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50 - LM Zieher - Junio 2008

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La conciencia moral y su procesamiento cognitivo

Prof. Dr. Luis María

Prof. Dr. Luis María Zieher juzgamiento como la toma de decisiones. Carecen de los sentimientos normales de afecto ante situaciones como “pegarle a la madre” y son incapaces del “self-feeling” de cómo se sentirían ellos puestos en la situación del que juzgan (1). Las áreas involucradas son, por un lado, la CPF medial (CPF ventromedial) y el Gyrus fronto medial que integran afectos como recompensa y castigo en decisiones y planes. Por otro lado la Amígdala e Ínsula frontal intervienen en la ejecución. Sin embargo, las respuestas afectivas, si bien empujan no fuerzan, sobre todo en los dilemas que implican violaciones morales personales (baby crying dilemma). En estos casos se activan la corteza cingulada anterior (CCA) que indica el conflicto interno y la corteza prefrontal dorso lateral (CPF-DL) cuando el individuo dice sí, en contra del flash inicial de horror. En un estudio publicado en Nature (4, 7) se muestra que las personas con daño en la corteza prefrontal ventromedial hacen juzgamientos racionales en escenarios que involucran saliencias emocionales. Les falta “empatía y compasión” y utilizan siempre la opción utilitariana. Greene afirma que un sistema emocional depende de esa área específica del cerebro, mientras que otro sistema realiza análisis de tipo costo/beneficio, que en estas personas, claramente, está intacto (5). El estudio pone en evidencia que las conductas fundadas en decisiones morales se basan tanto en emociones como en el pensamiento racional, por lo que tanto Kant como Hume estaban acertados y las emociones son el “ancla de nuestro sistema moral”. Según Mendez, el estudio sugiere que la moralidad no debe estar basada en tabúes culturales o sociales y que responder emocionalmente a otro ser humano no requiere de un aprendizaje ni de una experiencia religiosa o cultural específica: “Se basa en responder emocionalmente a los otros y una parte del cerebro está dedicada a esto” (8). 2 do principio: el pensamiento (moral) es para la acción (social). Según este punto de vista pragmático (de W. James), el razonamiento moral no es como la búsqueda de la verdad por un científico idealista o un juez sino que el razonamiento moral es como el de un abogado o un político que busca lo que es útil, sea o no verdad. Esto se basa en la evolución de la moral humana en sociedades en las que los rumores (chimentos) crean y mantienen reputaciones buenas o malas. En estas sociedades en redes rumorosas, la primera regla es: “sea cuidadoso con lo que hace”. La segunda es: “lo que Ud. haga importa menos que lo que la gente piense de lo que hizo”. Es mejor ser un “político intuitivo”. Por eso la gente es más precisa en las predicciones de lo que los otros deben hacer que en lo que predicen respecto de su propio ser, por lo que inventan y cuentan historias (confabulación) para explicar sus propias conductas. En el razonamiento moral se usa una “maquinaria” cognitiva relativamente nueva, formada sobre la base de las presiones adaptativas de convivir en comunidades obsesionadas por la reputación. La solidaridad grupal se manifiesta en forma de comunidades morales, donde el egoísmo es castigado y la virtud recompensada y en ellas cumplen un rol fundamental la evolución de las religiones que unen a grandes sectores de población. Sus prácticas tienden casi siempre a suprimir el self y conectar a las personas a algo que está más allá del yo con su expresión más característica en las experiencias místicas que involucran sentimientos de fusión con Dios o el universo. Recientes trabajos indican que en las neuronas en espejo (mirror neurons), si bien éstas existen en otros primates, son mucho más numerosas en los seres humanos y sirven para sincronizar nuestros sentimientos y movimientos con los de los otros o los que nos rodean. Dice Haidt: “Sea que las personas usan sus “mirror neurons” para sentir el dolor de otro, disfrutar de una danza sincronizada o inclinarse al unísono hacia la Meca, es claro que estamos preparados, neurológica, psicológica y culturalmente para unir nuestras conciencias, emociones y movimientos con los de las otras personas” (4). Bases neurales del conflicto cognitivo/ emocional en el juzgamiento moral Durante décadas, la psicología moral estuvo dominada por teorías de desarrollo con énfasis en el razonamiento y la “cognición superior”, en el juzgamiento moral por las personas adultas. Sin embargo, el rol de la intuición y de la emoción en el proceso de la toma de decisiones (9), así como la sociabilidad han generado un cambio significativo en la perspectiva de la psicología moral, lo que se ha sustentado, sobre todo, por estudios de imagenología por resonancia nuclear magnética funcional (RMNf). Greene (5) distingue dos grupos: 1) el juzgamiento “personal” que involucra respuestas socioemocionales. 2) El juzgamiento “impersonal” menos vinculado con lo socio-emocional y más por lo cognitivo. En el juzgamiento personal, el sujeto se preocupa por lo apropiado o no de las violaciones morales personales en sus aspectos: causante de daño corporal serio que afectan a una o un grupo de personas y no son resultantes de la deflexión de una amenaza por otra. Un ejemplo de dilema moral impersonal, es el “dilema del tranvía”. Un tranvía descontrolado lleva a cinco personas que resultarían muertas de continuar con su trayecto. La única manera de salvar a esas personas es accionando una aguja de cambio (switch) que lleva al tranvía a otra vía donde mataría a una persona en lugar de cinco. Un ejemplo de dilema personal es el dilema del “puente peatonal”. El mismo tranvía atraviesa un puente peatonal donde un transeúnte está cruzando la calle. En este caso, la única manera de salvar la vida de las cinco personas del tranvía es si una persona empuja al transeúnte para que caiga sobre las vías y se detenga el tranvía sacrificando la vida de uno en aras de salvar las de los otros cinco. ¿Usted lo empujaría? En el primer caso, la mayoría de las personas dicen sí (es correcto accionar la palanca). En el segundo caso, la mayoría opta por el no (no es correcto arrojar a la persona del puente para frenar el tranvía). El primer caso es impersonal porque involucra la deflexión de un sistema existente, uno no es “autor” del daño sino “editor”. El racional subyacente para distinguir las violaciones o juzgamientos morales personales de las impersonales es, en parte, evolutivo. Las evidencias de observaciones de los grandes monos sugieren que nuestros antecesores comunes 14 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 8:50, Junio 2008 (ancestros) convivían en intensas actividades sociales guiados por emociones como la empatía, el enojo, la gratitud, los celos, y un sentido de justicia (fairness) y todo esto en ausencia de todo razonamiento moral (10). Entendiendo por razonamiento a procesos lentos y deliberados que involucran abstracción y componentes introspectivos (conciencia). Por ello desde el punto de vista evolutivo, sería extraño que una conducta humana no fuera, en parte, manejada por disposiciones socio-emocionales en dominios específicos. Pero al mismo tiempo, los humanos poseemos capacidades (dominio-generalizadas) para razonamientos abstractos sofisticados, y también sería sorprendente que esta capacidad no jugara un rol en el juzgamiento moral humano. Los resultados de RMNf dan sustento a esta hipótesis de dos maneras: 1) Así, cuando los participantes son sometidos a dilemas “personales” aumentan su actividad las áreas relacionadas con la emoción y la cognición social: • corteza prefrontal media • corteza cingulada posterior • sulcus temporal superior y • unión temporo-parietal. 2) En cambio cuando los participantes consideraban dilemas impersonales se activaban las áreas vinculadas al razonamiento abstracto y la solución de problemas, esto es, el cerebro “cognitivo”: • corteza cingulada anterior • corteza prefrontal dorso-lateral (CPF-DL), estando el nivel de actividad de la CPF-DL directamente correlacionado con el juzgamiento moral utilitariano. Un factor temporal es valorado en los tiempos de reacción, que son considerablemente más largos en el caso de juzgar como apropiadas las violaciones morales personales en comparación con los casos en que los participantes juzgaban las violaciones morales como inapropiadas. Ambas en el caso de juzgamientos personales y sin correlación equivalente en los “impersonales”. Esto marca para los casos de violaciones “personales” a la moral, el desarrollo de respuestas apropiadamente sopesadas para no incurrir en respuestas socio-emocionales prepotentes que llevan a la persona a considerarlas inapropiadas. Por ello, para juzgar una violación moral personal como apropiada, uno debe tratar de vencer a las respuestas “prepotentes”, lo que se designa como “control cognitivo”, un proceso de codificación adaptativa que involucra un rol fundamental de la neurotransmisión dopaminérgica. Esto involucra la habilidad de guiar la atención, el pensamiento y la acción de acuerdo con los objetivos e intenciones frente a presiones conductuales competidoras (memoria de trabajo). Cuando las personas juzgan que las violaciones morales personales son aceptables, ya que sirven a un bien mayor (greater good), esas respuestas no solo involucran el razonamiento abstracto sino también el control cognitivo necesario para vencer las respuestas socio-emocionales prepotentes generadas por dichos dilemas. El aumento del tiempo de reacción (RT) marca el conflicto en los dilemas personales como competencia entre las reacciones emocionales prepotentes y el razonamiento abstracto del control cognitivo. El conflicto cognitivo activa la CCA en los altos niveles de RT junto con la CPF-DL que involucra el razonamiento abstracto. Las respuestas socio-emocionales se contraponen a las del juzgamiento utilitariano (sacrificar una vida para salvar la de otros cinco) con relación directa con la actividad de la CPF-DL. El crying baby dilemma (dilema del niño que grita), implica un alto grado de control cognitivo. El infanticidio, en cambio, es de bajo nivel cognitivo y menor activación de la CCA y CPF-DL con bajo RT. También en los procesos difíciles de evaluar, se activan la parte inferior de los lóbulos parietales y también se afecta la ínsula anterior asociada con las emociones y sentimientos y con los juzgamientos morales específicos, personales y dificultosos que involucran actos considerados moralmente repugnantes en condiciones normales (crying baby dilemma). La CCA interviene en la detección del conflicto (que se correlaciona con la activación de la CPF). La CPF-DL se activa cuando el dilema moral es dificultoso y a consecuencia de la activación de la CCA para evaluar un control cognitivo en la toma de decisiones, lo que involucra un RT mayor de 1 segundo en los rápidos y de 5-10 segundos en los largos. Procesos neurales involucrados en las respuestas empáticas y su modulación La empatía nos permite compartir la emoción, el dolor y la sensación de otros. El modelo percepción-acción de la empatía establece que la observación o la imaginación de otra persona en un estado emocional particular activa automáticamente una representación de dicho estado en el observador. En estudios imagenológicos, se presenta evidencia de una activación común tanto del que experimenta como del observador, en las experiencias de disgusto, toque o dolor sea que se experimenten en uno mismo o cuando se perciben dichos sentimientos en los otros (10). Así, los estudios de empatía en dolor muestran que la activación observada en ínsula anterior, corteza fronto-insular y CCA al dolor en uno mismo se vé también cuando se observa dolor en otra persona, indicando que los sistemas neurales subyacentes a los estados emocionales y corporales (selffeeling) son los mismos que subyacen en el procesamiento de nuestras habilidades empáticas. ¿Cómo se influencian estas propiedades en tanto queremos o no a quién experimenta el dolor? Se utilizó un modelo de juego económico (Dilema del prisionero) para inducir agrado o antipatía a dos jugadores (actores) confederados, que juegan de manera honrada o innoble un juego secuencial con los sujetos experimentales (hombres o mujeres). El “sujeto” es siempre quien mueve primero, pudiendo confiar (fair) en el otro jugador (enviándole dinero) o desconfiar (unfair) y guardarse el dinero. A su vez, los actores confederados (que mueven en segundo lugar) pueden elegir entre una respuesta noble (devolviendo mucho dinero) o innoble (devolviendo muy poco). Los sujetos experimentales perciben la honradez o no de los actores confederados y tanto hombres como mujeres ven a los jugadores nobles como más “honrados, agradables, queribles y atractivos” que los que responden con estrategias no honradas (utilizando escalas psicológicas “ad hoc”). Cuando los actores “queridos” o los “indeseables” fueron EDITORIAL SCIENS // 15

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