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Psicofarmacología 68

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Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Psicofarmacología 11:68, Junio 2011 Dr. Darío Saferstein Médico. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). Especialista en Psiquiatría. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). Especialista en Medicina Nuclear, Ministerio de Salud Pública de la República Argentina. Miembro titular de la Asociación de Psiquiatras Argentinos APSA. Presidente del Capítulo de Neuroimágenes de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Ex Consultor Médico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. Programa de Naciones Unidas. Fecha de recepción: 5 de abril de 2011 Fecha de aceptación: 12 de mayo de 2011 Consideraciones acerca de la bipolaridad y las neuroimágenes Considerations on Bipolarity and Neuroimages Resumen En el presente trabajo se parte de la denominación de psicosis maníaco depresiva conceptualizada en un origen por el fundador de la psiquiatría alemana Emil Kraepelin que podía encontrarse en las clasificaciones como el ICD-9 y el DSM III-R, la misma aparece modificada en revisiones posteriores siendo reemplazado por el sumamente difundido trastorno bipolar. Las imágenes –mediante diversas técnicas– permiten identificar cambios en el cerebro de tipo funcional y estructural que ayudan a distinguir las características del cuadro bipolar y diferenciarlo de las características típicas de los cuadros depresivos. Palabras clave SPECT (Tomografía por Emisión de Fotón Único) – PET (tomografía por emisión de positrones) – RM (Resonancia Magnética) – Trastorno Bipolar – Psicosis Maniaco Depresiva. Abstract This article starts from manic-depressive illness, which has been originally conceptualized by the founder of German Psychiatry, Emil Kraepelin, and could be found among classifications like ICD-9 and DSM III-R; this denomination has been modified in later reviews to be finally replaced by the broadly diffused bipolar disorder. Images –through different techniques- enable to identify functional and structural changes in the brain and which help to identify the characteristics of bipolar symptoms and distinguish them from the typical characteristics of depressive symptoms. Key words SPECT (Single-Photon Emission Computed Tomography) – PET (Positron Emission Tomography) – MRI (Magnetic Resonance Imaging) – Bipolar Disorder – Manic-Depressive Psychosis. Saferstein Darío. “Consideraciones acerca de la bipolaridad y las neuroimágenes”. Psicofarmacología 2011;68:17-20. Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista Psicofarmacología en www.sciens.com.ar EDITORIAL SCIENS // 17

Dr. Darío Saferstein Introducción Ya en los antiguos textos médicos desde el 1900 A.C. aparecen enunciadas las enfermedades mentales. Desde los papiros de Ebers, en escritos de Hipócrates o de Galeno las enfermedades mentales se entendían como enfermedades del cerebro que se manifestaban como cambios emocionales o del pensamiento. Ya en estos primeros escritos el tratamiento que recibían era similar al común de las enfermedades. En la Biblia, aparece el relato del rey Saúl cayendo en depresión, o haciendo un salto a la dramaturgia griega, cuando Esquilo describe a Orestes atormentado por las Furias o cuando Eurípides presenta la “Locura Paranoide” de Medea. También Shakespeare, tanto en “Hamlet” como en “El Rey Lear” y sus contemporáneos como Kid en “La tragedia española” o “Jerónimo está loco nuevamente”; así como también aquel cuento corto de amor y locura, “La duquesa de Malfi” –del dramaturgo Webster– que narra la historia de una duquesa perseguida por haberse casado con su mayordomo. En todos ellos, la mención de la locura es el núcleo central de la historia además de una riquísima descripción de síntomas, enfermedad y tratamiento de la época. En contra de reconocer las enfermedades mentales originadas en el cerebro existe una tradición que se opone a la estigmatización y a la crueldad; tradición que surge en el último milenio a partir de una confluencia de diferentes fuerzas y discursos sociales. Se han escrito muchos libros que describían técnicas de identificación de brujas como el Malleus Maleficarum (“El martillo de las brujas”) una obra escrita por dos monjes dominicanos que detallaba cómo reconocer a una bruja poseída por el demonio. Quinientos años más tarde, al volver sobre estos relatos sabemos que se estaban describiendo cuadros de depresión psicótica o esquizofrenia. Pero el problema de la incomprensión no fue sólo patrimonio de la Iglesia Católica, dado que el Rey de Inglaterra y Escocia (James I) hace un aporte similar en Demonología desde una perspectiva y posición perteneciente a la religión protestante (Andreasen, 2003). Dentro de la corriente alemana, de la mano del fundador de la psiquiatría llamada moderna, Emil Kraepelin, fue quien dividió los fenómenos psicóticos endógenos con un criterio evolutivo con orientación predominantemente pronóstica en dos cuadros principales: la demencia precoz y la psicosis maniaco depresiva, reservando un pronóstico favorable sólo para este último (Pichot & Rein; 1995). Cabe señalar además, que este último cuadro ha sufrido a lo largo de la historia científica varias modificaciones o inclusive desapariciones. Específicamente la denominación “psicosis maniaco depresiva” que podía encontrarse detalladamente en las clasificaciones universales como el ICD-9 y el DSM III-R ha sido actualmente reemplazada por el suma- mente difundido “trastorno bipolar”. Vale decir, que ha experimentado una doble mutación. Por un lado, la desaparición del concepto de “psicosis” y la aparición del concepto de “trastorno” (que merecería todo un capítulo aparte). Esta actual denominación –que resuena de manera reiterada en el ambiente de la psiquiatría– convocaría a una particular reflexión. Pero mas allá de los cambios conceptuales evidenciados en cada revisión de los DSM, inherentes a las modificaciones de la nominación diagnóstica, el campo de las imágenes ha permitido por su parte identificar cambios en el cerebro de tipo funcional y estructural que ayudan al diagnóstico de esta enfermedad que actualmente parece ser –en parte– el signo de los tiempos. Cabe subrayar que las técnicas de imágenes –tal como las concibo– deben correlacionarse con una rigurosa entrevista clínica, siendo ambas, entre sí complementarias persiguiendo como único objetivo el enriquecimiento en la búsqueda y el camino de una perspectiva clínica exhaustiva e integral que procure mejores bases para la comprensión del sufrimiento de un paciente y de su más adecuado y pronto alivio. No se trata de una competencia de saberes sino de una articulación fecunda. Trastorno bipolar e imágenes El análisis de 141 estudios de Estudios de Resonancia Magnética (M.R.) logró mostrar el incremento del volumen de ventrículos laterales y del tercer ventrículo, disminución del cuerpo calloso e imágenes de hiperintensidad en sustancia blanca. Aunque estas últimas no son específicas, dado que pueden deberse a daño cerebral, gliosis astrocitaria y desmielinización. Tanto los adultos como los niños con enfermedad bipolar presentan imágenes hiperintensas, 2.5 veces más que los controles sanos, pero –cabe señalar también– que no siempre los pacientes bipolares presentan estas imágenes hiperintensas. En pacientes con trastorno bipolar, en comparación con pacientes esquizofrénicos, se encontraron mayores alteraciones orbitofrontales que alteraciones frontales dorsolaterales. En estudios de resonancia por morfometría basada en Voxel se encontró adelgazamiento cortical prefrontal en pacientes con primer episodio bipolar. Una zona cerebral importante es el cortex cingulado anterior, ahí se ha observado una reducción en el 39% de pacientes bipolares, habiéndose notado una disminución de densidad del número de células gliales en el cortex cingulado subgenual, sin presentar cambios en el número de neuronas, sin embargo, pacientes con esquizofrenia presentaron alteraciones en el tamaño de neuronas sin alteraciones en la células de la glía, pudiendo entonces las células de la glía tener importancia en la génesis de las alteraciones de los trastornos del humor. 18 // EDITORIAL SCIENS

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