el volumen del cuerpo calloso y el total cerebral es menor en hombres - Esto indica que el incremento de volumen del cerebro predice menor conectividad interhemisférica y que los grandes cerebros poseen proporcionalmente menos cuerpo calloso, tanto en humanos como en animales. - Dimorfismos en áreas específicas: . La amígdala masculina se expande más que la femenina en la infancia, y esto perdura en los adultos . Hay más neuronas en la corteza cerebral masculina y éstas se encuentran más densamente empaquetadas, pero hay excepciones en diversas áreas. Todo esto, en conjunto, demuestra que existe mucha conectividad intrahemisférica y menor interhemisférica en los cerebros masculinos y existe una correlación con observaciones fisiológicas. La mayor habilidad lingüística femenina se relaciona con una mayor activación interhemisférica y con una sincronía de fase entre las cortezas frontal y parietal, lo cual sugiere una mayor conectividad a larga distancia en las mujeres. Teoría EMB del autismo La extensión de la teoría E-S es la del cerebro "extremadamente masculino" (EMB o CEM). Esta teoría propone que los individuos con el espectro autista se caracterizan por impedimentos en la empatía, junto con una sistematización normal o aún superior. La reducida empatía en sujetos con el síndrome de Asperger es evidente en sus bajos puntajes en los tests de reconocimiento emocional, el cociente de empatía (EQ), el cociente de amigabilidad y relación y en los tests de sensibilidad social, como el test del "paso en falso". Las habilidades en la sistematización intactas o aún superiores se aprecian en los altos puntajes en el cociente SQ, en el test de "medicinas populares" y en el de las figuras encastradas. También son propensos a tener: - Fuertes obsesiones - Áreas de interés limitadas (estrechas) - Tendencia a poner foco en sistemas Si bien la teoría EMB encaja bien con el síndrome de Asperger, ¿cómo se relaciona con el espectro autista en general? El autismo clásico tiene: - Déficits empáticos - "Ceguera mental" con incapacidad o retardo marcado en desarrollar una "teoría de la mente" - Déficits en la atención conjunta (aislamiento) Es difícil evaluar o ponderar la capacidad de sistematización en personas con poco lenguaje o bajo IQ. Algunas conductas características como: - La insistencia en lo mismo - Las conductas repetidas - Las obsesiones con sistemas o normativas de datos (como las tablas de horario de los trenes o las guías telefónicas) - Habilidades en "islas", como los cálculos calendarios - Conocimiento precoz de las máquinas - La atención prestada a cambios que responden a predicciones basadas en reglas Estas son características de "hipersistematización", llevando en los casos de bajo IQ a dificultades lingüísticas, a sistematizar un solo y limitado conocimiento, haciendo generalizaciones irrelevantes del mismo (película Rainman). Por supuesto, estos síntomas no sólo involucran sistematización, sino también muchos otros procesos cognitivos, por lo cual los síntomas tan complejos del espectro autista deben correlacionarse con similar complejidad de las redes neuronales que procesan información, donde el neurodesarrollo de unas y otras áreas o procesos (mielinización temprana, incremento del grosor de la sustancia gris, etc.) deben seguramente correlacionar "estructura y función" de manera selectiva para determinadas habilidades o sus carencias. Desde el punto de vista neuroanatómico, la característica del autista, al igual que la del cerebro extremo masculino (EMB), es un balance sesgado entre las conectividades de corta y larga distancia con predominio de las primeras sobre las últimas. Dado que el procesamiento empático integra información de múltiples orígenes, este déficit puede generar el bajo índice EQ del autista. También en tareas de empatización el cerebro autista muestra deficientes niveles de activación. Asimismo, la sesgada conectividad puede relacionarse con el procesamiento de información sistematizada que involucra un estrecho foco atencional de información local para entender minuciosamente cada parte de un sistema. Respecto a la morfometría de áreas del cerebro (por RMN), se confirma que las cabezas más grandes de los autistas se corresponden con cerebros más grandes, incremento que se debe, en gran medida, al mayor volumen de la sustancia blanca respecto de la gris. Esta hiperplasia ocurre preponderantemente en los tractos de distancias cortas, mientras que la cápsula interna y el cuerpo calloso son proporcionalmente reducidos. En niños autistas de a 18 a 35 meses de edad, la amígdala es proporcionalmente más larga, aún con datos corregidos por volumen total del cerebro. El agrandamiento perdura hasta la adolescencia temprana, coincidiendo con el del cerebro de niños normales, pero cuando el autista llega a la adolescencia, el agrandamiento de la amígdala ha desaparecido y en la adultez temprana el volumen de la amígdala es anormalmente pequeño. Todos estos datos son compatibles con el de un cerebro hipermasculino, ya que son exageraciones del desarrollo normal del cerebro masculino. Efecto prenatal de los andrógenos y las diferencias de sexo en el cerebro y la conducta Los andrógenos, incluida la testosterona, producidos por los testículos en la vida pre y postnatal, producen diferencias sexuales en las estructuras y funciones neurales. La testosterona (T) es una pequeña molécula extremadamente lipofílica que atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica y las membranas celulares. El receptor androgénico (AR) es un clásico receptor citosólico a esteroides. Una vez fijada al receptor, la T y su metabolito la di-hidro-testosterona (DHT), ingresan al núcleo y, fijándose al ADN, afectan la transcripción. También el andrógeno puede aromatizarse a estradiol para fijarse luego al receptor a estradiol (ERa o ERb) e influenciar procesos de transcripción. La T afecta el desarrollo neural: - Previene la muerte celular programada - Influencia la conectividad neural - Altera los perfiles neuroquímicos - T y E modulan las neurotransmisiones por GABA y 5-HT - Incrementan la formación de espinas dendríticas vía BDNF EDITORIAL SCIENS // 11

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