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Urgencias 5 - Episodios agudos en psicosis orgánicas crónicas

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Urgencias en psiquiatía 5 - Episodios agudos en psicosis orgánicas crónicas

MNC Derito // Brote

MNC Derito // Brote en las catatonias crónicas da por el cambio de lugar de internación, a los pocos días, cuando se adaptó, volvió a su estado acostumbrado. Acompañado por las enfermeras ingresó al consultorio dónde estaba el equipo interdisciplinario. Tomo en cuenta que toma la silla frente a mi escritorio y la aleja hasta ponerla contra la pared, entonces se sien- TABLA 14 Síntomas de la catatonia proscinética Murmuraciones: al entrevistar al paciente, lo interrogamos y observamos que nos mira prestando atención, como si estuviera interesado. Comienza a murmurar, mueve los labios emitiendo sonidos como si hablara en un tono muy bajo. Es frecuente que pensemos que hablan con sus voces, pero no es así, si nos acercamos y logramos entender lo que dicen, veremos que están repitiendo una frase o sea que son verbigeraciones, un automatismo del lenguaje. Manoseo de objetos: cualquier cosa que tienen delante, objetos que están en el escritorio, no pueden evitar tocarlos, manosearlos, cambiarlos de lugar, resulta en un manipuleo inútil, afinalístico. Tendencia a la contrapresión: si le ofrecemos la mano a modo de saludo, responden inmediatamente al estímulo, si extendemos la mano muchas veces, seguirá respondiendo sin preguntarnos el motivo de tanto saludo, si lo hacemos con una sonrisa, el paciente sonreirá como nosotros, si lo hacemos con seriedad, el paciente lo hará con seriedad, pero lo seguirá haciendo. Si extendemos la mano y a la vez le ordenamos - “no me de la mano”- aparece en el rostro del enfermo una expresión de perplejidad, extiende la mano lo mismo, pero con más lentitud y observamos un esfuerzo por no darla quedando a mitad de camino, aparece lo que llamamos ambitendencia, si dejamos de dar la orden verbal, finalmente la extiende, ganándole el movimiento reactivo a la voluntad. Acompañamiento: el paciente no puede evitar obedecer a todo tipo de estímulo, si con un dedo le tocamos la espalda y le imprimimos una presión hacia adelante, el paciente moverá el cuerpo en el sentido que ejercemos la presión, aunque esto lo lleve a una posición incómoda, tampoco ahora preguntará nada, solo obedecerá en silencio y ejecutará cualquier movimiento acompañando la presión que ejerzamos sobre su cuerpo. Automatismos de impulso: cuando se ejerce una leve presión sobre el cuerpo y esta actúa como disparadora de un movimiento. Ecolalia. Ecopraxia. Ecomimia: fenómenos que aparecen en el interrogatorio, que demuestran una vez más que la iniciativa voluntaria del paciente está muy disminuida. EDITORIAL SCIENS 41

NMC Derito // Urgencias en psiquiatría. Episodios agudos en psicosis orgánicas crónicas ta, como buscando una distancia del entrevistador. Más tarde nos dimos cuenta que solo había sido un movimiento reactivo, vio la silla que actuó como estímulo y se disparó el movimiento de cambiarla de lugar, le daba lo mismo alejarse de nosotros que no hacerlo, porque después no evadió ningún acercamiento. Cruza las piernas y balancea la que está el aire exageradamente. Cruza las manos sobre el regazo y manosea permanentemente la tela y el cierre con los botones del pantalón sin objetivo alguno. También observamos que murmuraba por lo bajo, lo supusimos alucinado, pero al acercarnos a escuchar repetía frases sin sentido, era un automatismo verbal. Al interrogarlo, contestaba las preguntas sencillas, de dónde venía, como estaba compuesta su familia, si lo visitaban, etc. En tanto interrogaba, me doy cuenta que el paciente había comenzado a imitar mis gestos y movimientos, me toque la cabeza, él se la toco en espejo, descruce las piernas, él las descruzó, me toque la nariz, me imita, tenía ecopraxia. Lancé una carcajada (a propósito), el paciente dispara una parecida (ecomimia), también caí en cuenta que repetía la última palabra de la pregunta o directamente me repetía la pregunta (ecolalia). Esta presentación nos instó a pensar en una forma motora crónica, dado que en el resumen de historia clínica que portaba se describían los marcados síntomas de defecto (apatía, abulia, aplanamiento afectivo, aislamiento). Me acerqué y le ofrecí la mano en señal de saludo, la tomó imitando mi expresión de sonrisa. Repito este gesto innumerables veces, me sigue respondiendo sin mediar palabra, de forma reactiva, sin pensar en lo que hacía. Le extiendo la mano y le digo – “no me dé la mano” – se quedó con la mano a medio camino, como si luchara para no dármela, el impulso era tomar mi mano contradiciendo mi orden, el rostro se torna perplejo (ambitendencia). Coloqué la mano sobre la columna dorsal alta y comencé a imprimirle un movimiento hacia abajo, luego en esa incómoda posición, le imprimí un movimiento de giro, realizó todos los movimientos sin negarse, sin preguntar, inexpresivo. Lo llevé a sentarse, se sentó y volvimos a la situación del principio. El cuadro, como lo presenciamos ese día, no se volvió a presentar tan florido, al adaptarse a la clínica, sobresalían los síntomas negativos, pero siempre respondió con la contrapresión, y se mantuvieron el manoseo de objetos y las murmuraciones. Caso B Paciente de 55 años, de corta estatura, obesa, llevada al hospital por sus hijos, convivía con una de las hijas y el yerno que tenían dos hijos de corta edad. Su madre estaba enferma desde que ellos lo recordaran, siempre cuidada por los padres, quienes también criaron a sus hijos. Al decir de su hija –“ella nunca molesto para nada, es sumamente obediente”- el único problema era que había que atenderla en todas sus necesidades, incluso higienizarla. La razón de la internación es que en los últimos tiempos no iba al baño y hacía sus necesidades en cualquier lugar de la casa. No atendía al pedido de modificar está conducta, entendimos que no era por una conducta negativista, parecía simplemente que al cursar la menopausia, dejó de controlar esfínteres y reactivamente descargaba en el lugar que tenía a su alcance. Al ingreso presentaba 42

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