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32 - L Ricón - 31 - Diciembre 2015

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  • Psiquiatria
Electroshock

32 - L Ricón - 31 - Diciembre

Electroshock Prof. Dra. Lía Ricón Profesora Titular Consulta del Departamento de Salud Mental, Universidad de Buenos Aires (UBA). Directora de Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría, Sede INEBA, Universidad de Buenos Aires (UBA). Coordinadora de docencia de INEBA. Miembro Didacta de Asociación Psicoanalítica Argentina. Profesora Titular de Salud Mental IV, Universidad Favaloro. Siendo estudiante de medicina, asistí por primera vez a un tratamiento electroconvulsivo en el Sanatorio del Prof. Gregorio Bermann, en Córdoba, en 1949. Recuerdo toda la escena, el paciente, su agitada conducta posterior, los gestos de Don Gregorio, mi inquietud ante la totalidad de la aplicación. Se trataba de un hombre de mediana edad con crisis epilépticas que a veces según el paciente “se demoraban” y Don Gregorio lo ayudaba, entonces provocándole esta crisis artificial del electroshock que le proporcionaba gran alivio. Lo dicho para rememorar lo espectacular de este tratamiento que usaba electricidad, el recuerdo de su origen y lo empírico de su aplicación. A lo largo de mis más de sesenta años de vida profesional, especialmente en mis primeros tiempos como médica de guardia en el Hospital de alienadas de Córdoba y después en el Sanatorio del Prof. Carlos Pereyra en Morón, calculé una vez que hice más de cinco mil tratamientos, indicados por otros profesionales. También indiqué yo algunos, muy pocos. Nuevos recursos como los psicofármacos y las curas por la palabra disminuyeron en gran medida la necesidad de usar este tratamiento espectacular y riesgoso. En los primeros tiempos se hacían sin anestesia y los pacientes protestaban por su aplicación después de dos o tres aplicaciones. Los hicimos más tarde en pacientes curarizados, sedados, con toda la dedicación personal pertinente. Lo mismo si eran tratados también con psicoterapia, se podían registrar sus quejas ante la indicación de “la inyección” como se lo llamaba eufemísticamente. Había pérdida de memoria temporaria y algunas otras molestias. Esto indica que hay algún registro de lo traumático. Me apresuro a decir que también es traumática y riesgosa una intervención cardiaca a cielo abierto y no por eso deja de indicarse. Solamente alerto con respecto al efecto de la anestesia para hacer que el paciente no recuerde el tratamiento como traumático. ¿Cuáles eran entonces las indicaciones del electroshock? 1 – Depresiones endógenas 1 , resistentes a psicofármacos; 2 – Delirios que no remitían con psicofármacos y 3 – Lo que padecía este paciente cuyo tratamiento presencié siendo estudiante de medicina. Lo que veo en la actualidad en mi práctica institucional es una gran ampliación de las indicaciones que no siempre culminan en alivio del usuario. Lo espectacular del tratamiento y todo lo que rodea a su aplicación, incluido el cuidado familiar y el costo, le dan un halo de sugestión que es indispensable incluir en la evaluación de los resultados. Entiendo que puede seguir teniendo algunas indicaciones, pero debe evaluarse cuidadosamente su aplicación siguiendo nuestro viejo adagio hipocrático primun non nocere. 1. tal vez porque es casi la única depresión que amerita absolutamente psicofármacos o tratamiento convulsivante desde su aparición, aun con síntomas claramente neuróticos. Esto se da en un momento en el que la industria farmacéutica promociona tantos antidepresivos. 10 // EDITORIAL SCIENS

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