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65 - JA Reyes Ticas - Noviembre 2010

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La hipersexualidad: nuevos aportes a su conceptualización y tratamiento

Dr. Américo

Dr. Américo Reyes Ticas, Dra. Eunice Reyes Ochoa Introducción La hipersexualidad es una necesidad incrementada de gratificación sexual. Puede ser dirigida hacia uno mismo o hacia otras personas. Puede incluir masturbación compulsiva tanto en lugares públicos como privados, pero usualmente involucra un deseo insaciable de contacto sexual con otros. Involucra comportamientos inapropiados hacia los demás como ser lenguaje provocativo o sugestivo, caricias, coqueteo, desnudarse a sí mismo o a otros, y actos sexuales abiertos. Este deseo sexual obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas y mantener relaciones sexuales con desconocidos, haciendo que su vida gire en torno al sexo (1, 2, 3). Puede iniciar de manera insidiosa y escalar hasta un problema crónico. Usualmente incluye disminución de las inhibiciones. Se estima que está presente en un 6 % de los hombres y en un 2 % de las mujeres (2). Reseña histórica Los comportamientos sexuales problemáticos se han identificado por siglos; describiéndose un cuadro de apetito sexual excesivo y maladaptativo en hombres y mujeres y masturbación compulsiva como un comportamiento común en estos casos. Términos tales como ninfomanía (Erickson, 1945/ Ellis & Sagarin, 1965), satiriasis (Allen, 1969), y Don Juanismo (Stoller, 1975) han sido prevalentes en la literatura, escritos científicos y cultura popular (4). El concepto de hipersexualidad sustituye los antiguos conceptos de ninfomanía (furor uterino) y satiriasis. La ninfomanía se consideraba como un desorden psicológico exclusivamente femenino caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo. En los hombres el desorden era llamado satiriasis (1, 3). Diferenciación con sexualidad normal Es muy complejo, y hasta imposible definir lo que significa normalidad, ya que dependiendo de las costumbres, civilización y cultura, la denominación variará. En el caso del sexo no existen los porcentajes ni los números precisos. Se considera normal lo que satisfaga a la pareja. A ambos, no a uno de ellos. Hombres y mujeres suelen discrepar en cuanto a la cantidad de encuentros se refiere; los hombres casi siempre sienten que no las practican con la frecuencia debida (5). Según una encuesta, la media anual de relaciones sexuales gira en torno a 103 coitos anuales. La diferencia entre la frecuencia masculina (104 al año) y femenina (101 al año) es mínima. La franja de edad que más encuentros íntimos tiene, oscila entre los 35 y 44 años. Le siguen aquellos entre 25 y 34 años y los jóvenes de 16 a 20 años. El 5 por ciento de los adultos manifestó tener sexo diariamente, mientras que uno de cada cinco lo practica entre 3 y 4 veces por semana (3). La frecuencia sexual puede estar determinada por factores como edad, raza, historia clínica, historia psicológica, nacionalidad, trabajo, tener o no una pareja y longevidad de la pareja (5). La hipersexualidad existe cuando los comportamientos o fantasías sexuales han incrementado en frecuencia en comparación con una línea de base previa, o son tan excesivos como para afectar la vida social, académica, el funcionamiento laboral o causa incomodidad (5). Características clínicas Existe un número de comportamientos específicos que son comunes a aquellos que presentan dicha condición. Estos incluyen: masturbación compulsiva, sexo compulsivo con prostitutas, sexo anónimo con múltiples parejas, múltiples aventuras fuera de la relación de pareja, exhibicionismo habitual, voyeurismo, contacto sexual inadecuado, abuso sexual de niños y violación. Sumado a esto, las fantasías sexuales, prostitución, pedofilia, masoquismo, fetichismo y sexo con animales pueden ser también conductas asociadas. Es la combinación de estos comportamientos junto con la compulsividad lo que comprende la hipersexualidad (1, 2, 4). Todo esto a menudo conlleva consecuencias como disfunciones de pareja, deterioro en la autoestima, ruptura de relaciones y divorcio; así como morbilidades específicas tales como embarazo no planeado, enfermedades de transmisión sexual y VIH (6, 7). Factores fisiopatológicos propuestos Al igual que muchos otros trastornos psiquiátricos, la etiología de la hipersexualidad es compleja e involucra una variedad de mecanismos fisiológicos y psicológicos. La disfunción del lóbulo frontal puede conducir a la desinhibición del comportamiento sexual e hipersexualidad. Las anormalidades del lóbulo temporal, que se han asociado con hipersexualidad, también pueden estar involucradas en el desarrollo de fetichismo, otras parafilias y pedofilia. Algunos han teorizado que la hipersexualidad es el resultado de una disregulación de los impulsos asociada con un trastorno del ánimo. Otros han sugerido que la ansiedad juega un rol importante y que la hipersexualidad podría conceptualizarse mejor como una variante del trastorno obsesivo-compulsivo en la cual la ansiedad dispara la hipersexualidad para aliviar los síntomas ansiosos de forma temporal, a esto le sigue mayor distrés y un ciclo auto-perpetuante de ansiedad y comportamiento obsesivo y compulsivo. Otros han sugerido que se conceptualiza mejor como un trastorno del control de impulsos, al igual que el juego compulsivo, cleptomanía y piromanía (1, 7, 8). Condiciones asociadas a hipersexualidad (Ver Cuadros 1 y 2) Hipersexualidad y enfermedad neurológica Demencia: la hipersexualidad como resultado de la enfermedad de Alzheimer, Pick y demencia por SIDA puede ser por afectación de las partes del cerebro que controlan la inhibición de los impulsos y la sensación de saciedad. Las personas con demencia pueden derivar poca satisfacción del acto sexual y ser llevadas por una necesidad compulsiva de iniciar la relación sexual una y otra vez. De manera alternativa, pueden simplemente olvidar que han tenido relaciones sexuales e iniciar un nuevo intento rápido después de haber- 10 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 10:65, Noviembre 2010 CUADRO 1 Condiciones asociadas a hipersexualidad en niños/niñas Abuso sexual Funcionamiento intelectual límite Retardo mental Drogas - Cocaína - Metanfetaminas Hamartoma hipotalámico Síndrome de KIein-Levine Síndrome de Klüver-Bucy: golpe de calor, encefalopatía por herpes simple, encefalopatía post anóxica, leucoencefalopatía inducida por metotrexate. Manía -Trastorno bipolar -Carbamazepina Trastornos de virilización lo hecho (3, 10). Síndrome de Klüver-Bucy: se define por ceguera psíquica, tendencia a examinar de forma oral los objetos, falta de respuesta emocional, dificultades con la memoria e incremento en la actividad sexual. Se ha asociado a trauma cerebral o a un síndrome neuropatológico progresivo, también a encefalitis, hipoxia, hipoglucemia, hemorragia subaracnoidea. La característica común es la destrucción o disfunción bilateral mesial del lóbulo temporal. La mayoría de comportamientos reportados incluyen insinuaciones sexuales, comentarios e intentos de contacto físico (3, 9). Síndrome de Klein Levine: Trastorno raro del sueño, caracterizado por episodios intermitentes de somnolencia y una fuerte asociación con falta de inhibición sexual. La causa es desconocida. Se cree que los síntomas se relacionan con malfuncionamiento de las porciones del cerebro que regulan el sueño, apetito y temperatura corporal. Las respuestas sexuales incluyen avances sexuales inapropiados y masturbación abierta especialmente en varones (3). Otros trastornos neurológicos: Existe una correlación entre el desarrollo de la hipersexualidad con el sitio de la lesión cerebral en pacientes con daño cerebral no traumático. Los pacientes con lesiones frontales basales o daño en las regiones talámicas y periventriculares del hemisferio derecho se acompañan de una preocupación sexual en el contexto de un síndrome maníaco. Similar hipersexualidad se ha documentado posterior a lobectomía temporal por epilepsia. También ha involucrado cambios en la preferencia sexual que desaparecieron al ser removido el foco epileptógeno quirúrgicamente (11). Se han mencionado casos de hipersexualidad relacionada con eventos cerebrovasculares, como una manifestación transitoria recurrente de la esclerosis múltiple, en epilepsia del lóbulo temporal; la encefalitis límbica, característica de la rabia, se asocia con desinhibición sexual aguda. Los pacientes masculinos con lesiones cerca o en el sistema límbico parecen desarrollar pedofilia y voyeurismo; y en mujeres heterosexuales desarrollo de orientación homosexual (12, 13, 14). Hipersexualidad y trauma craneal La injuria cerebral comprende daño traumático al cráneo y sus contenidos, por penetración o fuerzas de aceleración/ desaceleración. Clínicamente implica la evidencia de aumento de la presión intracraneal, pérdida de conciencia, amnesia CUADRO 2 Condiciones asociadas a hipersexualidad en adultos Abuso sexual o físico Retardo mental Funcionamiento mental límite Condiciones neurológicas - Demencias: Pick, Alzheimer, Huntington, otras - Síndrome de Klüver-Bucy - Síndrome de KIein-Levine - Epilepsia del lóbulo temporal, otras epilepsias - ECV - Esclerosis múltiple - Encefalitis por herpes simple - Cráneofaringioma - Hamartoma hipotalámico Lesión cerebral por trauma craneal Manía - Trastorno bipolar - Inducida por corticosteroides Manejo farmacológico y quirúrgico - Enfermedad de Parkinson: uso de levodopa, bromocriptina, pergolida. - Post palidotomía en enfermedad de Parkinson - Medicamentos antidepresivos: fluvoxamina, fluoxetina, moclobemida, paroxetina y bupropion Trastorno obsesivo compulsivo Trastornos de virilización Uso de sustancias: alcohol, anfetaminas, cocaína, probablemente otras (9). post-traumática, signos neurológicos de función cerebral alterada, y/o fractura craneal. El comportamiento sexual inapropiado que ocurre por primera vez después de una injuria craneal, se ha asociado de forma consistente con evidencia de daño en el lóbulo frontal. En otros pacientes con síndrome de lóbulo frontal (constricción de la expresión emocional, reducción de la inhibición, alteración de la previsión, cambio de personalidad, deterioro intelectual), hubo una pérdida total de la libido como parte de la amotivación global. Daños al lóbulo temporal ocasionan hiposexualidad interictal con excitación hipersexual después de las crisis epilépticas (3, 11, 15). Hipersexualidad secundaria a manejo médico Manejo farmacológico de enfermedad de Parkinson: Los pacientes con enfermedad de Parkinson pueden experimentar hipersexualidad como consecuencia de la terapia antiparkinsoniana. La mayoría de los pacientes demostraron algún elemento de dosis-dependencia entre los fármacos antiparkinsonianos y el comportamiento hipersexual. Aproximadamente la mitad de los pacientes con Parkinson responden a la levodopa con una activación del comportamiento sexual. Ni la historia previa de patología psiquiátrica ni daño cerebral predispusieron a tal respuesta en el tratamiento, y en la mayoría de los pacientes, no era parte de hipomanía o un disturbio psiquiátrico más difuso. Se ha propuesto que la hipersexualidad de los fármacos antiparkinsonianos es consecuente con la inhibición de la secreción de prolactina, lo que deja a la dopamina sin oposición (15). La prolactina es una hormona que juega un rol en la regulación de las hormonas sexuales, y también puede ser indicativa de los niveles de satisfacción sexual de una persona; altos niveles de prolactina se asocian con impotencia y pérdida de la libido, así como disminución de las hormonas sexuales. También existen reportes de casos de hipersexualidad en pacientes manejados con bromocriptina y pergolida, ambos agonistas de la dopamina (3, 16). Manejo quirúrgico de enfermedad de Parkinson: este puede conducir a hipersexualidad por la disfunción en la regulación EDITORIAL SCIENS // 11

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