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Psicofarmacología 98

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Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia

Psicofarmacología 16:98, Junio 2016 para proteger al cuerpo contra una sobreactivación de los mecanismos de defensa. Las catecolaminas parecen ser el principal mediador en el aumento de aspectos de la respuesta inmune mientras que los glucocorticoides tienen efectos inmunosuprerores y antiinflamatorios. La comunicación entre estos sistemas permite que el eje HPA sea un sistema integrativo que puede ser alterado y adaptar sus respuestas al tipo y duración del estresor al que un organismo es expuesto. La magnitud de la respuesta fisiológica puede representar la diversidad de la amenaza y, por consecuencia, de los grados de adaptación. Todo lo antes expuesto puede ser explicado por la plasticidad: la propiedad más fascinante e importante del encéfalo de los mamíferos, la que podemos considerar como la habilidad que tiene la vivencia de producir cambios fisiológicos y en su citoarquitectura, desde las etapas más tempranas del desarrollo. Lo que es aún más maravilloso es que la misma se produce a través de las experiencias y los aprendizajes vividos desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida, en mayor o menor grado, siendo estas modificaciónes más manifiestas durante la infancia hasta el período de la pubertad y menos predominantes en la tercera edad. Estas modificaciones de los circuitos neuronales podrán, modificar el pensamiento, la conducta y los sentimientos futuros. Esta “neuroplasticidad” nos permite pensar en el sistema nervioso central como un sistema flexible que puede sufrir modificaciones, dentro de un patrón relativamente fijo, según las experiencias vividas en un ambiente determinado, el cual si bien comienza a ejercer su influencia en la etapa gestacional, adquiere una importancia fundamental luego del nacimiento. Los mecanismos de neuroplasticidad son muy diversos. En forma simplificada podemos decir que la actividad neuronal puede modificar los circuitos neuronales mediante uno de los siguientes mecanismos: 1 - al modificar la fuerza o la eficacia de la transmisión sináptica de sinapsis preexistentes; 2 - al favorecer el crecimiento de nuevas conexiones sinápticas, o al "podar" (pruning) otras ya existentes, o bien 3 - al modular las propiedades de excitabilidad de neuronas individuales. Dentro del concepto de neuroplasticidad sería lógico incorporar en la actualidad a la neurogénesis, según hemos mencionado. Fenómeno este que ha provocado en los últimos años un cambio en la visión que se tenía sobre plasticidad y estabilidad del cerebro adulto. El término plasticidad sináptica se refiere al primero de los mecanismos antes mencionados. La misma se relaciona desde hace mucho tiempo con el aprendizaje y la memoria (Alvano, 2010). Niveles sostenidos de estrés o de glucocorticoides dañan el hipocampo, provocando una alteración de la neuroplasticidad a nivel morfológico. Tanto el exceso de glucocorticoide como una conducta estresante prolongada, producen atrofia y retracción de las dendritas apicales de las células piramidales del hipocampo, principalmente del área CA3. En los casos más extremos, el estrés severo y prolongado, al igual que niveles altos y extendidos de glucocorticoides, pueden provocar la muerte de células piramidales hipocampales. En el nivel de las neuronas granulares del giro dentado, el estrés también provoca efectos nocivos. Diferentes formas de estrés agudo y crónico, así como altos niveles de glucocorticoides han demostrado producir una reducción de la neurogénesis, y de la supervivencia de las nuevas neuronas (Alvano, 2010). Desarrollo La ansiedad es un estado mental que se suscita como anticipación de una amenaza real o potencial. Las sensaciones de la ansiedad son una parte normal de la experiencia humana, pero la ansiedad excesiva o inadecuada puede convertirse en una enfermedad. En este trabajo, se considera la evidencia de la ansiedad como un producto de las primeras experiencias ambientales, su impacto es modulado por factores de susceptibilidad genética. Se intenta proponer que estas interacciones pueden inducir cambios estructurales y funcionales persistentes en el cerebro que subyacen a la susceptibilidad a la ansiedad. La investigación de la naturaleza molecular de estos factores y los cambios plásticos que inducen tiene el potencial de revelar porqué diferentes individuos experimentan diferentes niveles de ansiedad (Gross, 2004). Una característica distintiva de la respuesta al estrés es la activación de la autonómica sistema nervioso y hipotalámicopituitario-adrenal (HPA) eje, y la respuesta de "lucha o huida" es la forma clásica de concebir la respuesta conductual y fisiológica a una amenaza de una situación peligrosa, ya sea un depredador, un atracador, un accidente o desastre natural. El organismo necesita la respuesta normal de la hormona del estrés para sobrevivir este tipo de situaciones, y una función de la corteza suprarrenal o autonómica inadecuada o excesiva es perjudicial para la salud y supervivencia. Los seres humanos son propensos a periodos prolongados de actividad elevada de los mismos sistemas que nos ayudan a sobrevivir desafíos más agudos. Esta elevación prolongada puede ser debido a la ansiedad; a la constante exposición a ambientes adversos tales irritantes como el ruido, la contaminación y los conflictos interpersonales; y a los cambios en el estilo de vida y los comportamientos relacionados con la salud que resultan de estar bajo estrés crónico. La importancia de reconocer los efectos protectores, así como los efectos EDITORIAL SCIENS // 21

Dra. Valeria María Daverio potencialmente dañinos de los mediadores del estrés y la adaptación, ha llevado a la introducción de dos términos ya comentados: "alostasis", es decir, el proceso de mantenimiento la estabilidad (homeostasis) por medio activos, a saber, por la extinción de las hormonas del estrés y otros mediadores; y "carga alostática o sobrecarga", el uso y desgaste en el cuerpo y en el cerebro causado por el uso de alostasis, en particular cuando los mediadores están desregulados, no desactivados cuando el estrés es de más o no encienden adecuadamente cuando se necesitan. La limitación de la respuesta al estrés es claramente una prioridad. Todos los vertebrados tienen una respuesta de retroalimentación negativa que al ser interrumpida puede ser acumulativa, provocando que los glucocorticoides produzcan efectos degenerativos en el cuerpo y cerebro. El control adecuado de los glucocorticoides en respuesta al estrés es la mayor prioridad para todos los organismos y ha sido seleccionada como una defensa hormonal en contra de los cambios externos e internos en el medio ambiente. El cerebro es el órgano del cuerpo que interpreta las experiencias como amenazantes o no amenazantes y que determina las respuestas fisiológicas y de comportamiento a cada situación. Aparte del hipotálamo y el tronco cerebral, que son esenciales para las respuestas a los factores autonómicos y neuroendocrinos del estrés, áreas cognitivas superiores del cerebro desempeñan un papel clave en la memoria, la ansiedad y la toma de decisiones. Estas áreas del cerebro son objetivos de las hormonas del estrés y el estrés, y los efectos agudos y crónicos de experiencias estresantes influyen en cómo responden. Esto es particularmente evidente a lo largo de la vida, donde las experiencias tempranas de la vida, en combinación con factores genéticos, ejercen una importante influencia en la capacidad de respuesta del estrés en el adulto y en el proceso de envejecimiento (McEwen, 2007). Eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) El eje hipotálamo-pituitario- adrenocortical (HPA) se requiere para la adaptación de los organismos a los cambios en los ambientes tanto interno como externo; funciona como un lazo neuroendócrino, inicia en el núcleo paraventricular parvocelular medial (PVN), donde las neuronas sintetizan secretagogos de ACTH, hormona liberadora de corticotropina (CRH) y de la arginina vasopresina (AVP). Sin duda la CRH y la AVP tienen efectos sinérgicos sobre el aumento de ACTH en la pituitaria, pues cuando aumenta es transportada por la circulación sistémica hacia la corteza adrenal donde promueve la síntesis y secreción de los glucocorticoides. Los glucocorticoides tienen un poderoso efecto catabólico en el organismo que controla la magnitud y duración de la respuesta al estrés. Este control es acompañado de un mecanismo de retroalimentación negativa del eje HPA a través del hipocampo, hipotálamo, pituitaria y otros sitios (Sapolsky, 1986); los esteroides pueden limitar su propio aumento y así terminar la respuesta inicial de manera eficiente, la retroalimentación negativa está controlada primariamente por el cerebro; sin embargo, como se ha visto, es probable que no sea solo un locus en el cerebro el que realice esta función. Por otro lado, los glucocorticoides promueven la glucogénesis: al incrementar la presión sanguínea suprimen aspectos de las funciones inmunes y reproductivas, además de inhibir la síntesis y secreción de otras hormonas endócrinas. La elevación resultante en las concentraciones de glucocorticoides produce alteraciones en la regulación de la energía y el metabolismo. Hipocampo y su respuesta al estrés El hipocampo es parte de la formación hipocámpica y se subdivide en campos designados como Cuerno de Amónn (CA) 1, 2, 3 y 4 (McEwen, 2006). Dentro del sistema límbico-hipofisiario-adrenal (LPHA) el hipocampo juega un papel central, ya que es importante en el funcionamiento neuroendócrino y contiene una alta concentración de receptores para corticoesteroides. Esta área tiene dos tipos de receptores para esteroides adrenales: los tipo I o para mineral o corticoides (MR), que tienen una alta afinidad, pero baja capacidad hacia el cortisol están influidos por fluctuaciones diurnas del sistema de glucocorticoides; y los receptores de tipo II o para glucocorticoides (GR), que tienen una baja afinidad, pero una gran capacidad de unión del cortisol. Estos dos receptores median la regulación del crecimiento de ramas dendríticas en las neuronas piramidales del hipocampo. El hipocampo es el primer blanco para los esteroides adrenales (glucocorticoides), que son las principales hormonas durante el estrés y que han demostrado tener efectos en la plasticidad y pérdida de las neuronas hipocampales (McEwen, 2004). Los glucocorticoides pueden llegar a modular la plasticidad sináptica neuronal en 30 minutos. Las hormonas adrenales junto con los receptores NMDA y el aumento de glutamato, modulan los cambios en la formación sináptica y en la estructura dendrítica así como también regulan el volumen del giro dentado durante el desarrollo de la vida adulta. Uno de los medios por los que las hormonas del estrés 22 // EDITORIAL SCIENS

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