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Psicofarmacología 74

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Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Dra. Laura Ruth Guelman

Dra. Laura Ruth Guelman ladoras. A pesar de las controversias, Albert Hofmann siguió hasta sus últimos días el uso médico responsable y terapéutico del LSD. Cuenta el Dr. Hofmann en su libro My Problem Child (Hofmann, A, 1980) cómo fue que descubrió el LSD por “serendipia”. Un día, en 1943, se vio obligado a interrumpir su trabajo rutinario como consecuencia de un malestar y volvió a su casa. “Me recosté y me hundí en un estado de ebriedad nada desagradable, caracterizado por una imaginación extremadamente activa. En la penumbra y con los ojos cerrados –la luz del día me parecía desagradablemente brillante– percibí una cadena ininterrumpida de imágenes fantásticas de increíble plasticidad y de un intenso, caleidoscópico juego de colores”: había estado en contacto con LSD por un hecho fortuito. El Dr. Hofmann cuidaba meticulosamente la higiene en su trabajo, por lo que le era inexplicable haber entrado en contacto con alguna sustancia más que a través de la piel y en cantidades minúsculas. Si la sustancia que había estado manipulando era efectivamente la causa de esta experiencia bizarra, debía tener una potencia nunca vista. “Parecía haber una sola forma de llegar al fondo de esto. Decidí experimentar en mí mismo”. La acción tuvo lugar el 19 de abril de 1943 en el que consumió sólo 250 µg de LSD, se montó a su bicicleta y partió hacia su casa. “Mareos incipientes, sentimiento de ansiedad, distorsiones visuales, síntomas de parálisis, deseo de reír”, es todo lo que pudo anotar. “Todo en mi campo de visión ondeaba y estaba distorsionado como si lo viera en un espejo curvo. Tenía, además, la sensación de estar incapacitado para moverme de mi lugar. Finalmente llegué a casa sano y salvo, y apenas si fui capaz de pedirle a mi compañero que llamara al médico de la familia y que pidiera un vaso de leche a los vecinos. Tenía breves períodos de pensamiento claro y efectivo, y elegí leche como un antídoto no específico contra el envenenamiento. El mareo y la sensación de desmayo se hicieron tan fuertes que por momentos no me podía mantener en pie, y tuve que recostarme en el sofá. Lo que estaba a mi alrededor se había transformado de una manera más aterradora todavía. Todo en la sala daba vueltas, y los objetos familiares y los muebles asumían formas grotescas y amenazadoras. La señora de al lado se había transformado en una bruja malévola e insidiosa con una máscara de colores. Yo saltaba y gritaba tratando de liberarme del demonio que se había apoderado de mí, pero luego me hundía nuevamente y yacía indefenso sobre el sofá. La sustancia con la que había querido experimentar me había conquistado. Mi cuerpo parecía sin sensación, sin vida, extraño. ¿Estaba muerto?, ¿era ésta la transición?”. Este es un resumen de lo experimentado por Albert Hofmann luego de haber ingerido voluntariamente 250 µg de LSD. A pesar del uso abusivo, y luego de su prohibición, Hofmann siguió convencido de que el LSD tenía futuro. Afirmaba que “debería ser una sustancia controlada con el mismo status que la morfina”. En el simposio que se celebró en el 2006 en el Centro de Convenciones de Basel, Suiza, en ocasión del centenario del Dr. Hofmann, éste pidió que se reconozca al LSD sus efectos para aliviar los sufrimientos de los enfermos terminales, “cuando la morfina ya no tiene efecto”. Pero también insistió en que el uso recreativo de LSD puede ser extremadamente peligroso. Se ha comprobado que puede incitar al suicidio, en algunos casos, por la intensidad de las alucinaciones, así como provocar esquizofrenia y graves afecciones mentales. De acuerdo con sus palabras, el LSD es la más cercana y misteriosa relación entre lo material y lo espiritual (Hofmann, A., 2006). Para Hofmann, el LSD es la más valiosa herramienta terapéutica capaz de examinar la conciencia humana. Lo comparó con las técnicas de respiración, el yoga, la danza y el arte, con la diferencia de que la justicia no reconocería a éstos como punibles por alterar la conciencia y al LSD sí. La antigua Grecia: posible origen del LSD Durante unos 2000 años, Eleusis, una ciudad ahora industrial ubicada a 20 km de Atenas, Grecia, era un FIGURA 5 Simposio Internacional realizado en honor a Hoffmann 14 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 12:74, Junio 2012 centro de cultos misteriosos de la antigua Grecia. Fue allí donde desde el año 1500 AC hasta el siglo IV de nuestra era se homenajeaba a Demeter, la diosa de la agricultura. Los sacerdotes ofrecían el “Kykeon”, un brebaje que permitía ver “realidades superiores” (Escohotado, A, 2005). Esta bebida poseía cebada, agua y menta, y probablemente trazas de cornezuelo del centeno, el hongo de donde se obtiene el LSD, y que crecía (y aún sigue creciendo) en los alrededores (Valeck Valdez G., 1999). En este lugar se enseñaron una serie de reflexiones sobre la vida y la muerte del hombre. Formaron parte de este culto misterioso toda una serie de personajes conocidos en la antigüedad: Píndaro, Cicerón, Platón, FIGURA 6 El Porsche de Janis Joplin entre otros, fueron allí en peregrinaje y les estaba prohibido decir lo que allí habían visto, era un secreto; pero lo que sí les estaba permitido era contar cual era la importancia que para ellos tenían los Misterios de Eleusis; y de forma unánime todos manifestaron que allí les había sido permitido comprender los mismos orígenes de nuestra vida, y también habían logrado vislumbrar el final de la vida: habían empezado a comprender de dónde venían y adonde iban (Colectivo Interzona, 2006, Hofmann, A., 1980). Discusión ¿Cómo influyó el LSD en el movimiento hippie? La adopción del LSD por parte del movimiento hippie politizó la droga, transformando su consumo en un acto de resistencia anti-establishment. Cuando comenzaron a aparecer historias sobre crímenes, suicidios y crisis psicóticas influenciadas por la droga, se decidió discontinuar su producción, en 1966. Dos años más tarde, las leyes de Estados Unidos incluyeron el LSD entre las drogas más peligrosas, prohibiendo su uso académico, psiquiátrico y aun religioso (el peyote, su pariente mexicano, su uso está permitido en ciertas festividades). El psicólogo Dr. Timothy Leary fue uno de los primeros en realizar ensayos clínicos con LSD. Sin embargo, más tarde comenzó a alentar a la gente a consumir LSD, por lo cual fue expulsado de la Universidad de Harvard, donde hacía sus investigaciones. De todas maneras, siguió haciendo “sesiones” con LSD y hasta editó un disco (Hofmann, A., 1980). Esta sustancia se había ofrecido erróneamente para un FIGURA 7 Arte y LSD EDITORIAL SCIENS // 15

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