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6 - J Bustamante - Marzo 2006

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Síndrome Metabólico. Una nueva epidemia

6 - J Bustamante - Marzo

Síndrome Metabólico. Una nueva epidemia Dra. Julieta Bustamante Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Austral jbustama@cas.austral.edu.ar Introducción El Síndrome Metabólico (SM) es una entidad conocida desde hace más de una década, pero que ha cobrado un nuevo y mayor interés a partir de las guías del Tercer Programa de Educación Nacional de Colesterol (ATP III), y se halla jerarquizado tanto por su prevalencia como por su importancia desde el punto de vista del riesgo cardiovascular que representa. Es una entidad caracterizada por un conglomerado de factores de riesgo metabólicos en un individuo, con un marcador característico que es la insulinorresistencia. Al igual que en los síndromes coronarios agudos, se plantea si la inflamación cumple un rol en el síndrome metabólico, por lo cual esta constituye una nueva línea de interés desde el punto de vista de la investigación. Epidemiología El SM fue reportado y descripto a la comunidad médica por primera vez en 1988 por Reaven (2). En un principio lo denominó Síndrome X. Esta denominación trajo confusiones con el Síndrome X cardiológico o angina microvascular, por lo que se abandonó éste término. Actualmente se lo conoce como síndrome de insulino-resistencia o Sindrome Metabólico. Reaven la describe como insulinorresistencia, hiperglucemia, hipertensión arterial y HDL descendido con triglicéridos elevados. Sorprendentemente se ha omitido en esta clasificación la obesidad, hoy vista como el componente esencial, especialmente la obesidad visceral. La importancia a fin de cuentas de diagnosticar el Síndrome Metabólico es que permite identificar individuos con alto riesgo de desarrollar diabetes tipo II y enfermedad cardiovascular. Caracterizan al SM la obesidad abdominal, dislipemia aterogénica (triglicéridos elevados, partículas LDL pequeñas, colesterol HDL bajo), hipertensión arterial, resistencia a la insulina (con intolerancia a la glucosa o sin ella) y estados protrombóticos o proinflamatorios; estos generan mayor riesgo de eventos cardiovasculares y cerebrovasculares, enfermedad arterial periférica y disfunción endotelial (1) (Tabla 2). El SM debe sospecharse ante la existencia de insulinorresistenciahiperinsulinismo en el paciente con obesidad abdominal, hipertensión y con hipertrigliceridemia y HDL bajo, aunque tenga tolerancia normal a la glucosa. La Asociación Americana de Diabetes junto con el Instituto Americano de Sangre, Pulmón y Corazón han adoptado la definición de Síndrome Metabólico propuesta por el ATP III. Pero se añade otros inconvenientes, en cuanto a la aplicabilidad en diferentes grupos étnicos, especialmente en los obesos. Por ejemplo, el riesgo de diabetes tipo II es aparentemente mucho menor en las poblaciones asiáticas que en las europeas. Por lo tanto con la definición de Síndrome Metabólico, particularmente con la del ATP III, figura una baja prevalencia en la población asiática, siguiendo la necesidad de hacer un corte según la raza, al menos para la obesidad. La Federación Internacional de Diabetes (IDF) siente una fuerte necesidad de tener una definición única y práctica del Síndrome Metabólico para todos los países y así poder identificar a personas con alto riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes. La evaluación de estos pacientes debe incluir las siguientes pautas: . Toma de la presión arterial, peso y altura . Medición de la circunferencia abdominal . Medición de la glucosa en ayunas . Perfil lipídico (colesterol total, HDL, triglicéridos y LDL) Actualmente, se considera que el Síndrome Metabólico es una epidemia, sobre todo en los países desarrollados, por lo que ha cobrado importancia tanto desde el punto de vista de la atención primaria como en costos en salud. Aproximadamente 47 millones de americanos, 1 (23%) de cada 4 adultos, tienen Síndrome Metabólico(3). Los autores del ATP III reportan una prevalencia del 22.8% en hombres y del 22.6% en mujeres (1). La prevalencia se incrementa considerablemente a medida que aumenta la edad, tanto en hombres como en mujeres, con una prevalencia de casi el 50% en los adultos mayores de 60 años. Sin embargo, las mujeres afro-americanas tienen, aproximadamente, 57% mayor prevalencia que los hombres al igual que las hispanas con un 26% más que en estos (3). Las causas planteadas con mayor frecuencia como generadoras de este síndrome son el sedentarismo, sobrepeso/obesidad asociados a dietas inadecuadas y a los factores genéticos (1) (Tabla 1). Recientes estudios demostraron que la modificación de la dieta y el aumento de la actividad física podrían demorar y/o prevenir la transición de intolerancia a la glucosa a la diabetes tipo II (4 y 5). La prevalencia de infarto de miocardio en el Síndrome Metabólico según el estudio NHANES III fue del 3.7% y de accidente cerebrovascular 2%. El Síndrome Metabólico fué asociado con un odds ratio de 2.01 para infarto y 2.16 para accidente cerebrovascular, y del 2.05 para eventos combinados (6). El ATP III reconoce al Síndrome Metabólico como blanco secundario del tratamiento de reducción de riesgo, después del blanco primario, que es el colesterol LDL (1). Tabla 1 Causas del síndrome metabólico Adquiridas: - Sobrepeso y obesidad - Inactividad física - Alta ingesta de carbohidratos Factores genéticos 14 | marzo 2006 | farmacologíaCardiovascular

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