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36 - MNC Derito - Junio 2019

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CLASIFICACIÓN DE LAS PSICOSIS HIPOCONDRÍACAS. Parte 1

36 - MNC Derito - Junio

Psiquiatría N° 36 | Junio 2019 María Norma Claudia Derito Psiquiatría 36 JUNIO 2019 Médica psiquiatra. Médica legista. Máster en psiconeurofarmacología Docente adscripta de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Vicedirectora del curso superior de médicos psiquiatras - Unidad Académica Moyano, Universidad de Buenos Aires (UBA). Directora del Hospital Neuropsiquiátrico “Braulio Moyano”. Clasificación de las psicosis hipocondríacas Parte 1 Introducción Cerebro y cuerpo conforman una unidad indivisible que funciona armónicamente, al unísono, intercomunicado en todo momento. Cuando algún elemento de esta unidad, altera su funcionamiento, todo el resto acusa la disfunción. Lo único verdaderamente humano de este fenómeno natural, es la existencia de la conciencia de sí mismo, es lo que nos permite detectar el desajuste, pasarlo al terreno lo simbólico y expresarlo como anormalidad detectada. Ahora, cada emoción que emerge se acompaña de su repercusión física y cada sensación física (cenestesia), se acompaña de su emoción correspondiente. Del fenómeno corporal más simple al más complejo, la conciencia de sí, lo siente, lo evalúa, lo piensa, trata de comprenderlo y encontrarle una explicación. Un todo indivisible que puede observarse a sí mismo, sus fenómenos individuales y sus partes. Por otra parte esa unidad es la identidad del sujeto, a tal punto, que es lo único material y concreto de una persona, que los otros perciben. En principio existe para la sociedad en cuanto que el cuerpo es visible y actúa, por lo que es lo primero observado. Nadie puede percibir lo alguien piensa, pero si pueden ver lo que su cuerpo hace y aunque no hable los otros pueden intuir lo que está pensando por las conductas motoras manifiestas. Por los gestos (expresiones motoras involuntarias del estado de ánimo) pueden evaluarse las emociones. El cuerpo “habla” y los demás entienden ese lenguaje tan incorporado y organizado como el verbal, pero más primitivo, porque primero fuimos un cuerpo que se movía con una finalidad, generalmente la de aportar a la supervivencia del individuo, las emociones lo guiaban en ese camino. Más tarde en el camino de la evolución nos dimos cuenta que éramos individuos, cada uno distinto del resto y todos interactuaban entre sí con una finalidad, la supervivencia de la especie. Por eso mismo fue necesario adquirir la conciencia de la corporalidad. La evolución hacia los conocimientos y los sentimientos superiores, nos permitieron crear una sociedad organizada, cuya flecha apunta a la misma finalidad, la supervivencia de la especie. La lectura de ese lenguaje primigenio del cuerpo no la hemos perdido, solamente la hemos relegado a un segundo plano, porque las palabras nos fueron invadiendo. Pero las palabras no siempre dicen la verdad respecto de lo que el individuo piensa o siente, en cambio el lenguaje del cuerpo es difícil que mienta. Hoy la tecnología, nos está llevando a priorizar lo audiovisual, nos estamos volviendo más visuales, pasa con las nuevas generaciones, esto nos está llevando a valorizar nuevamente más lo que observamos, en tanto también escuchamos. La conducta motora, por un tiempo marginada en la entrevista psiquiátrica, recobra nuevo valor, en cuanto la EDITORIAL SCIENS // 3

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