Views
8 years ago

Psiquiatría 9

  • Text
  • Individuo
  • Paciente
  • Infestacion
  • Ekbom
  • Dermatozoos
  • Delirio
  • Yo
Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Lic. Ester Cohen en la

Lic. Ester Cohen en la idea de interrelación de elementos constituyentes, dados en un momento histórico determinado. En este sentido, es indispensable destacar que Spinoza y Nietzsche definen al individuo como singularidad modal determinada. Singular se define como punto no vacío fuera de la curva (en los ejes cartesianos), que funciona de manera determinada según sus relaciones con otros elementos del sistema, y que constituye un espacio irrepetible e irreproducible. Se diferencia de los conceptos de particular y de caso, porque el particular y el caso son ejemplos de un universal que los preexiste. Modal significa: en su propio modo, en su propia manera, lo que determina un cierto estilo, que determina a un sujeto como ese sujeto, según su modo de expresión, y no según una identidad potencial que se actualizará (Aristóteles). Un sujeto es, entonces, lo que puede según su modo, se determina según lo que puede, y lo que puede depende de circunstancias socio-históricas. Spinoza en su Ética dice: “lo primero que constituye el ser actual de la mente humana, no es más que la idea de una cosa singular existente en acto” (E, II, P 11) y esa cosa singular es su cuerpo porque “el objeto de la idea que constituye la mente humana es el cuerpo, es decir, un modo determinado de la extensión existente en acto, y no otra cosa” (E, II, P 13). Ese individuo corporal se define por el esfuerzo de conservación en su estado (afirmar su condición de ser vivo), por esto el sujeto se define como potencia de actuar y como singularidad con potencia de existir y por tanto de actuar. “Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, para perseverar en su ser” (E,III, P6). Entonces, un sujeto no es la realización particular de una naturaleza histórica universal, sino una singularidad individual en acto, es decir, fuerza siempre en acción. De la misma manera, en la teoría de conjuntos, cada conjunto se forma por una definición a partir de la cual quedan determinados los elementos que le pertenecen. Se trata de un modo de funcionar, no de una cosa, no de una sustancia con sus accidentes. El modo de funcionar se determina por un modo de intensidad, es decir, lo que caracteriza a un individuo es un conjunto de relaciones de movimiento y reposo, de velocidad y lentitud, desde el momento en que efectúan siempre la misma relación de velocidad y de lentitud, le pertenecen, a esto se denomina estilo, cada uno es quien es por su característico estilo o manera de ser, esa es su identidad. Desde esta tesis ontológica, se pueden eliminar dos posiciones que se han sostenido en la historia del pensamiento: o una concepción cualitativa del individuo que busca la individuación en una cualidad o una concepción extensiva que buscaría la individualidad en una extensión cualquiera. La individualidad no es ni cualitativa ni cuantitativa, es intensiva, dado que se define al individuo como grado de potencia, como paquete de relaciones, que en tanto que grado de potencia se expresa en una relación de movimiento y reposo, de velocidad y lentitud, y además que sus partes le pertenecen según una relación cualquiera, no arbitraria, sino una cualquiera, de allí que singular. Concebir al sufriente psíquico como individuo, compromete a su médico tratante a ubicarlo en un contexto socio-histórico donde ese singular se ha constituido, es allí donde los conceptos tendrán un sentido como praxis, en la cual no se lo cristaliza como padeciendo ser el caso del universal: la enfermedad mental. Si un paciente se ve como un caso, se torna atemporal, queda fuera de su contexto, por esto el médico psiquiatra necesita saber de dónde vienen sus saberes, de qué orden de discurso viene su forma de mirar y de conceptualizar. Dado que lo colectivo sólo existe si una individuación lo instituye, es histórico. El individuo se constituye como una relación, es decir, no sólo posee un determinado número de partes, sino que es preciso que esas partes le pertenezcan bajo una relación, si la relación falta, entonces no son las partes de ese individuo. El hilo de Ariadna, que constituye la red de los saberes actuales, nos impone la necesidad de volver a atar el corte que la modernidad ha realizado, al dejar de un lado el conocimiento y del otro lado el poder, se trata de volver a mirar desde un campo teórico unificado, es decir, político, aquel sitio de inclusión en que el mundo se conceptualice desde una tesis ontológica. Bibliografía 1. Deleuze G. En medio de Spinoza, Cactus, Buenos Aires, 2008. 2. Latour B. Nunca fuimos modernos, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007. 3. Simondon G. La individuación, Cactus, Buenos Aires, 2009. 4. Spinoza B. Ética, Acervo Cultural, Buenos Aires, 1977. 5. Deleuze G. El pliegue, Paidós, Barcelona, 1989. 6. Foucault M. Hermenéutica de sujeto, FCE, Buenos Aires, 2002. 26 // EDITORIAL SCIENS

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015