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Urgencias 3 - Psicosis endógenas agudas

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Urgencias en Psiquiatría: Psicosis endógenas agudas

Capítulo 2

Capítulo 2 Psicosis depresivas monopolares de Leonhard María Laura Pérez Roldán Introducción Dentro de las formas fásicas, Leonhard incluyó las formas bipolares: enfermedad maníaco – depresiva, que él entendía como formas que a más de virar de un polo al otro, existían en cada fase contaminaciones de ambos polos y las formas podían ser mixtas o parciales. Por otra parte están las formas monopolares de Leonhard, que él consideraba que eran formas afectivas puras, cuyas fases se presentan siempre iguales a sí mismas, con un complejo sintomático muy particular con algún síntoma esencial eje del cuadro y que le otorga el nombre. Estos cuadros si bien no fueron reconocidos aún en los DSM ni en el CIE, estas clasificaciones estadísticas finalmente debieron aceptar, como lo hace el DSM V, la existencia de depresiones psicóticas monopolares, como afirmaba Leonhard. Melancolía pura El síntoma más importante de la melancolía es la depresión del humor, que suele manifestarse predominantemente con un cuadro apático más que angustioso. El abatimiento sobresale por sobre la tristeza anímica, y la presencia de una intensa angustia obliga a descartar el cuadro. La depresión se acompaña de diferentes grados de inhibición psicomotriz, aunque a diferencia de lo que sucede en la psicosis maníaco-depresiva, esta nunca llega al estupor: el paciente presenta un hablar lacónico, su voz se vuelve suave y monótona, y esta afectación del lenguaje se acompaña de una merma en los movimientos expresivos (pobreza mímica, enlentecimiento de los movimientos). Sumado a esto, aparece una inhibición del pensamiento tal, que el paciente trasluce una latencia en sus respuestas, tanto más acusada cuanto más elaborada es la pregunta, preservando la capacidad para responder en forma instantánea a las preguntas más sencillas (como las relacionadas a hechos personales). En la melancolía pura jamás se llega al mutismo. Como consecuencia de la inhibición del pensamiento y de la inhibición psicomotriz, el paciente se vuelve indeciso e inseguro, y aparece la compulsión a cavilar. Asimismo, aparece el sentimiento de insuficiencia y de incapacidad, por el que los pacientes se quejan de que ya no logran nada; acompañándose, muchas veces de autodesvalorización infundada y de ideas de pecado. También pueden aparecer autorreproches, ideas de inferioridad, ideas angustiosas, ideas hipocondríacas e ideas de extrañamiento y referencia, pero no en forma intensa ni permanente (ya que el enfermo se encuentra psíquicamente inhibido). EDITORIAL SCIENS 27

NMC Derito // Urgencias en psiquiatría. Psicosis endógenas agudas Esta apatía e inhibición que destacan en el cuadro, hacen que el cuadro impresione leve, pero en realidad se trata de una enfermedad grave. El riesgo de daño a sí mismo es grande. La agitación angustiosa es rara, sin embargo, el paciente se queja de una incapacidad para sentir la tristeza o de la incapacidad para llorar (se trata de una depresión sin lágrimas por regla general). Depresiones puras Depresión acuciante El cuadro se encuentra dominado por un estado de tormento profundo con diferentes tonalidades de angustia que se acompañan de una excitación acuciante (agitación), quedando relegada a un segundo plano la ideación patológica (ideas de pecado, temores hipocondríacos). Los intentos de suicidio son frecuentes, como forma de dar fin al estado patológico de tormento. La angustia genera un estado de intranquilidad permanente. Al faltar el gatillo externo, esta intranquilidad puede cesar por un breve período, pero el más insignificante motivo la puede volver a desencadenar. Durante la agitación los enfermos se quejan, gimen, lloran, gritan, suplican, imploran; caminan continuamente, retuercen las manos con desesperación, se aferran suplicando al brazo del médico o la enfermera. La queja se vuelve uniforme, monótona, estereotipada (iteración de la palabra), siempre con los mismos contenidos. El cuadro toma una "apariencia teatral". Resulta difícil sacar al paciente de la queja, muchas veces no se pueden obtener ni siquiera los datos más simples de su vida, como los filiatorios. La angustia que se encuentra por detrás de estas quejas es la que las diferencia de la esterotipia apática del paciente esquizofrénico. Los intentos de consolar o apaciguar el tormento resultan por demás infructuosos e incluso, pueden potenciar la agitación. Tras estos episodios, los pacientes se muestran agotados. Cuando la angustia disminuye, las quejas y súplicas se vuelven una insistencia monótona. Depresión hipocondríaca Es una forma de depresión que toma base en lo corporal. Aparecen, por un lado, temores referidos al bienestar corporal, y por el otro, sensaciones corporales anormales para las cuales no se pueden encontrar correlato orgánico. Son estas últimas las que le dan la característica a este cuadro, ya que las primeras pueden presentarse en otras formas de depresión. Las sensaciones anormales pueden referirse al interior o superficie del cuerpo. Sin embargo, la localización es imprecisa o difusa, el paciente señala zonas amplias, no circunscriptas. Son quejas habituales: dolor, picazón, ardor, quemazón, pinchazos, perforación, desgarro y muchísimas otras, en general, combinadas (y por ello, imprecisas en su descripción). Es por ello que los pacientes apelan al "como si" para tratar de transmitir lo que no es empatizable por la población general (ej.: siento como si el cerebro se hubiera hecho gelatina). Al mismo tiempo, puede aparecer una despersonalización que se traduce en un delirio de negación de órganos y de condenación eterna, con intentos de suicidio que pueden tomar características cruentas. A diferencia de lo que ocurre con el 28

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