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40 - D Cohen, M Rodríguez - Octubre 2006

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La relación cerebro-mente durante la actividad onírica. Neurodinámica de los sueños

Dr. Diego

Dr. Diego Cohen, Lic. Marcelo Rodríguez resumen: durante el sueño REM, se observó que la acetilcolina (Ach): a) excita las neuronas que inhiben la acción muscular. b) provoca el movimiento de los ojos. c) activa varias regiones del cerebro, entre las que se destacan la corteza occipital, cerebro basal y el sistema limbico región anterior (amígdala, giro cingular anterior, corteza parahipocámpica). Durante el sueño REM se reactivan muchas partes de la corteza, pero quedan excluidas las regiones frontales responsables de la memoria de trabajo y de funciones mentales superiores tales como la planificación y la toma de decisiones. Esto explicaría porque nos desorientamos y somos incapaces de controlar nuestros pensamientos mientras estamos soñando. Es decir, una de las características del modelo de interacción recíproca es que incorpora la hipótesis agonista-colinérgica del sueño REM, la cual es confirmada a partir de las pruebas realizadas en humanos dormidos que al administrárseles diversos agonistas colinérgicos desarrollan un incremento deliberado del sueño REM. Hipótesis de la activación-síntesis El objetivo de Hobson y McCarley era disponer de una teoría neurofisiológica sobre cómo se forman los sueños, para lo cual suponen que la formación de los sueños se encontraría íntimamente relacionada con un pattern de actividad cerebral onírica (Figura 1). Según esta hipótesis, primero el cerebro se activa y luego genera e integra (sintetiza) su propia información sensorial y motriz (2, 7). La síntesis de esta información, que es generada automáticamente y constituiría el vector direccional de la trama del sueño, abarcaría las experiencias pasadas del individuo, sus actitudes y sus expectativas, pero todas estas cualidades (consideradas a partir de una lectura exhaustiva de la evolución del pensamiento de Hobson) serían inespecíficas o secundarias. Para el desarrollo de esta hipótesis Hobson y McCarley proponen la existencia en el cerebro de un mecanismo específico que es necesario y suficiente para que se produzca la actividad onírica. De esta manera, el soñar es un proceso endógeno con su propia dinámica, genéticamente determinada, y donde el procesamiento de la información emocional tal vez sea una de las múltiples funciones que desempeña la actividad onírica. También esta teoría supone un sistema abierto de procesamiento de la información, no solo capaz de reproducir y deformar la información almacenada, sino también de elaborar información reciente. Esto se lograría por la combinación de las dos fases del sueño. Durante la fase noREM: Hobson sostiene que el cerebro se encuentra procesando off-line, permitiendo que la activación endógena repetitiva impacte en el cerebro anterior, y la reiteración de los inputs generados promueven procesos de plasticidad asociados con consolidación de memorias. Durante la fase REM: - el cerebro es re-activado, pero la microquímica y los patrones de activación regional desarrollados son diferentes respecto a los observados en la fase noREM. - las memorias consolidadas a nivel cortical debido a los procesos de activación reiterados durante la fase noREM (información que se dirige desde el hipocampo a la corteza vía circuitos corticopetales) se integran con otros procesos mnésicos favorecidos por la fase REM (debido a la activación colinergica y al flujo inverso de información de la corteza a hipocampo). Por lo tanto Hobson refiere que el soñar es la experiencia consciente de un cerebro en activación hiperasociativa que resulta máxima durante la fase REM (8). En síntesis, para Hobson (4) hay al menos nueve aspectos formales de la actividad onírica, que la distinguen de la mayor parte de la actividad de vigilia: 1) la presencia de alucinación visual y motora (activación de áreas corticales occipitales asociativas para el procesamiento visual). 2) la pérdida de la racionalidad: aceptación sin mediar juicio crítico de las experiencias alucinatorias (sueños) como reales. 3) la organización ilógica en donde hay una distorsión espacial y temporal (se desobedecen las leyes de la lógica formal). 4) la intensidad emocional que puede interrumpir o terminar el estado onírico (las principales emociones son la ansiedad, la euforia y la ira). 5) la incapacidad para recordar un sueño una vez que termina. 6) la incorporación de programas instintuales (fundamentalmente lucha-huida). 7) el control volitivo atenuado. 8) la integración de la narrativa del sueño de una manera confabulatoria. 9) el procesamiento neurofisiológico de tipo bottom-up, es decir desde la protuberancia hacia la corteza la cual realiza el fenómeno de síntesis. Estas características tan peculiares del sueño, se forman por un mecanismo de tipo aleatorio a partir de la descarga neuronal (activación) en varias regiones del cerebro (en un principio solo se refería al cerebro anterior, luego el modelo va a ser ampliado). Entonces el cerebro durante el sueño intenta hacer con esas señales lo mismo que hace cuando esta en estado de vigilia y recibe diversas entradas sensoriales: darles cierto sentido (síntesis). Para Hobson y McCarley, los sueños son resultado del vano intento del cerebro para narrar una historia coherente con todas esas señales aleatorias. Como parte de este esfuerzo, la corteza frontal conecta las situaciones bizarras e ilógicas FIGURA 1 La fase REM y la actividad onírica A. Modelos de sistemas: esquema que representa a los procesos cerebrales que subyacen a la actividad onírica. Al suspenderse la inhibición aminérgica, se activa la formación reticular que se conecta a la corteza y le envía información sobre los movimientos oculares rápidos, cuyo resultado es la percepción visual generada internamente. Además se mantienen inhibidos los movimientos y la percepción de estímulos. Modificado de J. Allan Hobson, El cerebro soñador, 1998. 18 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 6:40, octubre 2006 provenientes de la protuberancia con sentimientos, impresiones sensoriales y experiencias almacenadas en la memoria, para componer una narrativa que se acomode a tales estímulos (esa narrativa es la que el soñante experimenta como sueños). Hobson establece claramente que las manifestaciones formales psicológicas de los sueños son determinadas por la activación de patrones regionales de actividad neuronal y neuroquimica (8). El modelo de activación-síntesis constituyó una de las primeras críticas a la teoría psicodinámica de los sueños. Los fenómenos psicológicos emocionales, motivacionales o los deseos inconscientes ya no eran los que incitaban los sueños y por consiguiente sus imágenes no eran símbolos que disfrazaban un significado oculto o sepultado. Para este modelo, los sueños son un subproducto de un patrón característico de activación y de retroalimentación bioquímica en una parte primitiva del cerebro durante el sueño REM. En otras palabras, soñar es solo la conciencia subjetiva del producto de la activación espontánea del cerebro durante el sueño. La primera formulación de la teoría de la activación-síntesis, estaba sostenida por datos restringidos a los mecanismos de activación del tronco encefálico sobre el cerebro anterior. Luego Hobson hizo una adaptación de su modelo, tomando datos provenientes de los estudios de neuroimagen realizados en humanos y de los estudios fenomenológicos de los estados mentales observados en la imaginería alucinatoria, en el pensamiento y ante la pérdida de la memoria. Esto, trajo como principal consecuencia el enriquecimiento de lo que Hobson concebía como fenómeno de "síntesis" y el desarrollo de la llamada hipótesis tridimensional para un modelo de los estados de conciencia (modelo AIM) (8). Modelo de Solms. Neurodinámica de los sueños. Esencialmente Solms (3, 20) sostiene que el sueño representa un estado de activación cerebro-mente, en el cual se figuran estímulos y deseos, que al no poder ser actuados o ejecutados en el plano motor, se les da forma a través del desarrollo de un proceso de regresión al polo visual alucinatorio. En este sentido este modelo es bastante similar al propuesto por Freud en su obra acerca de la dinámica de los sueños. El componente heurístico de la hipótesis planteada por Solms radica en la existencia de una disociación entre la actividad neurofisiológica responsable de la fase REM y el soñar mismo. Es decir, existirían fases REM sin actividad onírica y actividad onírica sin fases REM, lo cual tiene fundamento empírico en los descubrimientos realizados por Foulkes y Vogel en el año 1965 cuando demostraron: 1) la existencia de sueños durante la fase no-REM, y 2) que en un 20% de los casos los sueños producidos durante la fase no REM resultaban indistinguibles de aquellos producidos durante la fase REM (este ultimo planteo es igualmente sostenido por Hobson). Solms, coincide con Hobson respecto que la fase REM del sueño implica activación cerebral colinergica de origen protuberancial, lo cual se traduce en un estado de activación cortical, pero disiente en el sentido de que no siempre se correlaciona con el desarrollo de sueños. Solms sostiene por otro lado que la actividad onírica propiamente dicha (es decir imágenes, sensaciones y emociones) implican un estado de arousal de origen neuroanatómico y procesamiento neuroquímico diferente. Solms teoriza que el sueño representa una conducta compleja que requiere la activación conjunta de redes neuronales limbicas (responsables del procesamiento de las conductas instintivas, las emociones y las memorias), junto con la consiguiente desactivación de mecanismos de monitoreo de la realidad y de la actividad motora dirigida a un objetivo (5, 21, 22). No debemos dejar de recordar que entre las diferencias entre Solms y Hobson, se encuentra el cambio profundo que implica un entendimiento de tipo neurodinámico de los sueños. De esta manera, los sueños no serían simplemente "lo mejor que la corteza puede hacer de un mal trabajo" o bien el desarrollo de imágenes sin sentido (bizarras) pero de significado "transparente y emocionalmente salientes" al decir de Hobson (4), sino que los sueños serían el resultado de un procesamiento complejo de estímulos instintivos de origen subcortical que luego pasan al polo perceptual (áreas de asociación heteromodales), siendo la unión occipital-temporal-parietal derecha (OTP junction) la gran integradora para el output perceptual-espacial (imaginería onírica) y del componente abstracto-simbólico-representacional variable en cada sueño. Solms y sus colaboradores (23), mediante la utilización del método anatomoclínico que continua las ideas del neurólogo ruso Luria (24), sostiene y comprueba mediante casuística obtenida en estudios clínicos realizados en el St. Bartholomew´s Hospital de Londres que una de las causas de completa ausencia de sueño (sin daño del tronco cerebral, por lo tanto producción indemne de REM) son las lesiones que involucran las siguientes regiones anatómicas: a) parietal inferior derecha: se acompaña por déficit en la memoria de trabajo visuoespacial (incapacidad para retener por cortos períodos de tiempo información visuoespacial) esto significa que esta región contribuye a la formación de sueños mediante la habilidad de representar concretamente información visuoespacial. b) daño parietal inferior izquierdo: asociado a algunos componentes del síndrome de Gertsmann: inhabilidad para distinguir espacialmente entre la dimensión derecha/izquierda y agnosia digital, esto sugiere que dicha región participa en los sueños transformando la información perceptual en representaciones simbólicas, una operación que Luria (24) denominó "síntesis cuasi-espacial". c) daño frontalmesial bilateral de la sustancia blanca. Esto significa, siguiendo las hipótesis elaboradas por Solms, que los sueños implican una neurodinámica particular de procesamiento instintivo-emocional, reversión y proyección "hacia atrás" (backward projection) de los procesos de representación visual que ocurren durante la vigilia. Mediante la actividad de un área de procesamiento jerárquico superior, como la unión OTP, se transforman las memorias, las percepciones y los pensamientos diurnos (esto ultimo de acuerdo a nuestra opinión) en imágenes que luego son proyectadas "hacia atrás" (nivel occipital y parietal inferior), donde las lesiones en ese límite producen un extraño síndrome caracterizado por el desarrollo de una experiencia de sueño sin imágenes visuales. De esta manera, la actividad onírica por lo tanto tiene un procesamiento en niveles no solamente de tipo bottom-up (según Hobson y sus colaboradores) y de tipo top-down, sino también en sentido anterior-posterior. En resumen, Solms perfecciona y completa el modelo onírico de Freud. Para él los sueños se producirán independientemente de la fase REM y a través de un mecanismo complejo. Este mecanismo consistiría en el desarrollo de un pro- EDITORIAL SCIENS // 19

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