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23 - LM Zieher - Diciembre 2003

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El sentimiento del propio cuerpo ("self-feeling") y las emociones homeostáticas

puede ser revertida por

puede ser revertida por la supresión del estresor, lo que significa que el proceso es reversible. La recuperación de la neurogénesis en el giro dentado permite restablecer el normal "apagado" (shutt-off) del eje HPA. El procesamiento neurobiológico del dolor, sus componentes discriminativo y afectivo, es un ejemplo del rol fundamental de las aferencias autonómicas en la respuesta alostática. El nociceptor (9) queda constituido por las terminales libres de las neuronas aferentes primarias. Estas pueden ser activadas por un estímulo termoalgésico supramáximo y según su intensidad originan la sensación de prurito-dolor (receptores polimodales). El calor, el bajo pH extracelular y la activación de los receptores a capsaicina originan una activación persistente de los nociceptores que vehiculizan la información al SNC (lamina I del asta dorsal) a través de fibras nerviosas amielínicas (tipo C) provenientes de los tejidos corporales. Dos dimensiones del dolor La percepción dolorosa comprende dos aspectos, el propiamente sensorial y el componente afectivo. El dolor crónico genera efectos secundarios como ansiedad y depresión, y para entender neurobiológicamente estos hechos debe considerarse que la información de tales estímulos viaja por dos circuitos espinales paralelos hacia los centros cerebrales que procesan las cualidades sensoriales y afectivas del dolor. • El circuito neoespinotalámico está involucrado en el procesamiento sensorial (discriminativo) del dolor. Se origina en las neuronas de proyección en el cuello del asta dorsal que se conectan con el tálamo ventroposterior y ventrobasal y de ahí proyectan a la corteza cerebral (áreas somatosensoriales). Las terminales de las fibras C aferentes periféricas que acceden a estas neuronas expresan factores neurotróficos (NGF) y receptores tirosina-kinasa A. • El circuito paleoespinotalámico está involucrado en el proceso afectivo. Se origina en las neuronas de proyección que se ubican en las capas superficiales del asta dorsal (lámina I), sus proyecciones conforman el circuito espinoparabraquial con conexiones a la amígdala, el hipotálamo y la sustancia gris periacueductal (PAG), terminando en las áreas corticales de representación interoceptiva. Procesa la intensidad del dolor y su componente afectivo (miedo, ansiedad, depresión). Las terminales de las fibras C que se conectan con este sistema liberan neuropéptidos, sustancia P y CGRP (péptido relacionado con el gen de la calcitonina), que actúan sobre sus receptores específicos, NK1 (neurokinina 1) y CRLR-RAMP1, respectivamente. Sin embargo, los antagonistas del receptor NK1 como el aprepitant (MK-0869) demuestran poseer propiedades antieméticas y antidepresivas (no son analgésicos). El dolor como emoción homeostática (1, 2) En los primates el dolor es un sentimiento (feeling) desde el cuerpo que es generado por vías sensoriales específicas proyectado dentro de una vía tálamo cortical directa que extiende las ramas aferentes del sistema homeostático jerárquico al nivel cortical. Por ello, el dolor es tanto: • un aspecto de la interocepción o sea, el sentido de la condición fisiológica del cuerpo: el sentirse a sí mismo (self-feeling). • una motivación conductual específica. • lo que permite concebir el dolor en un sólo marco siendo tanto una sensación específica como un estado emocional variable. La homeostasis (Cannon, 1939) es un proceso dinámico, continuo (ongoing) que mantiene un óptimo balance en la condición fisiológica del cuerpo con el propósito de permitir la supervivencia e incluye mecanismos autonómicos, neuroendócrinos y conductuales. La respuesta homeostática proviene de cambios generados en el status mecánico, térmico y químico de los tejidos corporales, que induce respuestas integradas y jerárquicamente organizadas que restablecen el balance óptimo. Dentro de las funciones homeostáticas se comparan la termorregulación con el dolor: • son procesados de manera conjunta. • al igual que el dolor, las sensaciones térmicas inocuas (calor-frío) son consideradas discriminativas y exteroceptivas. • en ambos casos se proyecta la "sensación térmica" al objeto cuando, en verdad, los aferentes termosensoriales sólo reportan la temperatura de la piel o del cuerpo. También la temperatura y su percepción poseen características de "feeling" agradable o desagradable (dependiente del contexto) que generan ajustes homeostáticos indicando el rol homeostático de la sensación térmica. Por ello, la sensibilidad térmica induce en mamíferos homeotérmicos cambios modulatorios autonómicos (cardiorrespiratorios, cutáneos, digestivos, etc.) y conductuales (vestirse, calefaccionarse, enfriarse, migrar a climas templados) respondiendo a cambios térmicos en el interior del cuerpo o en la piel. La emoción homeostática impulsa o induce conductas en el caso de la temperatura, de la sed, del hambre, del dolor y de la conducta sexual, dado que los aferentes homeostáticos generan tanto la sensación como la conducta apropiada para restaurar la condición de equilibrio. Información dolorosa e integración superior Las proyecciones de las neuronas de la lámina I son las vías aferentes de la homeostasis y proyectan a las células autonómicas (preganglionares autónomas) de la médula toracolumbar y en el tallo cerebral proyectan a los sitios mayores de la integración homeostática tales como: regiones caudales y rostrales ventrolaterales del bulbo, los grupos celulares catecolaminérgicos A1-A2 y A5-A7, el núcleo parabraquial y la PAG. Asimismo, estos núcleos

también reciben actividad aferente parasimpática del núcleo del tracto solitario y se conectan fuertemente con hipotálamo y amígdala. Estas proyecciones espinales y bulbares jerárquicas conforman la rama aferente del Sistema Nervioso Vegetativo (SNV) largamente buscada y proveen el sustrato para los reflejos somato autonómicos, selectivos para cada modalidad activados por las aferentes espinales de pequeño diámetro, cruciales para la función homeostática. Por su parte la lámina I recibe modulación descendente directa del tallo cerebral y de fibras que descienden del hipotálamo que no sólo funcionan en situaciones de emergencia sino también continuadamente (ongoing). Las neuronas espinales y trigeminales de la lámina I comprenden neuronas morfológicamente distintas y modalidad selectivas (para las sensaciones del cuerpo: dolor preciso, dolor quemante, frío, calor, prurito, toque sensual y quemazón muscular) y sus vías ascienden por el tracto espinotalámico lateral al tálamo contralateral. En los primates hay una vía aferente tálamocortical homeostática a la corteza insular dorsal posterior. En esa región existe una discreta localización topográfica de toda la actividad interoceptiva (modalidad selectiva) de la actividad aferente de la lámina I (inputs simpáticos) y del núcleo del tracto solitario (aferentes parasimpáticos). Esto origina la imagen interoceptiva cortical que engendra sensaciones discriminativas que se representan en la ínsula medial y por vías transcallosas en la ínsula anterior derecha (no dominante). Esto parece generar una metarepresentación del estado del cuerpo que hace consciente el sentimiento (feeling), la llamada consciencia emocional (James y Damasio). La corteza interoceptiva representa la mayoría de las modalidades aferentes homeostáticas sin actividad correlacionada en la corteza parietal somatosensorial que se activa solamente por la localización del estímulo o la posición corporal (propiocepción). Esto valida la concepción de modalidades diferentes interoceptivas que son importantes para la homeostasis y la actividad autonómica, de las modalidades exteroceptivas (tacto, posición de los miembros) que son importantes para el control somático motor. La corteza insular juega un rol primordial en la modulación de la integración homeostática en el tallo cerebral, donde terminan sus proyecciones descendentes (Figura 2). Esto indica que la representación "encefalizada" de la condición del cuerpo emerge en los humanos evolutivamente de la rama homeostática del sistema homeostático jerárquico. La actividad que produce dolor en los humanos asciende en esta vía porque su rol primario ha sido la homeostasis por millones de años. La vía lámina I - tracto espinotalámico lateral también activa directamente a la corteza cingulada anterior (CCA) que le confiere valor afectivo y al área 3a que se intercala entre el área somatosensorial (S1) y el área primaria motora para generar las respuestas motoras. La proyección a la CCA se asocia con la motivación afectiva del dolor y la proyección al área 3a con la acción motora refleja del dolor dadas las proyecciones de los aferentes vagales a esa misma área 3a. Las células HPC (heat, pain, cold) de la lámina I se asocian con la homeostasis y dependen del input de fibras C indicando que guardan relación con las necesidades metabólicas contínuas. En la percepción del dolor quemante (distress térmico desagradable) se integran en el cerebro anterior canales sensoriales directamente relacionados con la homeostasis originada en las fibras aferentes y el sistema de la lámina I que es la naturaleza esencial del dolor. En suma, el dolor en humanos es una emoción homeostática que refleja una condición adversa del cuerpo y requiere respuesta conductual. Es al mismo tiempo una sensación distintiva originada en la corteza interoceptiva y la corteza insular anterior que engendran el sentimiento del self (self-feeling) y una motivación afectiva originada en la corteza cingulada anterior que vehiculiza la respuesta conductual. El dolor genera respuestas autonómicas y reflejas así como respuestas motoras bajo control cortical. Todos estos aspectos proveen substratos específicos dentro del marco común de la homeostasis. La imagenología funcional con PET (Tomografía de Emisión de Positrones), SPECT y fMRI (Resonancia Magnética Nuclear Funcional) muestra que las proyecciones del tálamo (Vmpo/VMb) a la corteza insular dorsal son activadas por temperatura, dolor y variadas modalidades interoceptivas que generan emociones a partir del cuerpo como (Figura 3): • el ejercicio dinámico en una bicicleta. • el prurito por inyección subcutánea de histamina. • la alodinia al frío. • el toque sensual (evocado por pincelado suave de la piel en un paciente polineuropático con activación de mecanoceptores-fibras C). Este sitio es diferente a la corteza somatosensorial indicativo de diferentes representaciones cerebrales para la interocepción y la exterocepción. Con un dispositivo de enfriamiento gradual de las manos, Craig (1, 2) localiza la actividad correlacionada FIGURA 2 Integración de los aferentes autonómicos con los centros que determinan componentes subjetivos del dolor y su salida a través de los eferentes autonómicos clásicos. Self-feeling Valencia hedónica Corteza orbito frontal derecha Insula anterior izquierda Parasimpática hemisferio dominante Insula anterior Insula dorsal media/posterior Núcleo ventromedial Insula anterior derecha Simpática hemisferio no dominante tálamo Posterior del Parvicelular Amígdala Lámina 1 Aferentes simpáticos Núcleo parabraquial N.Tracto Solitario Aferentes parasimpático Hipotálamo Eferentes autonómicos

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