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Psiquiatría 20

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Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Psiquiatría 5:20, Octubre 2012 disminuyendo el coeficiente intelectual y embruteciendo a un individuo hasta su desadaptación social, que nacido en otras condiciones hubiera tenido oportunidad de normalidad y buena adaptación social. Tales causas terminan gestando un círculo vicioso que retroalimenta estos factores negativos, empeorando la situación de quien ha quedado atrapado en él. El resultado es más indigencia, ignorancia, marginalidad, indefensión que arrastra en consecuencia conductas violentas contra la sociedad a la que el individuo percibe como amenazante y hostil. El circuito de la violencia (Figura 1) Trastornos de la personalidad Los trastornos de personalidad son difíciles de definir, adopto la idea de Kurt Schneider, respecto a que la personalidad anormal es simplemente aquella que se sale de la norma, teniendo en cuenta que esa norma es válida, para una cultura determinada, para una época determinada y un lugar geográfico. O sea, que está sujeta al relativismo cultural. Lo que se sale de la norma, no es lo que se aplica a la mayoría. En una sociedad hay un 80 % de personas que obedecen tácitamente las normas que rigen en ella. En general no escapa a educarse, estudiar, trabajar, tener una familia, contar con medios para disfrutar del ocio, planificar el futuro, etc. Ahora, hay aproximadamente un 20 % de ciudadanos cuya conducta es distinta a la de la mayoría, para bien o para mal, dice Schneider que un santo es tan anormal como un asesino serial. En ese sentido de todos ellos se dice que poseen un trastorno de la personalidad, son personalidades anormales, que se salen de la norma, pero no son enfermos. Pongamos por ejemplo, la madre Teresa de Calcuta no es igual a la mayoría de los seres humanos, estadísticamente podemos afirmar que su conducta está fuera de la media normal, pero sus acciones fueron para el bien de la humanidad, es una santa. Del otro lado está Jack el destripador, cuya conducta tampoco estaba dentro de la media normal, pero sus acciones causaban sufrimiento a la sociedad. Tanto la madre Teresa como Jack están fuera de la media normal, se dice que son personalidades anormales, pero ¿cuál es entonces la que se entiende como asocial? La definición de psicopatía es la que lo aclara. Dice Schneider que: “psicópata es aquel que por el trastorno de su personalidad, tiene conductas por las que sufre y hace sufrir bajo ellas a la sociedad” (10). Qué trastornos de la personalidad son los que con mayor frecuencia presentan conductas impulsivas, o premeditadas, antisociales: • Personalidad borderline • Personalidades psicopáticas • Personalidad antisocial (moral insanity, fríos de alma) • Personalidades perversas • Personalidades explosivas, epileptoides • Personalidades abúlicas Las personalidades antisociales se mueven entre Dice Schneider: "un santo es tan anormal como un asesino serial". FIGURA 1 El circuito de la violencia Pobreza Ignorancia Embarazo adolescente Alcoholismo Otras adicciones Falta de control prenatal Partos de urgencia Desnutrición Deshidratación Abandono afectivo Indefensión Miedo Ausencia de futuro Violencia Marginalidad Conductas antisociales Maltrato infantil Trabajo infantil Niños de la calle Adicciones Alcohol Daño orgánico cerebral EDITORIAL SCIENS // 17

El déficit a nivel límbico en personas con alteraciones en el control de la impulsividad les genera dificultad para tener un aprendizaje significativo. dos extremos: Psicópatas Sociópatas • Psicópatas: psicopatía primaria (causas genéticas) • Psicopatías secundarias (causas genéticas + causas sociales) • Personalidades anormales (factores familiares) • Sociópatas: personalidades anormales (factores familiares + causas sociales) Violencia y enfermedad mental Las enfermedades mentales no siempre conllevan conductas violentas, hay enfermos mentales que son pacíficos. Pero una mayoría de los pacientes, en algún momento del curso de su enfermedad, pueden presentar junto a otros síntomas conductas agresivas y violentas. Se consideran inimputables ante la ley porque cuando comenten el delito “no pueden comprender la criminalidad del acto, ni dirigir sus acciones” (art. 34 C.P.) (11). Las enfermedades mentales que con más frecuencia se asocian a actos violentos contra sí mismos o contra otras personas o bienes materiales son: • Retrasos mentales: actúan por impulso, dejándose llevar por sus instintos. • Síndrome demencial: han perdido la capacidad de frenar los impulsos. • Esquizofrenia: escuchan voces que dan órdenes de matar o matarse, conducta desorganizada, ideación delirante de persecución o perjuicio, más probable de actuarse durante el brote esquizofrénico. • Manía: conducta acelerada con ideación megalómana (lo pueden todo), transgreden toda norma. • Melancolía: suicidio, homicidio altruista. • Paranoias: defendiéndose de una persecución. • Epilepsia: en estado crepuscular o psicosis epiléptica. • Alcoholismo, drogadicción: pérdida del freno frontal a los impulsos. Bases neurobiológicas de las conductas violentas El cerebro posee un sistema de activación comportamental que se activa con el placer y la recompensa que se encuentra en el núcleo accumbens y es mediado por dopamina. Hay un sistema de inhibición comportamental que se activa con el castigo o la frustración y es mediado por la serotonina, que inhibe la secreción de dopamina en el núcleo accumbens. En las personalidades antisociales se ha observado una disminución del funcionamiento del sistema de inhibición y una activación del funcionamiento del sistema de activación. Por lo que estos individuos no inhiben las conductas de placer, dado que no tienen miedo al castigo ni temen la frustración. Esa forma de presentarse ante el peligro hace que se los llame “buscadores de riesgo”. Este nivel de funcionamiento indica que tienen un bajo nivel de alerta, se sienten atraídos por los estímulos novedosos, aun si esto carece de importancia ante la posibilidad de recompensa o castigo. Se relaciona con la frialdad afectiva y se apoya en que los psicópatas tienen baja respuesta fisiológica evidenciada por el gasto cardíaco bajo, desde muy temprana edad, además de exceso de ondas lentas en el electroencefalograma y baja conductividad eléctrica en la piel. En un sentido directo, esta baja respuesta puede hacer al individuo menos sensible a claves sutiles requeridas para el aprendizaje de claves sociales y puede deteriorar el condicionamiento clásico de respuestas emocionales, que se cree son importantes para la formación consciente del aprendizaje de la evitación (Howard 1986) (12). Una falta de alerta autonómica podría explicar el déficit en el aprendizaje de la evitación pasiva en psicópatas, debido a que el “arousal” puede inhibir la respuesta en las personas más ansiosas. Los psicópatas tienden a exhibir menos estado de alerta de acuerdo a las mediciones de resistencia eléctrica de la piel, pero muestran alta respuesta cardiaca a los estímulos que han sido condicionados al castigo, ocurriendo a la inversa, cuando tal condicionamiento no existe, la respuesta cardiaca es bifásica, esto es, puede mostrar tanto aceleración como desaceleración en respuesta a los estímulos (Mata, 2002) (13). Estudios recientes con resonancia magnética funcional (RMF) demuestran que en el trastorno de personalidad antisocial se implican las regiones prefrontales y el sistema límbico, donde según los investigadores se presenta una disminución en la actividad del complejo amígdala-hipocampo, giro parahipocampal, estriado ventral y giro del cíngulo posterior y anterior (Del-Ben, 2005) (14). Según García y Téllez (1995), el déficit a nivel límbico en personas con alteraciones en el control de la impulsividad les genera dificultad para tener un aprendizaje significativo. También mencionan que los psicópatas tienen alterado el mecanismo del núcleo peduncular cerebeloso, el cual integra la acción motora, recibe aferencias de los ganglios basales y del sistema nervioso autónomo, por lo cual en el trastorno de personalidad asocial, el individuo no se percata de sus acciones, presentando frialdad afectiva con incapacidad de tener memoria sensorial y aprender de las experiencias (15). Lassko (2001) describió que existe una relación entre la psicopatía y las reducciones bilaterales del volumen del hipocampo posterior (16). Por su parte, Raine (1994), utilizando la Tomo- 18 // EDITORIAL SCIENS

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