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Psicofarmacología 52

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Revista Latinoamericana de psicofarmacología y neurociencia.

Psicofarmacología 8:52, Octubre 2008 ta a los antidepresivos. Ha sido observado un tamaño hipocampal reducido en varios estudios de adultos con depresión mayor. Se propone que el hipocampo contribuye a la carga de la depresión por fallas en generar una apropiada respuesta contextual al estimulo cariñoso. Esto es consistente con hallazgos de alteraciones en la codificación emocional de caras de espanto en niños y adolescentes deprimidos. Pocos estudios han examinado el volumen hipocampal en adolescentes con depresión. Sin embargo, una reducción sustancial en el volumen del hipocampo (izquierdo mayor que derecho) fue observada en adolescentes mayores (media= 16,7 años) con depresión mayor (n= 17 deprimidos versus 17 controles). Una relación aumentada entre amígdala e hipocampo fue también encontrada en pacientes pediátricos deprimidos (edad promedio= 14 años, n=23) versus controles (n=23), aunque esta diferencia podría ser mas directamente asociada con el grado de ansiedad comórbida. La relación entre la exposición a maltrato temprano y el volumen hippocampal es intrigante. Cinco estudios (total n=209) han reportado un volumen hipocampal reducido en adultos con historia de abuso sexual infantil, mientras que en tres estudios (n=186) no se observó reducción del volumen hipocampal en chicos con PTSD e historias de abuso comparables. Los modelos animales pueden ayudar a entender dicho fenómeno, ya que demuestran que una exposición a estrés temprano resulta en un 34%-36% de reducción relativa en la densidad sináptica en el hipocampo que emerge entre la pubertad y la adultez temprana. Entonces, es concebible que la exposición a adversidades tempranas durante una ventana de vulnerabilidad, retrase la expresión de la depresión en individuos susceptibles por comenzar una serie de eventos que afectan diversos procesos de regulación, como la sobreproducción sináptica en el hipocampo (Figura 3). Maduración tardía de la corteza prefrontal (CPF) Múltiples componentes de la corteza prefrontal están involucrados en la emergencia de la depresión, como su maduración durante el período periadolescente. Un rol primario de la CPF es la modulación de la actividad de las estructuras límbicas. La CPF tiene una prolongada ontogenia postnatal y no llega al volumen adulto hasta los 20 años. La complejidad de la región y su curso temporal de desarrollo lo convierte en más vulnerable, especialmente al estrés durante la adolescencia. El desarrollo de la CPF es también afectado por patologías tempranas en otras regiones del cerebro, tales como el hipocampo y el estriado. Como las propiedades funcionales de la CPF emergen secuencialmente a través del desarrollo, patologías tempranas de la CPF podrían ser silenciadas hasta que la CPF pueda normalmente asumir el control de las capacidades afectadas. Por esta razón, la CPF ocupa un lugar prominente en las teorías de la depresión adolescente. Por ejemplo, la tríada del modelo de Ernst, que postula que la depresión adolescente emerge como estructuras límbicas que conducen el avance de la maduración de estructuras corticales que proveen el control regulatorio. Sin embargo, este desarrollo transitorio no condice con la alta incidencia de depresión en adultos. La depresión mayor emerge en algunos individuos como una consecuencia de anormalidades en el desarrollo de la CPF. Esta visión neuropatogénica es compatible con observaciones en adultos de decrecimiento del volumen orbitofrontal en pacientes con depresión mayor remitida y en autopsias que muestran una marcada reducción de la densidad y tamaño de las neuronas y de la glía de la CPF dorsolateral y orbital. Dado que pocos estudios morfométricos y de imágenes funcionales han sido desarrollados en adolescentes depresivos, los hallazgos son generalmente consistentes con los de adultos. Por ejemplo, un reducido volumen del área cingulada subgenual izquierda fue comparable en adolescentes (n=30) con mujeres de edad media (n=18) con depresión. Similarmente, un reducido volumen del giro frontal medial derecho y del cingulado anterior fue observado en análisis preliminares de adolescentes deprimidos (n=16). La exposición a estrés durante la niñez podría predisponer a la depresión luego de un largo período de incubación por la alteración del desarrollo del hipocampo. La exposición a un estresor fuerte durante los 14-16 años activa la CPF y esta asociado con el 8% de la pérdida sináptica en adultos jóvenes. La pérdida sináptica fue también observada en un modelo de estrés social adolescente en ratas, así como síntomas depresivos manifestados inmediatamente. Los episodios depresivos en adolescentes frecuentemente ocurren dentro del año de la exposición a uno o más eventos estresantes fuertes y podrían ser el resultado de las alteraciones inducidas por el estrés en el desarrollo de la corteza prefrontal. FIGURA 3 Resonancias magnéticas Densidades sinápticas (DO sinaptofisina) Modificado de Bennett DS, Ambrosini PJ, Kudes D, Metz C, Rabinovich H. Gender differences in adolescent depression: do symptoms differ for boys and girls?.J Affect Disord. 2005 Dec;89(1- 3):35-44. Epub 2005 Oct 10. EDITORIAL SCIENS // 19

Damián Maur, Berenice Bourdet, Dra. María Zorrilla Zubilete La amígdala: miedo, irritabilidad y ansiedad La amígdala ha comenzado a ser un componente crecientemente importante en las teorías de la depresión, basado ampliamente en estudios imagenológicos de regulación del ánimo. La amígdala es hiperrespondente al estimulo del miedo en depresión e insuficientemente regulada por los controles de la CPF. Esto conduce a un persistente y excesivo grado de afectividad negativa lo cual es una significativa pero no especifica característica de la depresión. La alteración de los genes codificantes para 5HTT y 5HT 1 están asociada con una aumentada respuesta de la amígdala a un estímulo emocional, lo cual podría resaltar el decrecimiento observado en el volumen de la amígdala. El comienzo de la depresión en la adolescencia está siempre precedido por desórdenes de ansiedad social, lo cual podría estar relacionado con la sobreactivación de la amígdala. Interesantemente, la ansiedad social es típicamente el comienzo de los desórdenes adolescentes. Con el aumento de la madurez, hay un aumento del grado del rol cortical en el procesamiento de la respuesta a caras temerosas, lo cual provee un potencial medio de chequeo o corrección en la respuesta excesiva amigdalina. Esto es sustentado por estudios preclínicos que muestran pérdida de la conectividad entre la amígala y la CPF medial en el desarrollo. FIGURA 4 “Social Brain” en Adolescencia Social Brain: se refiere a las conexiones entre regiones del cerebro que están relacionadas con “entender a los otros”. El comportamiento que está asociado a la cognición social cambia drásticamente durante la adolescencia, especialmente la corteza prefrontal medial y el sulcus temporal superior, los cuales mostraron una actividad alterada durante tests cognitivos-sociales (reconocimiento de cara, ver figura 4). Conclusiones Recientes estudios han enfatizado acerca de la importancia entre los genes y el entorno en la génesis de la depresión. El tiempo es otro factor crucial, tanto en término de la ventana de vulnerabilidad, cuando el cerebro podría tener la máxima sensibilidad a influencias ambientales, como en la cascada de maduración que lleva a la manifestación de depresión. El hipocampo y la corteza prefrontal pueden tener tempranas o tardías ventanas de vulnerabilidad, y servir respectivamente como blancos para la predisposición y precipitación de los efectos del estrés (Figura 5). Las alteraciones en la amígdala y en el núcleo accumbens podrían contribuir a la manifestación de síntomas positivos y negativos observados en la depresión. Este modelo provee un enfoque neurobiológico que potencialmente conduce a la emergencia de la depresión y a la diferenciación entre géneros en la adolescencia. FIGURA 5 Modificado de Blakemore SJ. The social brain in adolescence. Nat Rev Neurosci. 2008 Apr;9(4):267-77. Referencias bibliográficas 1. Kessler RC, Avenevoli S, Ries Merikangas K. Mood disorders in children and adolescents: an epidemiologic perspective. Biol Psychiatry. 2001 15;49(12):1002-14. 2. Hankin BL, Abramson LY, Moffitt TE, Silva PA, McGee R, Angell KE.J Development of depression from preadolescence to young adulthood: emerging gender differences in a 10-year longitudinal study.Abnorm Psychol. 1998 107(1):128-40. 3. Beesdo K, Bittner A, Pine DS, Stein MB, Höfler M, Lieb R et al. Incidence of social anxiety disorder and the consistent risk for secondary depression in the first three decades of life.Arch Gen Psychiatry. 2007 64(8):903-12. 4. Williamson DE, Forbes EE, Dahl RE, Ryan ND. A genetic epidemiologic perspective on comorbidity of depression and anxiety. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am. 2005 14(4):707-26, viii. 5. Johnson EO, Roth T, Breslau N. 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