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19 - G Lipski - Agosto 2012

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Origen y adopción. ¿Continuidad o ruptura?

genera un efecto

genera un efecto contrario, pararse sobre la pseudo ley lo convierte en pseudo padre y refuerza y relanza la filiación a lo biológico como fundante, desvitalizando la función simbólica. Es dar un mensaje paradojal, la biología inventada como garantía del vínculo cuando se desestima la biología verdadera. Discusión Por todo lo planteado creo que se hace necesario cuestionar conceptos con los que solemos encontrarnos en ámbitos profesionales e instituciones sociales que invisibilizan las diferencias que poseen estas filiaciones, planteando que todos los hijos deben adoptarse y que la adopción es una variable como otras a elaborar en la historia de cada sujeto. Son criterios que sostienen, a mi entender, una óptica que confunde lo propio y singular de lo adoptivo, homogeneizándolo con otros modos (5). Considero que esta mirada, sin intencionalidad de hacerlo, desampara a los protagonistas de estos vínculos al no ofrecerles reconocimiento de esta identidad y recursos para abordar el apropiarse de lo extraño que implica otra biología e historia en un hijo, ya no por venir sino ya venido desde otros. Posiblemente sea necesario diferenciar discriminación y patologización de especificidad. La adopción podría funcionar como pionera para abrir interrogantes y caminos en modelos familiares novedosos (donación de gametos, alquiler de útero, etc.) que también reclaman un abordaje específico. Conclusiones ¿Por qué es necesario jerarquizar y conocer la identidad de origen, no sólo biológica sino cultural? Porque su desconocimiento daña al sujeto arrojándolo a angustias y fantasías que rellenan lo no sabido, imposibilitando poseer su verdadera historia, para aceptarla, revisarla y salir del lugar de engaño y desconocimiento. La alienación del niño recorta progresivamente su subjetividad y autonomía, imposibilitado de pensar y poner en duda lo que contradice el relato familiar. Esta “sustracción” se corresponde frecuentemente con dificultades para pensar y aprender, manifestándose también sintomatología ligada a transgresiones de normas sociales. Solemos encontrar efectos de esta escisión durante la adolescencia, que relanza la pregunta por la identidad (6), caminos identificatorios que remiten a elecciones más próximas al origen que a las de la familia de crianza, acompañándose de dificultades para insertarse en instituciones educativas, elección de grupo de pares vulnerables y frecuentes conductas antisociales. Por todo lo señalado sostengo que una de las funciones humanizantes de las familias adoptivas es alojar amorosamente aquello perdido en lo real pero no en el psiquismo. Origen-identidad–raíces. Desde mi experiencia profesional este trabajo psíquico de aceptar e integrar la historia en lo individual, familiar y social, requiere abordar en profundidad las fantasías, temores y enigmas que suelen convivir en los futuros adoptantes (7) y en las instituciones sociales. Sería deseable que desde la tarea profesional podamos informar, orientar y acompañar a los sujetos que inician el camino de la adopción no desde “exámenes de aptitud” (8) sino desde la empatía con el dolor y el temor de no confiar en generar lazos de familia duraderos y amorosos, motorizando recursos y confianza en las propias posibilidades para “maternar y paternar” sosteniéndose en la función desligada de la biología. Esta tarea intenta que los temores no se constituyan en un obstáculo que propicie violar el derecho a la identidad desde modos radicales a otros que dificulten la transmisión de contenidos que no se refieren sólo a hechos materiales acontecidos en un pasado y congelados allí al estilo de un despersonalizado documento (día, hora, y lugar de nacimiento) impidiendo un movimiento de circulación, verbalización y elaboración de significados para el niño y su familia. Modalidades que podrían producir un excesivo padecimiento por dejar carente de elementos o inundando al niño con un relato inadecuado de aspectos centrales en la construcción de su identidad. Referencias bibliográficas 1. Lipski Graciela “Adopción e Identidad”. Entre padres e hijos. Revista “Familia y Adopción” N°6 (2009). 2. Chavanneau Silvia. “Para construir una historia”. Revista “Familia y Adopción” N °2 (1999). 3. Lipski Graciela “Ilegalidad”. Revista “Familia y Adopción” N °4 (2001). 4. Aberastury Arminda. “Un niño adoptado” Revista Argentina de Psicología N°7. 5. Lipski Graciela “Protegiendo a los que protegen”. Trabajo publicado en Revista Jurídica “Lexus nessis” año (2006). 6. Eva Giberti y Silvia Chavanneau de Gore “Adopción y Silencios”. La construcción de la subjetividad en los adoptados: los orígenes silenciados. Ed. Sudamericana. Bs.As. 1991. 7. María Cristina Rojas. “Ser una familia los trabajos de la adopción”. Revista “Familia y Adopción” N°6 (2009). 8. Gelman Beatriz. ¿Por qué nos exigen tanto? Revista “Familia y Adopción” N °1 (1999). 14 // EDITORIAL SCIENS

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