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74 - LR Guelman - Junio 2012

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El LSD y su impacto en el movimiento hippie: a 105 años del nacimiento de su descubridor, el químico Dr. Albert Hofmann

Dra. Laura Ruth

Dra. Laura Ruth Guelman neurotransmisor que está disminuido en la depresión y que las terapias que aumentan sus niveles son efectivas en el tratamiento de la depresión, no resulta raro que estos agentes debieran ser indicados en dicha patología (Riedlinger; TJ and Riedlinger, JE., 1994; Yensen R, 1985). Aún más, para el tratamiento del alcoholismo también estaría indicado, ya que la experiencia “psicotomimética” del LSD podía ser usada como terapia (Mangini M., 1998). El consumo de LSD fue aumentando con los años y comenzó a generar conductas violentas, homicidios, suicidios, muerte accidental (Schwartz, RH., 1995). Sin embargo, la gente no moría de sobredosis como con la cocaína o la heroína, ya que hubiera sido necesario consumir varios miles de dosis a la vez para generar la muerte. El mayor peligro del LSD consistía en experimentar un “mal viaje” ya que si, por ejemplo, una persona imaginaba que tenía alas, podía llegar a querer tirarse desde la ventana de un tercer piso creyendo que era capaz de volar. Usos médicos y policiales del LSD La investigación sobre el LSD en psiquiatría fue asociada a los experimentos realizados por la CIA para “sacarles información” a los espías y prisioneros. El proyecto de control mental MKULTRA comenzó luego de diez años del descubrimiento del LSD y duró casi hasta su prohibición. Dirigido por el Dr. Sidney Gottlieb, su objetivo era desarrollar una “droga de la verdad” con la cual interrogar a los prisioneros de la guerra fría, así como la fuerza SS nazis experimentó con mescalina para poner a punto el “suero de la verdad”. La mayoría de los ensayos clínicos en el mundo occidental se llevaron a cabo en Saskatchewan, bajo la dirección de los investigadores Humphry Osmond y Abram Hoffer (Dick E., 2005), quienes demostraron que era posible generar psicosis mediante el uso de LSD, planteando nuevas hipótesis acerca de la naturaleza bioquímica de la esquizofrenia. Osmond propuso que el LSD podría ser usado como antídoto para el tratamiento del alcoholismo, ya que con la intoxicación con alcohol se producían alucinaciones similares al LSD (delirium tremens), y el LSD no produciría efectos físicos asociados. Los primeros pacientes a los que se les realizó este tratamiento lograron dejar el alcohol luego de la primera dosis. Durante los primeros años, el LSD se empleó casi exclusivamente con fines médicos, en psiquiatría, psicoterapia e investigaciones sobre el cerebro. Su consumo masivo, sin embargo, se produjo en los años 60 en Estados Unidos, donde se convirtió en la droga de moda del movimiento hippie, lo que conllevó a que fuera declarada ilegal en 1966. Una vez superadas las pruebas en animales (en los peces se observaron posturas de nado inusuales, mientras que en las arañas el LSD aparentemente produjo alteraciones en el tejido de las telas), la droga quedó bajo el dominio de la psiquiatría. Los efectos observados recordaban lo que ya se conocía de la mescalina, una sustancia derivada del hongo mexicano peyote, sólo que el LSD era de 5 mil a 10 mil veces más activo (Colectivo Interzona, 2006). Los laboratorios Sandoz produjeron la prometedora droga bajo el nombre de Delysid ® , que se repartía en forma gratuita entre los investigadores del área de psiquiatría. Se utilizaba para poder estudiar el inconsciente, los recuerdos reprimidos del paciente (Snelders, S and Kaplan, C., 2002) así como los estudios experimentales acerca de la naturaleza de las psicosis: Delysid podía ser usado también para inducir psicosis de duración corta en sujetos normales, facilitando así el estudio de la patogénesis de las enfermedades mentales. Más de 1.000 trabajos científicos fueron publicados a mitad de los años ´60, en los cuales se describió el tratamiento de más de 40.000 pacientes con esquizofrenia, depresión, alcoholismo, etc. Para los psicofarmacólogos, las reacciones del LSD comprobaban la hipótesis de que los trastornos mentales tenían orígenes químicos. Más aún, El NIDA (Nacional Institute on Drug Abuse) subsidió estudios destinados a investigar posibles usos médicos de los psicodélicos, por ejemplo para el tratamiento de las adicciones (Kurtzweil, P., 1995). En consecuencia, la “bomba atómica de la mente” sirvió para experimentar tanto a artistas y psiquiatras, como a la CIA y a la industria farmacéutica. El LSD es retirado del mercado El LSD fue finalmente retirado del mercado debido a la expansión de su uso como droga ilegal (Walsh, J., 1966). Aunque durante los años ´50 ningún trabajo científico describió al LSD en términos de adicción o abuso, la primera advertencia acerca de su peligrosidad (debido a su uso no médico y mercado negro) fue llevada a cabo por Sydney Cohen en 1962 (Novak, S.J., 1997). Uno de los motivos argumentados fue que producía efectos teratogénicos y alteraciones cromosómicas (Jarvik, L.F., 1968), hechos que posteriormente fueron desmentidos (Warkany, J. And Takacs, E., 1968). Más aún, agentes de amplio uso como la aspirina y la cafeína también habían demostrado producir similares efectos cromosómicos. Diferentes trastornos psiquiátricos fueron encontrados entre consumidores de LSD, desde ansiedad moderada a ataques de pánico y psicosis. Aunque las reacciones psicóticas fueron encontradas en el 1 % de los casos estudiados, estudios realizados en animales demostraron que la administración crónica de LSD en dosis similares a aquellas utilizadas en humanos aumenta la tasa de formación y recambio de la 5-HT (Diaz, J.L. and Huttunen, M. O., 1971). Sin embargo, la pregunta que se hacían era: ¿esa 12 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 12:74, Junio 2012 alteración neuroquímica era producida por el LSD o era preexistente?, ¿era la causa o la consecuencia? Parecería que sólo en personas con enfermedades mentales latentes la experiencia psicodélica podría sacar a la luz el problema. Es decir: sólo en el cerebro dañado el fármaco podía ejercer su efecto. En general, todos los usuarios de LSD tenían una historia previa de enfermedad mental, lo cual habla de una vulnerabilidad diferencial (Myers, W.A., 1968). Desde el ambiente científico se sugirió que se lo siga analizando, como a todo agente modificador de la conciencia, ya que podrían llegar a concluir que el LSD resultara inofensivo y podía ser agregado al café o a las bebidas (Wertlake, P.T., 1968). Ésto, obviamente, no ocurrió. Si no hay actualmente en el mercado negro grandes partidas de LSD puro (es raro encontrar LSD en unidades que contengan más de 50 µg, en contraste con los 200 µg usuales de hace veinte años) es por razones extra-financieras, ligadas principalmente al cambio de valores y actitudes que se produjeron desde mediados de los años setenta. . Es interesante resaltar que existen actualmente sustitutos sintéticos y cultivados de las drogas psicodélicas, aunque no borraron el recuerdo del LSD. Por el contrario, vuelve a haber interés en él ya que centenares de psicoterapeutas de todo el mundo reclaman con insistencia creciente que se levanten las restricciones a su empleo médico y científico (Colectivo Interzona, 2006). Entre 1986 y 1993 a 5 psiquiatras suizos se les permitió el uso terapéutico del LSD, quienes sostuvieron que “la investigación psicodélica ha regresado” (Horgan, J, 2005). Entre estos psiquiatras, John Halpern recibió la aprobación del FDA para usar MDMA (droga conocida como “éxtasis”) en enfermos terminales de cáncer, así como LSD para tratar enfermos con ciertos tipos de migraña resistente. Más aún, Rick Doblin fundó en 1986 la Asociación Multidisciplinaria para Estudios Psicodélicos (MAPS). FIGURA 3 Albert Hofmann y la molécula del LSD Luego de su prohibición, las investigaciones sobre el LSD fueron abandonadas, por un lado por la dificultad en la obtención de permisos para realizarlas y por el otro, para no ser tildados de científicos que estudian “sustancias endemoniadas”. La figura de Albert Hofmann en el descubrimiento del LSD Durante una investigación en la cual se querían aislar ciertos alcaloides del cornezuelo del centeno -un hongo parásito de las gramíneas- para ser utilizados en el tratamiento de la migraña, el científico que la llevaba a cabo absorbió “accidentalmente” (en inglés by serendipity) una pequeña cantidad de un derivado durante la recristalización de una muestra de tartrato de LSD, el LSD-25, y descubrió sus efectos por azar. Este científico se llamaba Albert Hofmann (Figura 3). Nació en 1906 en Basilea (Suiza), estudió química, se doctoró en la Universidad de Zurich (Suiza), trabajó durante 42 años en la farmacéutica Sandoz (Suiza) y desde su jubilación en 1971 vivió en Rittmatte (Suiza) (Magnus, A., 2006). Falleció en el año 2008, a los 102 años. Su tesis doctoral consistió en la caracterización de la quitina, componente del exoesqueleto de los insectos, en la que describió por primera vez la estructura molecular de este compuesto. Acabada la tesis, entró a trabajar en la compañía farmacéutica Sandoz, en la división de productos naturales. Fue allí, en el campo científico, y en estrecha colaboración con R.G. Wasson, donde aisló y sintetizó los dos principios activos de los hongos mexicanos, la psilocibina y la psilocina. Posteriormente, pudo aislar las amidas del ácido lisérgico en las semillas de un tipo de ipomeas, usadas en adivinación en el México precolombino (Colectivo Interzona, 2006). Desde su descubrimiento, en 1943, “su niño problemático”, como ha dado en bautizar al LSD, ha inspirado los experimentos más atroces y las experiencias más reve- FIGURA 4 Albert Hofmann festejando sus 100 años en enero de 2006 EDITORIAL SCIENS // 13

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