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Psiquiatría 22

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Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Psiquiatría 6:22, Mayo 2013 ¿Qué es una familia? Xibu!jt!b!gbnjmz@ Prof. Dra. Lía Ricón Profesora Titular Consulta del Departamento de Salud Mental, Universidad de Buenos Aires (UBA). Directora de Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría, Sede INEBA, Universidad de Buenos Aires (UBA). Coordinadora de Docencia de INEBA. Miembro Didacta de Asociación Psicoanalítica Argentina. Profesora Titular de Salud Mental IV, Universidad Favaloro. El título de este trabajo es una de esas preguntas cuya respuesta podría ser obvia, pero… no lo es. En primer lugar no hay modo de registrar los orígenes de la familia. En el reino animal, en algún momento de la evolución los individuos comienzan a vivir en agrupaciones que entendemos como familias. Los animales unicelulares no necesitan una cuidadora, más allá de un medio propicio para su desarrollo; es entonces a partir de cierto grado de desarrollo e indefensión que se hace necesaria una estructura continente. Los humanos también utilizamos esta estructura y será útil hacer hipótesis sobre los porqués. Mi expectativa es poder despertar la curiosidad del lector y también sus reflexiones sobre las características de esta organización en la que un día despertamos sin haber pedido pertenecer a ella. Mi primer comentario es que el cachorro de homo sapiens tiene al nacer tal estado de inmadurez, por su corta permanencia en el útero materno, que no puede prescindir de los cuidados que harán posible su subsistencia. Otros animales, pueden sobrevivir, nosotros morimos si alguien no nos alimenta y nos protege. Enfatizo desde ya esto último: la familia es una organización protectora ineludible que el cachorro humano necesita, como consecuencia de la indefensión con la que nace. La familia como organización mítica que participa de las características del concepto de impronta de Lorenz, se forma en un permanente interjuego entre la sociedad y el individuo. Recordemos las experiencias de este etólogo que se presentó como primera percepción a gansos recién salidos del huevo, que luego lo siguieron como lo hacen los gansitos que tienen a la hembra de la especie como primer estímulo del mundo externo. Podemos pensar que la relación diádica, cerrada con la madre o cuidadora es la primera concretización de esa estructura mítica que proporciona protección. Resulta útil recordar la taxonomía propuesta por el trabajo del grupo CEPAUR en Chile sobre las necesidades humanas. El primer nivel subsistencia, protección, afecto son proporcionados por el calor, la contención y la leche materna. Esta misma taxonomía menciona en un segundo nivel, entendimiento, participación, ocio, que ya pueden ser dados por la familia y la sociedad. La creatividad y la libertad, último nivel de las necesidades planteadas por este grupo, se van organizando con el concurso de la sociedad en su dimensión total. La familia es indispensable para el desarrollo del individuo así como los individuos son indispensables para la constitución de una sociedad. Un aspecto muy interesante de esta estructura mítica, es creer, erróneamente que la familia es una organización estable. Sabemos y comprobamos que es solamente un devenir que va pasando por diferentes etapas y que cada persona va perteneciendo a distintas familias a las que debe necesariamente adaptarse. Curiosamente sin familia no hay posibilidad de subsistencia y desarrollo y con un exceso de familia no hay autonomía Lévi-Strauss (1) dice que desde hace medio siglo, antropólogos y sociólogos al referirse a la familia se dividen en dos sectas rivales, que él llama “verticales” y “horizontales”. Los primeros adscriben a la idea de una sociedad como agregado de familias elementales, formadas por la pareja parental y los hijos; esta concepción tendría un fundamento biológico y psicológico, entendido como hecho de la naturaleza. Esta familia sería el núcleo duro de la organización social. La filiación es el dato esencial. Los del otro grupo ponen el acento en la trama. Cada familia proviene de la fragmentación de las dos familias que cedieron sus miembros para es- EDITORIAL SCIENS // 9

El deseo de tener un hijo, no es privativo de las mujeres, movidas por su inundación hormonal en los tiempos de fertilidad, sino que también se da en los varones. tablecimiento del nuevo núcleo. Este planteo muestra el perpetuo movimiento de vaivén, que desagrega las familias biológicas y crea redes transversales de alianza. Sigue Levi- Strauss, abundando en el tema, sintetiza y dice que “sin las familias no habría sociedad, pero tampoco habría familias si no existiera ya una sociedad”. No sabemos cuándo se originó la familia, como ya dije, la estructura mítica le da por una parte la singularidad de lo individual, y por otra el carácter de lo compartido por el grupo familiar o por otros grupos. Aun actualmente, para algunas sociedades como la norteamericana, la familia empieza con los hijos y se disuelve cuando los hijos se van. Este pragmatismo es esperable en la sociedad norteamericana. La familia es indispensable para el desarrollo del individuo, pero también puede ser deletérea y los psicoterapeutas sabemos mucho de esto cuando enfatizamos la responsabilidad de la familia en los padecimientos de quienes nos consultan. Aún actualmente, para algunas sociedades como la norteamericana, la familia empieza con los hijos y se disuelve cuando los hijos se van. Importa mencionar en este punto que hay un prejuicio colectivo que atribuye el deseo del hijo especialmente a la mujer, desde hace mucho sabemos que no fue privativo de la mujer. La mitología griega nos da ejemplos claros de este hecho. Zeus, la divinidad máxima, transformó en mosca a su esposa Metis quien estaba embarazada y se la tragó. Después aturdido por el ruido que hacía Metis fabricando las armas de Palas Atenea a quien tenía en su vientre, hija de Zeus, este le pide a Hefesto que le parta la cabeza para que se produzca el “parto”. Así es como nace “la hija cerebral del padre Zeus”. Otro episodio de la vida del dios olímpico se relaciona muy curiosamente con Hera su celosa esposa, guarda de la familia y del matrimonio. Hera sabiendo de las relaciones de Zeus con Semele, le dice a ésta que le pida a Zeus verlo en todo su esplendor, sabiendo que nadie puede ver a un dios en esta forma sin morir. Semele y Zeus, hacen lo sugerido por Hera y como era de esperarse Semele embarazada muere. A Zeus en ese momento parece que le ataca algún arrepentimiento y entonces saca el hijo del vientre de Semele y termina el embarazo en su muslo. Así nace Dionisio. Con la tecnología moderna hubiera sido más fácil, Zeus hubiera alquilado un vientre, hubiera comprado un óvulo, lo hubiera hecho fecundar con un espermatozoide, lo hubiera depositado en el útero subrogado y se habría ahorrado el dolor de cabeza y la herida en su muslo. Están también en esta misma línea las opciones que espera ofrecer la tecnología en la posibilidad de úteros externos que pueden ser alimentados por la sangre de un hombre al que estén conectados. Estos hechos ilustran que el deseo de tener un hijo, no es privativo de las mujeres, movidas por su inundación hormonal en los tiempos de fertilidad, sino que también se da en los varones. Este tema tiene cada vez más situaciones concretas no solo en las parejas de varones homosexuales sino también en la muy distinta actitud de quienes no tienen el útero para albergar la cría, pero si tienen el indispensable lugar en la mente para dar cabida a un nuevo ser. Quiero decir desde ya que sin este deseo se producen solo organismos, no sujetos, no humanos, no personas. Como se entiende claramente lo que varió fueron los aspectos tecnológicos, el deseo del hijo por parte del varón ha permanecido. Recuerdo el verso del poeta: “Cuando yo vine a este mundo nadie me estaba esperando…” Esta espera a cuya ausencia alude Guillén es la que puede hacer de ese organismo un sujeto. Podríamos fantasear que éste fue el origen de la familia, la cría que sale de la hembra sin que en un primer momento de la historia se sepa cómo llegó a crecer dentro de ella. La cría es apreciada no solo por la mujer que debe haber tenido desde los primeros tiempos esos cambios en su medio interno que le organizan esa especie de neurosis obsesiva de cuidados y de vivencia de indispensabilidad, sino también por el macho que ve salir de la hembra algo muy distinto a la orina y las heces que produce su propio cuerpo. Tal vez ensayó algunos trucos para que le creciera una cosa como esa, pero no debe haber tenido éxito y entonces decidió apoderarse de la cría. Espero que mucho de esto solo hipotético pueda tomarse con sentido del humor. Hay numerosos restos fósiles en el idioma y en la historia de este posible hecho. Cuando el padre romano nombra al hijo para darle existencia en la sociedad, está mostrando claramente su deseo de adueñarse él de la persona total, de la cría que salió del cuerpo de la mujer. Recordemos también que hubo un tiempo en el que el dueño y creador era solo el varón y que la mujer era solo la vasija en la que el descendiente era depositado. Las vicisitudes de la historia de la familia, son patrimonio de los antropólogos y sociólogos, que podemos leer en múltiples textos. En el siglo XIX importantes autores estudiaron e investigaron sobre los orígenes de la familia desde distintas perspectivas y nos dejaron importantes textos [Friedrich Engels (Prusia. 1820-1895) (2), Lewis Morgan (U.S.A. 1818-1881) (3), E.B. Taylor (Inglaterra 1834-1917) (4), Herbert Spencer, 10 // EDITORIAL SCIENS

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