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Tratado de Actualización en Psiquiatría - Fascículo 7

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Modelos biológicos de la Psiquiatría - Parte 1 - Autor: Roberto Rosslar

Modelos

Modelos biológicos de la Psiquiatría // neuronas que poseen el LH-RH como NT la aumentan. Los opioides endógenos en el área preóptica estarían relacionados con sensaciones de placer sexual (44). Los heroinómanos informan sobre sensaciones de orgasmo cuando se inyectan esta droga. El deseo sexual femenino es más dependiente de los andrógenos suprarrenales que en otras hembras entre los mamíferos, cuya receptividad sexual está exclusivamente basada en los estrógenos y la progesterona (45). ¿Por qué la mujer puede tener orgasmos a repetición pero el hombre requiere de una pausa post eyaculación antes de recomenzar el acto sexual? Porque la mujer siempre tiene a su óvulo listo para ser fertilizado mientras que el hombre debe esperar un tiempo luego de la eyaculación para volver a tener una concentración adecuada de espermatozoides antes de que tenga sentido "biológico" seguir con la actividad sexual. La refractariedad postcoito masculino es un mecanismo de seguridad para evitar una erección que no puede fertilizar a la mujer. La activación del área septal genera excitación sexual y la instilación de acetilcolina, orgasmos a repetición. La activación del área septal, núcleo de la estría terminalis y el área preóptica (estructuras que envían eferencias a la vía mesolímbica) causan erección en los machos.El complejo amigdalino y el gyrus cinguli están relacionados con el depósito de las memorias sociosexuales. ¿Cuáles son las fuentes evolutivas de los NT que gobiernan nuestra sexualidad? En los peces, la mesotocina y, en los reptiles, la vasotocina (46) activan las conductas sexuales cerebrales. La testosterona aumenta el nivel de mesotocina y vasotocina cerebral. La oxitocina y la AVP, que controlan las conductas sexuales en los humanos, son dos "hijas" evolutivas de la hormona reptil sexual. Es importante notar cuán atrás llegan los controles sexuales diferenciales en la evolución. La oxitocina se diferencia de la vasotocina por un sólo aminoácido y por millones de años de evolución. Esto permite ver cuán primitiva es la regulación cerebral de nuestras conductas sexuales. La fisiología de la activación sexual femenina está relacionada con los cambios en las concentraciones de estrógenos y progesterona (47) que, además de preparar al óvulo para su fertilización, también preparan al cerebro femenino para aumentar su receptividad sexual. Estos cambios hormonales femeninos generan modificaciones neuropsicológicas que consisten en: - disminución de la agresividad hacia machos sexualmente excitados, - tendendencia a solicitar la atención masculina, - sensibilización del reflejo de cópula femenino de lordosis. Este reflejo de lordosis es regulado por el hipotálamo VM que está relacionado con la regulación energética. Esta relación sexo-energética se observa en el hecho de que un animal hambriento copula menos ya que es lógico no reproducir cuando los recursos ambientales son escasos. Amor, deseo sexual y cultura La Neurobiología de la sexualidad no hace más que afirmar una verdad obvia: el amor no es igual al deseo sexual (tal vez por esto sería más correcto, pero mucho menos romántico, que en el día de los enamorados en vez de intercambiar corazones se entregaran hipotálamos de chocolate). En los humanos muchas veces ambos no se acompañan y la falla en distinguirlos crea problemas en las relaciones interhumanas. Los humanos también muestran que la sexualidad y la crianza a veces no van juntos. En las áreas cerebrales primitivas que procesan estos dos sentimientos existe cierta confusión ya que la sexualidad y la crianza son controladas en forma independiente e interdependiente. El amor filial parece diferente del deseo sexual pero, como Freud sospechó, comparten características neuroquímicas (ambos circuitos tienen como NT a la oxitocina). La evolución cultural intentó unir el deseo sexual con la necesidad de unión social en la institución matrimonial 8 . Pero no existe ninguna garantía de que esta unión cultural triunfará en el cerebro. La inmensa mayoría de los mamíferos es poligámica y el 75% de los primates también lo es (1). Nuestro primo evolutivo más cercano, el chimpancé, es un "promiscuo" sexual y el gorila vive con un harén. La unión humana entonces no es totalmente monogámica por naturaleza. La Psicología Evolutiva ha demostrado que hombres y mujeres buscan diferentes atributos para escoger pareja. El hombre tiene una estrategia "visual" y elige en función de belleza y juventud, que serían indicadores externos de su "potencia" reproductiva. El cerebro masculino poseería detectores simples de aspectos corporales femeninos que fácilmente activan la erección. Esta sexualidad "visual" del hombre tendría como base neurobiológica las conexiones de la vía visual ventral con el complejo amigdalino cuya función sería el procesamiento emocional de los estímulos. En la literatura científica se registra el informe de un caso en el cual un hombre con una lesión que interrumpía la conexión de las aferencias visuales con la amígdala dede ver revistas pornográficas por que éstas ya no le producían ningún tipo de sensación excitatoria sexual. El erotismo femenino no es tan "visualmente" cau- 8. Es interesante recordar que la palabra cónyuge proviene de la palabra "yugo" así como también el término "esposado" tiene un doble sentido matrimonial y sojuzgado. Sciens Editorial Tratado de Actualización en Psiquiatría 23

CAPÍTULO XXII- Parte 1 Modelos biológicos de la Psiquiatría // tivado. La mujer, por el contrario, busca una pareja fuerte dispuesta a acompañarla y ayudarla en el cuidado de las crías. La orientación sociosexual de las mujeres tendría entre sus bases neurobiológicas al girus del cíngulo que, por ejemplo, se activa cuando escucha el llanto de su bebé. Por supuesto en todas estas estrategias de elección de pareja hay importantes sesgos culturales. Existen contrastes entre el impulso sexual masculino y la expectativa sociosexual femenina. Esta diferencia en las estrategias de elección de pareja podría, tal vez, ser uno de los factores que explicaran las dificultades en las relaciones de pareja. Lamentablemente, la evolución no nos dio una apreciación innata de que el sentido de la belleza física y los placeres de la copulación tienen fines reproductivos. La evolución progresa mediante la magnificación de las estrategias que promueven la reproducción. Durante la evolución aparecieron los circuitos neuronales de sexualidad y devoción social para facilitar las conexiones sociosexuales y, así, maximizar el éxito reproductivo. Desde este punto de vista, constituye una sabia estrategia evolutiva que un miembro de la pareja esté "dedicado" a reproducirse y el otro a cuidar a la cría. Las necesidades reproductivas reglaron la evolución de múltiples mecanismos cerebrales y corporales, así el sentimiento sexual es tan intenso como el hambre y la sed (con la gran diferencia de que el sexo no es esencial para la supervivencia de un individuo sino para la supervivencia de la especie). Como ya hemos visto el macho es el que realiza la menor "inversión" biológica en la pareja, que se restringe a la producción de esperma. Al no embarazarse es mucho más probable que abandone a la cría en búsqueda de otras hembras para preñarlas. Pero esta táctica de "golpear y correr" (preñar y huir) es negativa cuando: 1. Un solo individuo (la madre) tendrá mayores dificultades para lograr criar con éxito al bebé hasta su época reproductiva. 2. La cría nace extremadamente inmadura como sucede en los Homo Sapiens y el período hasta la madurez sexual dura más de 10 años. Uno de los motivos por los cuales los bebés nacen tan inmaduros es la bipedestación. Al pararse el Homo sapiens presentó como adapatación el estrechamiento de la pelvis con el fin de que ambos miembros inferiores quedaran extendidos y paralelos para facilitar la marcha. El estrechamiento de la pelvis hizo que un bebé con su cráneo osificado no pudiera pasar por el canal de parto. Esto tuvo como consecuencia el acortamiento del tiempo de embarazo y el nacimiento de una cría muy inmadura. Para aumentar las posibilidades de que el hombre no abandone a su pareja y se quede con ella, y así lograr mayores posibilidades de éxito en la supervivencia de su cría, la evolución ha "diseñado" una serie de "dispositivos" femeninos "exclusivos" de los Homo sapiens (1). - Receptividad sexual permanente: el "timing" neuronal de receptividad sexual de la inmensa mayoría de los mamíferos es estacional. Esto se debe a que las gónadas masculinas cambian de tamaño en función de la duración de la luz. Este mecanismo, en el que interviene la glándula pineal, asegura que el macho fertilice a la hembra sólo durante la época del año (verano) en que existe mayor disponibilidad de recursos y, por lo tanto, las posibilidades de supervivencia de las crías sean máximas. Fuera del período correspondiente a la ovulación, la hembra rechaza agresivamente a los machos. Por ejemplo, las ratas hembras sólo durante unas pocas horas en el día del estro quieren copular. La naturaleza se asegura de que la excitación sexual femenina esté fuertemente coordinada con el pico de fertilidad. La "hembra" Homo sapiens es la única entre los mamíferos que es sexualmente receptiva durante todo el ciclo menstrual, a diferencia de las otras hembras mamíferas que sólo son sexualmente receptivas durante su ovulación. - Ovulación "oculta": las "hembras" Homo sapiens son también las únicas en no poseer manifestaciones "seductoras" (color de piel, olores, etcétera) para advertirle al macho que está ovulando. En las hembras de los chimpancés la ovulación es señalada por un importante edema de la zona ano−genital. Esta falta de "display" de ovulación dificulta la fertilización al hacer que la copulación durante el pico de fertilidad sea un evento mucho menos probable que en las otras especies. Recordemos las dificultades en certificar el momento que una mujer está ovulando durante los tratamientos por infertilidad. Por lo tanto, en nuestra sexualidad estaría menos asociada con las preocupaciones reproductivas que con las de la unión social. Al estar disociada, la "urgencia" sexual y la posibilidad de fertilización se favorece que el hombre se una en pareja monogámica ya que para lograr el éxito reproductivo, el hombre debe estar "atento" a las necesidades de una única mujer por períodos más largos que el resto de los primates. - Orgasmo femenino: si bien los machos mamíferos experimentan el orgasmo, entre las hembras no habría un valor adaptativo para el orgasmo si su apetito sexual es enteramente dependiente del control hormonal. El orgasmo femenino es un proceso evolutivo que "emerge" en los Homo sapiens ya que no existe entre las demás hembras de los mamíferos. Sólo cuando existió una recompensa social para la sexualidad extendida hubo una presión evolutiva para la aparición del orgasmo femenino que emergió como una señal interna de que se ha encontrado al hombre correcto. El orgasmo femenino sería la "ruta" emocional para identificar ciertas cualidades mascu- 24 Dr. Roberto Rosslar

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