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Psicofármacos. Benzodiacepinas y drogas Z

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Trastornos por sustancias - Psicofármacos. Benzodiacepinas y drogas Z

MJ Scolari // Biología

MJ Scolari // Biología de la adicción a benzodiacepinas de la respuesta al estímulo. Por lo tanto, tras el consumo sostenido, el individuo se ve sujeto a incrementar la dosis para alcanzar los niveles de recompensa que previamente obtenía con dosis menores. La tolerancia farmacológica se instaura por mecanismos que son particulares para cada sustancia y no se manifiesta para todos los efectos que pueda producir un fármaco. Por ejemplo, en el caso de las BDZ, se ha demostrado que la tolerancia al efecto sedante e hipnótico aparece de forma más rápida que para el anticonvulsivante en tanto que se presenta poco o simplemente permanece ausente para el ansiolítico y los efectos mnésicos. Adicción a benzodiacepinas Las BDZ son psicofármacos empleados para tratar desórdenes de ansiedad, trastornos de pánico, ciertos cuadros de excitación, insomnio, entre otras patologías. El efecto más deseado resultante del empleo de BDZ es la disminución de los niveles de ansiedad que el paciente experimenta frente a un estímulo aversivo o estresante moderando la intensidad de la respuesta ante el mismo. De manera similar a los opioides son consideradas depresores del sistema nervioso central aunque su mecanismo farmacológico es completamente distinto. El blanco molecular por excelencia de las BDZ es el receptor conocido como GABA A. Dicho receptor al ser activado fisiológicamente por el ácido – g – amino butírico (GABA) favorece la entrada de cloruro a la neurona favoreciendo su hiperpolarización. De esta manera el GABA disminuye la excitabilidad neuronal y la frecuencia de descarga. Las BDZ favorecen las acciones del GABA al unirse a la interfase ag del receptor GABA A. El efecto ansiolítico sobreviene tras su acción en zonas claves del procesamiento emocional. Adicionalmente, las BDZ muestran efecto sedante, hipnótico, relajante muscular y anticonvulsivante, buscados también en la clínica. El estudio de la neurobiología de adicción ha permitido establecer que la interacción de las BDZ con el receptor GABA A presente en el núcleo accumbens y la corteza prefrontal modula el tono dopaminérgico procedente del ATV. La discontinuación abrupta del consumo de BDZ lleva a la instauración del síndrome de abstinencia como es válido para todas las drogas de abuso. Este se caracteriza por síntomas de “rebote”, es decir, opuestos a los que la droga produce por mecanismo de acción: excitación, irritabilidad, calambres, insomnio y en las manifestaciones más severas, convulsiones. El uso indebido de BDZ fue reconocido desde la década del 60 a través de la cultura popular. “Mother ‘s Little Helper” era un “apodo” que se le daba en las calles al diazepam que se hizo muy renombrado por ser ese el nombre de uno de los temas de The Rolling Stones. Hace referencia al uso no médico de la droga por parte de las amas de casa desbordadas de trabajo. Este es solo uno de los varios ejemplos que existen acerca de las acepciones populares de las benzodiacepinas y del aprovechamiento de sus acciones farmacológicas con fines no médicos (Vinkers C, Olivier B, 2012). Existen poblaciones que son de riesgo particular para el empleo inapropiado de BDZ. Estas comprenden a los adictos a otras EDITORIAL SCIENS 53

A Sánchez Toranzo y F Hansen // Trastornos por sustancias - Psicofármacos. Benzodiacepinas y drogas Z drogas, las personas con antecedentes de alcoholismo y los ancianos. En este último grupo, el uso recreacional es raro pero se ha observado un mayor nivel de uso de BDZ comparado con el resto de la población. Las BDZ en general han demostrado ser malos reforzadores o al menos moderados. Se ha demostrado que el efecto reforzador se vuelve importante si el individuo que las consume posee antecedentes de consumo excesivo de alcohol o bien padece trastornos de ansiedad o del sueño. El poder reforzador no se observa en sujetos que no poseen alguna de estas características. No está claro el porqué de la relación entre las características o el historial de abuso y el efecto reforzador de la droga. En el caso de pacientes con trastornos de ansiedad se postula que el abuso de BDZ se debe a la eficacia terapéutica para contrarrestarla, es decir que la restauración del estado emocional proveído otorga un nivel de gratificación que refuerza el consumo posterior (Licatal S, Rowlett J, 2008). En caso de pacientes con antecedentes de abuso de otras sustancias, se ha observado que el consumo de BDZ funciona como potenciador de los efectos. Considerando individuos adictos a distintas drogas y alcohólicos probablemente la autoadministración de estos fármacos se deba a alguna interacción entre el efecto terapéutico de Tabla 1 Características de las distintas benzodiacepinas T1/2 Prolongado (más de 24 horas) Intermedio (entre 12 y 24 horas) Corto (entre 6 y 12 horas) Ultracorto (menos de 6hs) BDZ Diazepam Clonazepam Clordiazepóxido Alprazolam Lorazepam Bromazepam Oxazepam Temazepam Midazolam Triazolam Características Producen efecto “resaca” marcado y retiradas progresivamente no producen síndrome de abstinencia. Efecto “resaca” menos marcado que las de larga duración. Menor efecto “resaca”. Para ser retiradas se las debe alternar con BDZ de mayor duración para evitar la precipitación del síndrome de abstinencia. Presentan efecto “resaca” casi nulo aunque el riesgo de producir síndrome de abstinencia es elevado. Tomado de Scolari MJ (2012). 54

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