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3 - M Sabán y col. - Junio 2004

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Reducción del tamaño de infarto por un nuevo mecanismo de protección miocárdica: poscondicionamiento isquémico

Introducción En 1986,

Introducción En 1986, Murry y col. (1) describieron por primera vez el precondicionamiento isquémico como un fenómeno por el cual breves episodios de isquemia y reperfusión, realizados antes de una isquemia prolongada, reducen el tamaño de infarto. Este mecanismo de protección endógena fue descripto en numerosas especies (2-3), incluido el hombre (4-5). Sin embargo, su aplicación en el ambito clínico se ve limitada ya que es necesario aplicar una intervención antes de que se produzca el episodio de isquemia. Aunque las terapias con trombolíticos, la angioplastía o la cirugía de revascularización miocárdica son eficaces para reperfundir el miocardio isquémico, deben ser realizadas rápidamente, limitando su utilización en el tiempo. Además, si consideramos que la reperfusión por sí misma contribuye a la injuria miocárdica, es necesario desarrollar una intervención fisiológica o farmacológica que complemente las mencionadas terapéuticas. Recientemente Zhao y col., (6) mostraron que si realizaban 3 ciclos de 30 segundos de isquemia y reperfusión luego de un período de isquemia mayor, el tamaño del infarto se reducía en la misma magnitud que con el precondicionamiento isquémico. Este "nuevo" mecanismo de protección, denominado poscondicionamiento isquémico, sería más extrapolable al ámbito clínico que el precondicionamiento. Así, el objetivo planteado en este estudio fue determinar, en un modelo experimental diferente al de Zhao y col., (6), si breves episodios de isquemia y reperfusión realizados inmediatamente después de un episodio de isquemia mayor (poscondicionamiento isquémico) reducen el tamaño del infarto en la misma magnitud que el precondicionamiento isquémico. Material y métodos Modelo experimental Se utilizaron conejos neozelandeses hembras, que pesaban entre 1,8 a 2 k. Los animales fueron anestesiados por vía subcutánea con una mezcla de ketamina (75 mg/kg) y xylazina (0.75 mg/kg). Luego de la inducción anestésica se les administró tiopental sódico (35 mg/kg) por vía endovenosa y se realizó rápidamente una toracotomía lateral izquierda, se aisló la arteria aorta, se colocó una cánula en la arteria y se la fijó con hilo de lino. A través de esta vía se introdujo solución de Krebs-Henseleit heparinizada para eliminar la sangre de todo el árbol coronario; inmediatamente se extrajo el corazón del animal. Estas maniobras fueron realizadas en un tiempo no mayor de 60 segundos para evitar el deterioro del preparado por isquemia. Una vez extraído, el corazón fue colocado, por intermedio de la cánula, en un sistema de perfusión según la técnica de Langendorff modificada, y fue perfundido con solución de Krebs-Henseleit, compuesta de la siguiente manera: NaCl 118.5 mmol/l, KCl 4.7 mmol/l, NaHCO 3 24.8 mmol/l, KH 2 PO 4 1.2 mmol/l, MgSO 4 1.2 mmol/l, CaCl 2.5 mmol/l y dextrosa 10 mmol/l; la misma fue termostatizada a 37 º C y equilibrada con una mezcla de 95% O 2 - 5% CO 2 , para obtener un pH de 7.45 ± 0.02. Análisis de datos En el ventrículo izquierdo se colocó un balón de látex atado a uno de los extremos de un tubo rígido de polietileno, pasándolo por el anillo mitral a través de un ojal practicado en la orejuela izquierda. El otro extremo del tubo fue conectado a un transductor de presión Deltram II (Utah Medical System), lo cual permitió medir la presión en el interior del ventrículo izquierdo (PVI). La presión intraventricular izquierda se registró en tiempo real en una computadora PC 486 provista con plaqueta conversora analógica-digital. El flujo coronario, controlado con una bomba peristáltica (APEMA, modelo BS5), se reguló para conseguir una PPC de 80 mmHg, para luego mantenerlo constante. El efluente proveniente de las venas de Tebesio fue drenado mediante un delgado tubo de polietileno que atravesaba la pared libre ventricular. Se suturaron a la aurícula derecha dos electrodos de un marcapaso (QRS Ingeniería Médica) para estimular el corazón y así mantener la frecuencia cardíaca constante durante todo el experimento, en un valor de 175 latidos/minuto. Al preparado así obtenido se lo dejó estabilizar durante 20 minutos antes de comenzar su estudio; de este modo es posible mantenerlo estable durante dos horas, aproximadamente. El componente sistólico (estado contráctil) fue evaluado a través de la presión desarrollada ventricular izquierda, que se obtiene restando la presión diastólica final (PDFVI) a la presión sistólica pico. En el estudio de la función diastólica se consideró la rigidez miocárdica (componente pasivo). Las propiedades pasivas del miocardio pueden ser analizadas graficando la relación entre la presión ventricular diastólica y el volumen. A partir de esta relación el concepto de rigidez ventricular se define como el cambio en la presión diastólica necesario para incrementar una unidad de volumen (dP/dV). Dado que en el modelo experimental utilizado no existen cambios en el volumen intraventricular ni en las propiedades intrínsecas de la pared ventricular, las variaciones en el valor de la PDFVI son un índice de rigidez miocárdica. Medición del tamaño de infarto Después de finalizada la evaluación de la función ventricular, los corazones fueron cortados en secciones de 2 mm de espesor desde la punta hasta la base. Las secciones fueron incubadas en una solución al 1% de Cloruro de 2,3,5-Trifeniltetrazolio (Sigma Chemical Co), a pH 7.8 y a 37° C, durante 10 minutos. Con esta técnica el tejido viable se tiñe de color rojo, mientras que la zona no teñida corresponde al área de infarto. En el corazón aislado, sometido a isquemia global, no es necesario estimar la incidencia del flujo colateral ni definir el área de riesgo con partículas fluorescentes ya que la misma corresponde al tejido miocárdico total. Posteriormente, las secciones fueron calcadas en hojas de acetato, y el área de la pared ventricular y las áreas infartadas fueron medidas utilizando planimetría computarizada (Analizador de imágenes: Image Pro Plus, versión 3.0). El tamaño de infarto fue expresado como porcentaje del área del ventrículo izquierdo. Protocolo experimental Fueron constituidos tres grupos experimentales (Figura 1) Grupo 1 (n=10): se realizó una isquemia global de 30 minutos seguido de un período de reperfusión de 30 minutos. Grupo 2 (n=8): se realizó un protocolo de precondicionamiento isquémico consistente en 5 minutos de isquemia seguidos de 5 minutos de reperfusión, previos a 30 minutos de isquemia global. Grupo 3 (n=8): se realizó un protocolo que consistió en 2 ciclos de 30 segundos de isquemia y reperfusión inmediatamente después de 30 minutos de isquemia global (poscondicionamiento isquémico). Análisis estadístico Los resultados fueron expresados como la media ± error standard (ES) y los datos se analizaron por análisis de varianza seguido por la prueba de Bonferroni para comparaciones 12 | junio 2004 | farmacologíaCardiovascular

Reducción del tamaño de infarto por un nuevo mecanismo de protección miocárdica: poscondicionamiento isquemico Figura 1 Esquema de los protocolos experimentales realizados. Grupo 1 Figura 2 120 Estab. Grupo 2 Estab. I R Grupo 3 Reperfusión (30 min) Reperfusión (30 min) PDVI (%) 80 40 Estab. R I R I Reperfusión (30 min) 0 I: Isquemia; R: Reperfusión. Estab: Estabilización múltiples. Se consideró una diferencia significativa cuando el valor de p fue menor de 0.05. Resultados En la Figura 2 se observan los valores de presión desarrollada del ventrículo izquierdo PDVI (panel superior) y de la PDFVI (panel inferior) expresados como porcentaje del valor basal. En el grupo control, en el grupo con precondicionamiento isquémico y en el grupo con poscondicionamiento isquémico. En el grupo control, la presión desarrollada alcanzó un valor de 39.8±4.07 mmHg a los 30 minutos de la reperfusión. Cuando se practicó un protocolo de precondicionamiento isquémico el valor de la presión desarrollada, a los 30 minutos de la reperfusión, fue de 36.9±2.9 mmHg. Por último, al realizar un protocolo de poscondicionamiento isquémico la presión desarrollada, a los 30 minutos de la reperfusión, fue de 37.6±4.5 mmHg. La presión diastólica final, en el grupo control, aumentó hasta 48.2±4.5 mmHg, a los 30 minutos de la reperfusión. Al realizar un protocolo de precondicionamiento isquémico, la presión diastólica final alcanzó 44.9±4.3 mmHg en el mismo período. En el grupo de corazones sometidos a un protocolo de poscondicionamiento isquémico la presión diastólica final alcanzó, a los 30 minutos del mencionado período, 66.8±12.6 mmHg. De esta manera, ni el precondicionamiento isquémico ni el poscondicionamiento isquémico atenuaron la disfunción ventricular postisquémica, producto de 30 minutos de isquemia global. En la Figura 3 se observa el tamaño de infarto, expresado como porcentaje del área total del ventrículo izquierdo, en los tres grupos estudiados: control, precondicionamiento isquémico y poscondicionamiento isquémico. Los corazones sometidos a 30 minutos de isquemia global tuvieron un 16.6±2.2 % de infarto. En los grupos sometidos a precondicionamiento isquémico y poscondicionamiento isquémico el tamaño de infarto fue de 5.1±1.8 % y 4.2±1.6 %, respectivamente (p

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