Views
8 years ago

Psiquiatría 7

  • Text
  • Humor
  • Alerta
  • Panico
  • Prevencion
  • Agudas
  • Suicidio
  • Humor
Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Psiquiatría 2:7, Julio 2009 torno familiar y vecinos, pierda el reparo ético, no mida las consecuencias y no pueda valorar los contextos en la calle, insultando incluso a cualquiera. Esto tiene una importancia médico-legal fundamental. Las lesiones orbitarias que causan cambios en la personalidad suelen ser, por lo general, bilaterales. El caso más notable fue presentado por el Dr. J. C. Goldar; y recomendamos a los lectores que lo consulten en www.alcmeon.com.ar. Otras psicosis pos TCE Distimias agudas (depresivas, paranoides, hostiles, angustiosas). Manías, hipomanías: en muchos traumatizados del lóbulo frontal queda un síndrome afectivo pegajoso, monótono y reiterativo, de hacer bromas pueriles (moria), comentarios soeces, con doble sentido, a los que acompañan siempre con una risa exagerada y persistente. Síndrome bizarro-pueril. Andan siempre de buen humor y aunque han tenido una tragedia cerebral y personal, y a pesar de saber y tener conocimiento de su accidente y gravedad, y de estar obviamente discapacitados y alejados definitivamente de sus actividades, insisten con sus bromas y chistes cuando se encuentran con el médico, o bien le proponen casamiento a las enfermeras, las piropean, etcétera. La impresión que dan es que no tienen conciencia real de la gravedad de su situación y que no pueden dimensionar adecuadamente, desde el punto de vista afectivo, su realidad. Si ingieren alcohol esta hipomanía latente se acentúa. Hay una anosoagnosia afectiva de lo que les ha sucedido, lo entienden intelectual, pero no afectivamente. El tratamiento psiquiátrico debe ser sintomático. Si el estado hipomaniforme se acentuara deberá tratarse con BDZ, antirrecurrenciales (carbamazepina, ácido valproico, etcétera), antipsicóticos típicos y/o atípicos. Trastornos emocionales y problemas de conducta habituales después de un TCE grave Reacción catastrófica Explosión de llanto, hiperemovilidad, ansiedad e irritabilidad, que aparecen tras repetidos fallos en la comunicación verbal o en la exploración. Reacción de indiferencia Indiferencia ante los errores, minimización de los déficits, falta de conciencia de la hemiplejia, tendencia a la euforia, humor pueril e ironía. Síndrome apático Indiferencia afectiva, pobre planificación, falta de conducta autoiniciada, no persistencia en la actividad dirigida a un fin, disminución de la fluidez verbal, de la capacidad de abstracción, de la generalización y de la combinación de ideas. Es semejante a una psicosis esquizofrénica crónica apática, que implica un 100% de incapacidad. Moria Impulsividad, desinhibición, falta de empatía, euforia pueril, distracción, egocentrismo, inestabilidad emocional, falta de juicio, escaso insight, hipercinesia improductiva. Labilidad emocional Variaciones rápidas en el estado de ánimo, duración breve y cambiante en la expresión. Llanto y risa patológicos Risa y llanto entremezclados de forma recurrente, incontrolables, imprevisibles, incongruentes con el estado emocional y ausencia de liberación tras la expresión emocional. Manía Exaltación del humor, euforia, hiperactividad, logorrea, pérdida de atención, disminución de la necesidad de sueño, ideas de grandeza, conductas extravagantes y aumento de la vitalidad. Vivencia sintónica. Ansiedad generalizada Ansiedad persistente, hiperactividad vegetativa (taquicardia, tartamudeo, sudoración, taquipnea), inquietud psicomotriz, dificultad de concentración y estado persistente de tensión psíquica. Vivencia egodistónica. Depresión mayor Disminución de la atención, sentimientos de inferioridad, retraimiento social, angustia vital, ideas de culpa e inutilidad, perspectiva sombría del futuro, ideación autolítica, insomnio, pérdida de apetito y peso. Agresividad orgánica Episódica y de aparición súbita, espontánea, sorpresiva, poco estructurada, iniciación y terminación brusca, sin finalidad, egodistónica. Conclusiones Este tipo de patologías mentales vinculadas con un traumatismo encefálico presentan un gran abanico de síntomas y síndromes. Dada la gran frecuencia de accidentes en nuestro medio, tanto automovilísticos como motociclísticos, implica entonces necesidad de un sistema de atención de urgencias muy inmediato, difícil de ser satisfecha a veces en las rutas nacionales y provinciales. Por otra parte, generalmente son politraumatismos. Además del tratamiento correspondiente, que corre por cuenta de los neurocirujanos y neurólogos, quedan para la Psiquiatría y Psicología los síntomas psiquiátricos. La estimulación neurocognitiva permanente sigue siendo fundamental. Pero el problema más complejo surge en la Justicia y en la peritación médico-legal. Es donde surge la polémica entre las compañías aseguradoras y las juntas médicas de los lugares de trabajo, que al tener intereses, a veces contrapuestos, tornan al juicio lento y complicado. Mucho más cuando surgen los denominados EDITORIAL SCIENS // 23

Prof. Dr. Alberto Monchablon Espinoza, Dra. María Norma Claudia Derito síntomas subjetivos. También las dificultades se ven cuando hay que valorar el porcentaje de discapacidad. Por otra parte, no olvidemos que quien sufre un gran accidente de esta naturaleza tiene agregado el estrés postraumático, la pérdida de posibilidades (daño psicológico y moral), etcétera, que multiplica estas dificultades. Por ello es fundamental, sobre todo para los familiares que sobrevivieron y quedaron bien, que obtengan la máxima cantidad posible de pruebas, por ello en el momento más álgido de la internación, que es cuando no se piensa en ello, alguien tiene que ocuparse. Por esto, además de los informes neurológicos y de las neuroimágenes, también tiene que haber constancias psiquiátrico-psicológicas. No va a faltar alguien de la oposición, en el juicio, que diga que la apatía actual postraumática existía antes del accidente, y que, la pérdida del trabajo, el abandono por parte de su novio, y el daño moral, no tienen que ver con el accidente. Referencias bibliográficas Benítez I. “El yo social y el lóbulo orbitario. Desarrollo de una teoría”. Neuropsiquiatría (Arg.) 1979, X 54-71. Ferrey G y Gagey PM. “Le syndrome subjetif et les troubles psychiques des traumatisés du crane”. Encycl. Méd. Chir (Paris-France), Psychiatrie, 37520 A10, 12-1987 20p. Tomo 3ro. Goldar JC, Outes D. “Acta Psiq. y Psicol. Amér. Lat.”, 1972, 18:177. Goldar JC. “Cerebro Límbico y Psiquiatría”, Ed. Salerno, Buenos Aires, 1975. Goldar JC. “Lóbulo frontal y psicosis”, Acta Psiq. y Psicol. Amér. Lat. 1990, XXXVI:37-47. Goldar JC. “Los fundamentos neurobiológicos de la ética”, Alcmeon, Revista Argentina de Neuropsiquiatría, N° 13, 1995, 4:11-20. Muñoz-Céspedes JM, Paúl-Lapedriza N, Pelegrin- Valero C, Tirapu-Ustarroz J. “Factores de pronóstico en los traumatismos craneoencefálicos”, Rev Neurol, 2001; 32(4):351-364. España. 24 // EDITORIAL SCIENS

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015