Views
8 years ago

Psiquiatría 9

  • Text
  • Individuo
  • Paciente
  • Infestacion
  • Ekbom
  • Dermatozoos
  • Delirio
  • Yo
Revista Latinoamericana de Psiquiatría.

Psiquiatría 3:9, Marzo 2010 Dr. Diego Minck Planner Médico especialista en Psiquiatría. Miembro del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA) p s i c o i a t e r a p Concepciones del yo ¿Algo nuevo bajo el sol? Conceptions of Self Something New on the Horizon? Resumen La palabra “yo” es polisémica y, en cualquiera de sus acepciones, no siempre fue tan importante, ni tan frecuente como es hoy. En este trabajo se rastrearán diversas concepciones de “yo”, desde el modelo originario sugerido por Descartes hasta las alternativas planteadas a aquel, en tanto que esfuerzos por “abrir” el yo. La motivación que guía la tarea no es meramente teórica y academicista; sino y mas bien, práctica, pragmática e incluso clínica. Abstract The term “self” is polisemic and it has never been so important or frequent in any of its senses as it is today. This article will analyse different conceptions of “self”, from the original model suggested by Descartes, to the alternatives he proposed to it, in an effort to “unveil” the self . The motivation guiding the task is not merely theoretical and academic, but rather practical, pragmatic, and even clinical. “Yo” −incluso al interior del Psicoanálisis− se dice de muchas maneras Se llama a veces “yo”, en un sentido muy restringido, a una entre las instancias que integran el aparato psíquico. La responsable, precisamente, de las restricciones y las clausuras. Identificada a veces y en parte aunque no necesaria y completamente con la autoconciencia. Así, por caso, en la segunda hipótesis tópica de Freud, se puede imaginar un yo en conflicto e interacción con otras instancias intrapsíquicas como las llamadas “ello” y “super yo”. El propio Freud da cuenta del carácter un poco reiterado de esta constelación, al decir en “El yo y el ello”: “…ya dijimos repetidamente que el yo se forma en buena parte desde identificaciones que toman el relevo de investiduras del ello, resignadas; que las primeras de estas identificaciones se comportan regularmente como una instancia particular dentro del yo, se contraponen al yo como superyó ...” 1 . Lo que está en juego en la hipótesis freudiana es la reducción del yo a una mera instancia entre otras dentro de la formación psíquica, un subsistema. Pero en ocasiones se llama, en cambio, “yo”, en un sentido más lato, a la globalidad de la persona. Al hablar, por ejemplo, Winnicott o Kohut de lo que ellos llaman “self” (traducido como sí mismo), aluden no ya a una instancia concebida dentro de un cierto modelo, sino más bien a una experiencia de la propia integridad, sin escisión, sin cor- 1. Freud, S. “El Yo y el Ello”, en Obras Completas XIX. Amorrortu, Buenos Aires, 1999. Pág. 21. EDITORIAL SCIENS // 5

Dr. Diego Minck Planner tes. Más técnicamente, podría hablarse en este segundo sentido de la palabra “yo”, de una acepción menos metapsicológica: “Las nociones de self, por un lado, y de yo, superyó y ello, por otro lado, así como las de la personalidad e identidad, son abstracciones que pertenecen a diferentes niveles de la formación de conceptos. Yo, ello y superyó son en psicoanálisis los constituyentes de una abstracción específica de alto nivel o sea alejada de la experiencia: el aparato psíquico. (...) el self emerge de la situación psicoanalítica y se conceptualiza, bajo una modalidad de una abstracción psicoanalítica de nivel comparativamente bajo o sea próxima a la experiencia…” 2 . Y todavía en un tercer tipo de aproximaciones entre las que cabria mencionar el psicoanálisis existencial de Sartre se utiliza la palabra “yo”, seguida a veces del adjetivo “trascendental”, para aludir mucho más ampliamente, a una sustancia todavía más originaria y absoluta, incondicionada incluso, abierta al “ser” de las consideraciones, no ya psicológicas o metapsicológicas, sino filosóficas y más precisamente humanistas y existencialistas. “El principio de este psicoanálisis es que el hombre es una totalidad y no una colección. (…) La reflexión está penetrada de una gran luz, sin poder expresar lo que esta luz ilumina. No se trata de un enigma no adivinado, como lo creen los freudianos: todo está ahí, luminoso; la reflexión todo lo disfruta, todo lo capta. Pero ese proviene más bien de que ese disfrute está privado de los medios que ordinariamente permiten el análisis y la conceptualización. Lo capta todo, todo a la vez, sin sombra, sin relieve, sin relación de magnitud: no porque esas sombras, valores y relieves existan en alguna parte y le estén ocultos, sino más bien porque a otra actitud humana pertenece el establecerlos, y no podrían existir sino por y para el conocimiento” 3 . Otra discusión psicoanalítica Esta serie de variaciones podría pensarse como otras tantas representaciones del yo bajo un nivel de conceptualización y abstracción decreciente; que tendría su punto más alto en la hipótesis freudiana, una bisagra en autores como Kohut, y un grado cero que se pretende casi ayuno de análisis y conceptualización en Sartre, como si de una captación o una experiencia inmediata se tratara. Claro está: esta serie es apenas una entre muchas que podrían orientar un mapa del vasto territorio de la investigación psicoanalítica. Como ejemplo de otro punto de vista, cabria mencionar acaso la tensión existente aun hoy entre un psicoanálisis francés, Lacaniano, que reduce al mínimo la relevancia y la supuesta centralidad del yo, considerándolo un reducto meramente imaginario, y una tradición norteamericana, identificada con la ego-psychology, que pone precisamente allí su centro 4 . En resumen, la posición de la escuela encabezada por Heinz Hartmann, Rudolph Loewenstein y Ernst Kris, Harry Guntrip, en su "Schizoid Phenomena, Object Relations and the Self", sostiene: “La teoría psicoanalítica pareció durante mucho tiempo la exploración de un círculo que no tenía un centro claro, hasta que la psicología del ego halló el camino. La exploración tuvo que comenzar con fenómenos periféricos: comportamiento, estados de ánimo, síntomas, conflictos, “mecanismos mentales”, impulsos eróticos, agresión, miedos, culpa, estados psicóticos y psiconeuróticos, instintos e impulsos, zonas erógenas, etapas de maduración, etc. Naturalmente, todo ello es importante y debe tener un lugar en la teoría global, pero, de hecho, es secundario con respecto a un factor absolutamente fundamental, que es el 'núcleo' de la 'persona como tal'” 5 . Y es precisamente contra ese intento de establecer un núcleo egológico que Jacques Lacan se rebela, basándose según sus propias palabras en investigaciones propias y de Daniel Lagache. Una cita en claro antagonismo con la anterior, tomada de “La dirección de la cura y los principios de su poder”, permitirá ilustrar el punto: “Se concibe que para apoyar una concepción tan evidentemente precaria algunos de ultramar hayan sentido la necesidad de introducir en ella, un patrón de la medida de lo real: es el ego autónomo. Es el conjunto que se supone organizado de las funciones más dispares para prestar su apoyo al sentimiento de lo innato del sujeto. Se lo considera autónomo por el hecho de 2. Kohut, H. Análisis del Self. Amorrortu, Buenos Aires, 2001 pág. 14. 3. Sartre, J. P. El Ser y la Nada. Aguilar, Madrid, 1993 pág. 595. 4. Para un tratamiento detallado de esta disputa en particular, cabe referirse, por caso, a A. Green, El Trabajo de lo Negativo. Amorrortu, Buenos Aires, 1995: “Desde finales de la década del 1950, en Francia, todo lo que fuese reflexión sobre el yo quedo expuesto a ataques destinados a denigrar el discurso sobre este tópico, rápidamente considerado como mistificador y portador de una ideología normativa sospechosa de colusión política con el poder instalado. Se quiso acreditar la idea de un psicoanálisis reconciliado con una psicosociología al servicio de una moral represiva, “perra guardiana” de un conformismo que colaboraría en el mantenimiento de la paz social necesaria para el desarrollo de las infamias del capitalismo. Las filipicas de la época contenían algo de verdad y mucho de mentira. Lo poco de verdad concernía a la pobreza teórica de las elaboraciones del psicoanálisis norteamericano conducido por Hartmann. Así debemos pensar que la polémica había explotado ciertos peligros imaginarios para favorecer la difusión de otra teoría y disimular, tras esta pantalla de humo lacaniana, otras apuestas: el deseo de adornar con quiméricas virtudes una disidencia cuyo éxito debía ser asegurado por la salvación que ofrecía a las almas en peligro de los psicoanalistas embaucados. La denuncia de una ideología, culpable sobre todo de indigencia teórica, consiguió jugar el juego de la defensa proclamando una verdadera interdicción de pensar en la problemática del yo como no fuera bajo las directivas propuestas por Lacan. Ni siquiera así volvió a hacérselo. La intimidación tuvo éxito. En verdad si la empresa era desalentada, se debía a que amenzaba en su conjunto a la teorizacion lacaniana, como se demostró después con trabajos de ex-lacanianos. Así, hay que retomar el camino abandonado que conduce al yo, a sus relaciones con el sujeto, a su constitución heterogénea, a su duplicación inevitable. Volver sobre la sexualización del yo, reconocida desde Introducción del narcisismo y descuidada después”. 5. Guntrip, H. S. Schizoid Phenomena, Object Relations and the Self. International Universities Press, New York, 1968 pág. 37 (traducción propia del inglés original). 6 // EDITORIAL SCIENS

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015