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Psiquiatría 5

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Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Psiquiatría 1:5, Marzo 2009 una triangulación edípica, precoz, entre el niño, la madre y el objeto desconocido del duelo de la madre (que se condensa en el padre). 3 - Desencadenamiento de un odio secundario Este odio moviliza deseos de incorporación regresiva del objeto y se expresa en actitudes de sadismo maníaco, controlador y vengativo en el infans. 4 - Excitación autoerótica Hay una búsqueda de placer sensual puro, de órgano, sin ternura, hay bloqueo del amor y el objeto es buscado como fuente de una zona erógena aislada. De esta manera es imposible que exista un goce compartido por dos objetos. 5 - Búsqueda de un sentido perdido Esta búsqueda estructura el desarrollo precoz de capacidades fantasmáticas e intelectuales del yo. Dice Green: “el niño hizo la cruel experiencia de depender del humor de la madre” y así se vuelve especialista en imaginar y en anticiparse a sus cambios. La unidad del Yo, comprometida y agujereada, se realiza en el plano del fantasma, dando lugar a la creación artística o a la rica intelectualización. Sin embargo, estas intelectualizaciones tempranas y prolíficas no alcanzan a lograr un papel suficientemente equilibrador del psiquismo, y por tanto, a brindar la satisfacción necesaria y suficiente (recordemos los numerosos casos de artistas famosos, sumamente perturbados). Para finalizar, podemos decir que todo este movimiento defensivo se organiza con un triple objetivo: Mantener al yo con vida. Reanimar a la madre muerta. Rivalizar con el objeto del duelo de la triangulación edípica precoz. A veces se logran estos objetivos, aunque el precio que pague ese psiquismo sea muy alto. Así como Green cita frecuentemente a Winnicott, cuando habla del holding, handing y todo el ambiente facilitador, necesario para un adecuado desarrollo psicoemocional (y por lo tanto una vida plena), yo a mi vez quiero citarlo con una poesía de su autoría llamada El árbol que, según entiendo, ejemplifica muy bien la vivencia de un niño pequeño ante su madre tomada por el duelo (33). “Mamá está abajo llorando, llorando, llorando. Así la conocí. Cierta vez, tendido sobre su regazo como estoy ahora sobre un árbol muerto aprendí a hacerla sonreír a contener sus lágrimas a anular su culpa a curar su muerte interior. Darle vida era mi vida”. Para finalizar hago propias las palabras de Green cuando dice: “...el paciente siente que sobre él pesa la maldición de la madre muerta, la que ocupa su centro y lo acompañará, hasta que el análisis brinde las posibilidades de desalojarla y de volver a la vida a ambos: ...sin intrusiones y sin silencios que recuerden la muerte y que perpetúen la transferencia del duelo blanco de la madre muerta...”. Referencias bibliográficas 1. Kaplan H y Sadock B. Compendio de Psiquiatría. Salvat. Barcelona. 1987. 2. Laplanche J y Pontalis J. B. Diccionario de Psicoanálisis. Labor. Barcelona. 1981. 3.4.5.6.7.8.9. D.S.M. IV. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. APA. Masson. Barcelona. 1995. 10. Mahler M y otros. Nacimiento Psicológico del Infante Humano. Marymar ediciones. Buenos Aires. 1977. 11. Puig I. Consideraciones psicodinámicas desde diferentes perspectivas, en Marchant, N. Y Monchablon, A. Tratado de Psiquiatría. Grupo Editor Guía. Buenos Aires. 2005. 12. Morin E. Introducción al Pensamiento Complejo. Gedisa. Barcelona. 1994. 13. García Badaracco J. Comunidad Terapéutica Psicoanalítica de Estructura Multifamiliar. Tecnipublicaciones. Madrid. 1989. 14. Mahler M. opus cit. 15. Roudinesco E. Por qué el Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 2000. 16. Green A. La madre muerta en Narcisismo de Vida, Narcisismo de Muerte. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1999. 17. Macías M. Andrè Green, un psicoanalista comprometido. Grupo Norma. Bogotá. 1998. 18. Winnicott D. Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Paidós. Buenos Aires. 1996. 19. Winnicott D. Realidad y Juego. Gedisa. Barcelona. 1999. 20. Macías M. Andrè Green, un psicoanalista comprometido. Op. Cit. 21. Freud S. Introducción del Narcisismo. Obras Completas. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1998. 22. Green A. Narcisismo de vida, narcisismo de muerte Op. cit. 23. Lagache D. El Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 1981. 24. Balint M. La falta básica. Aspectos terapéuticos de la regresión. Paidós. Buenos Aires. 1982. 25. Barman Z. Vida Líquida. Paidós Ibérica. Barcelona. 2006. 26. La planche J y Pontalis JB. Diccionario de Psicoanálisis Op. cit. 27. Green A. Narcisismo de vida, narcisismo de muerte. Op. cit. 28. Green A. El trabajo de lo Negativo. Amorrortu. Buenos Aires. 1995. 29. Freedman A, Kaplan H, Sadock, B. Tratado de Psiquiatría Tomo I. Salvat Barcelona. 1982. 30. Winnicott D. La capacidad de estar solo Realidad y Juego. Gedisa Barcelona. 1999. 31. Aulagnier P. La violencia de la interpretación. Amorrortu. Buenos Aires. 2001. 32. Green A. Narcisismo de Vida, narcisismo de muerte. Op. cit. 33. Winnicott D. El árbol en Phillips, A. Winnicott. Lugar. Buenos Aires. 1997. EDITORIAL SCIENS // 17

François Lelut y el daimon de Sócrates historia de la psiquiatría Dr. Fabián Allegro Médico. Especialista en Psiquiatría. Presidente de la Sociedad Argentina de Psicopatología de la Asociación Médica Argentina. Adjunto de la Cátedra Escuela Francesa II de la Facultad de Psicología, UBA. Jefe de Trabajos Prácticos de las materias Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Medicina, UBA. Coautor del Código de Ética de la Asociación Médica Argentina. François Lelut (1804-1877) desarrolló su actividad principalmente en la Salpetrière. Controvertido y polémico, no retrocedió frente a los desafíos que imponía el pensamiento de la ciencia de su época. Caracterizado por un interés no sólo científico sino también cultural, se concentró en el estudio de la psicología y de la fisiología del pensamiento. Lelut partió de una aguda crítica a la frenología de Gall en su obra: Qu'est-ce-que la phrénologie ó Essai sur la signification et la valeur des systèmes de psychologie en général et de celui de Gall, en particulier (Bruxelles, 1837) y posteriormente en Rejet de l'organologie phrénologique de Gall et de ses successeurs (París: Fortin, Masson et Cie, 1843). Las objeciones a la teoría de Gall no sólo se sostienen en el plano de la “organología”, sino de la práctica, de la fisiología del pensamiento y de la psicología. Lo acusa de hacer uso de aspectos que confluyen en el imaginario popular y que son compartidos por determinadas creencias que no respetan el rigor de la ciencia. Su refutación se apoya intensamente en un amplio estudio filosófico en el cual hace referencia a las diferentes posturas culturales que se imponen a lo largo de distintas épocas. Cita a Aristóteles, Platón, Descartes, Bacon, Leibniz, Hobbes, Locke, Cabanis, Condillac, etcétera. Al mismo tiempo, Lelut da cuenta de sus propias preferencias y de la construcción de una teoría que tendrá a la alucinación como centro de discusión. En su trabajo Mémoire sur le sommeil, les songes et le somnambulisme, presentado en la Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1852 y publicado en Physiologie de la pensée: recherche critique des rapports du corps à l'esprit (París: Didier, 1862) explica su teoría sobre el sueño y el sonambulismo que también tiene que ver con cierta concepción acerca de la alucinación, en la que como referencia primordial toma a Cabanis y a Maine de Biran, y que será una referencia posterior para Sigmund Freud. Sus estudios sobre el tema −siguiendo teorías de los sensualistas e ideólogos− son un complemento importante para la formulación de una teoría de la alucinación que determina su base en la sensación y en la percepción. Estos estudios constituyen el trasfondo necesario para sostener una fisiología del pensamiento que conjuga una economía del espíritu en relación con el cuerpo. En su libro Du démon de Socrate: spécimen d'une application de la science psychologique à celle de l'histoire (París: Trinquart, 1836), emprendió de una manera desafiante un estudio magistral que lo enfrenta a una temática compleja y polémica a la vez: el llamado daimon de Sócrates. Es sabido que Sócrates manifestaba poseer y escuchar un daimon (demonio o dios) interno que lo orientaba. Este decir fue objeto de diversas interpretaciones y se constituyó en uno de los grandes misterios de la historia al que hacen referencia Platón, Jenofonte, Plutarco, Diógenes Laercio, entre otros. Los diálogos platónicos abundan en testimonios y quizás el momento más dramático se insinúa cuando Sócrates, al ser juzgado, únicamente atina a decir que solo respetará la orientación de su propio Dios. Lelut hace un profundo estudio histórico de la vida de Sócrates y de su psicología, examinando cada diálogo, cada testimonio y cada referencia histórica con una minuciosidad admirable. En función de emitir un juicio, da cuenta de un extremo cuidado al admitir que su perspectiva está absolutamente sesgada por el puro interés argumentativo de su ciencia y de ninguna manera objeta el carácter, sin duda esencial, que tuvo Sócrates en la historia del pensamiento. Su objetivo principal parece ser el de convalidar una teoría sobre las alucinaciones que, curiosamente, se encuentran en varios personajes de la historia. Este mismo interés lo orienta a estudiar a Pascal en su trabajo: L’amulette de Pascal: pour servir à l'histoire des hallucinations (París: J.-B. Baillière, 1846). Por ese motivo y con una asombrosa prolijidad, luego de demostrar que el llamado daimon de Sócrates es una expresión de un fenómeno alucinatorio, pasa a estudiar el estatuto del mismo. Lelut respeta las consideraciones de varios autores que han tratado sobre el tema, entre las que se encuentran aquellas que intentan dar cuenta de este fenómeno al considerarlo como una expresión particular de la exacerbación de las ideas morales y religiosas de Sócrates, las cuales, en estados extremos, se pueden llegar a presentar como si fuesen manifestaciones de su propio pensamiento, pero que se perciben con cierta ajenidad a modo de lo que se podría denominar una ilusión de óptica psicológica. Sin embargo, estudiando las características del fenómeno, de la personalidad de Sócrates, de su historia, de su origen, de su actitud frente a la sociedad, de sus accesos catalépticos y extáticos, considera que ese daimon es una expresión absolutamente patológica. Sin lugar a dudas − concluye Lelut− se trata de alucinaciones auditivas y quizás visuales, como las que frecuentemente han afectado a otros grandes hombres de la historia (principalmente “reformadores de la cultura y de la religión”) que se manifiestan en una patología que él llama: locura perceptiva o sensorial. Dr. Fabián Allegro 18 // EDITORIAL SCIENS

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