Psicofarmacología 14:84, Febrero 2014 Ética Los valores de la ética Cuando hablamos de la ética, la entendemos como la disciplina que estudia el comportamiento humano en función de los valores. Aquí, el concepto de valores adquiere una relevancia fundamental. Generalmente, se los piensa en forma polarizada, como lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, la honestidad y la falsedad. El ser humano tiene una fuerte tendencia a la simplificación clasificando los valores en escalas. Escalas de valores a) La escala de polos opuestos: La más conocida y más sencilla es la "escala de polos opuestos", que ubica a los valores en extremos opuestos; por ejemplo: bueno y malo, fácil y difícil, inocente y culpable. b) La escala de valores múltiples: Una segunda escala de "valores múltiples" gradúa la evaluación en extremos opuestos de valores intercalando grados intermedios; esto permite emitir juicios de valor en una forma más proporcionada y más ajustada a la realidad. Esta constituye una gran ventaja pues no obliga a ser totalmente categórico al emitir un juicio y permite manejarse en grados relativos. c) La escala de la normalidad: Esta escala se centra en la normalidad, o sea en el comportamiento normal. Sabemos que este concepto se basa en la norma estadística, de modo que la evaluación surge de la comparación de conductas en grupos o comunidades. Este sistema evaluatorio es comparado con la campana de Gauss, de modo que los comportamientos de mayor valor ético son los que se pueden ubicar en la zona central de dicha campana. d) La escala de valores absolutos: Es una evaluación que tiene fuertes connotaciones vinculadas con la filosofía escolástica que, quizás, se practique aún en algunas culturas y comunidades cerradas. Duración o temporalidad de los valores Los valores pueden ser divididos según su tiempo de duración en los de: a) larga duración, b) corta duración, y c) media duración. Por ejemplo, un valor de larga duración es emprender una carrera profesional que lleva años de realización; o desarrollar un emprendimiento empresarial. Un valor de corta duración es organizar las vacaciones anuales. Uno de duración media es planificar el dictado de un curso cuatrimestral. Este criterio de duración de valores tiene importancia para determinar el valor del efecto ético de un comportamiento. Los valores en función de la personalidad La personalidad tiene una relación directa sobre la elección y el manejo de los valores que rigen el comportamiento ético. Prof. Dr. Luis Allegro Presidente de Honor de la Sociedad de Ética en Medicina, AMA. Miembro del Consejo Académico de Ética en Medicina, Academia Nacional de Medicina. Ex Profesor Titular de Psicopatología y Psiquiatría, Universidad de Rosario. Full Member of the International Psychoanalytic Association. Algunos atribuyen la elección de valores al “libre albedrío” que es un concepto aceptado por algunas corrientes de pensamiento. Aquí, considero importante señalar el aporte de la escuela psicoanalítica. S. Freud desarrolló la hipótesis de un aparato psíquico que tuvo dos configuraciones diferentes. El primero –conocido como “primera tópica”– constituido por tres niveles psíquicos: consciente, preconsciente e inconsciente, y el segundo esquema de aparato psíquico –que es el que interesa a los fines de este desarrollo– conocido como “segunda tópica” constituido por el yo, el superyo y el ello. El superyo dicta las normas y funciona como un juez interno que diferencia lo bueno de lo malo, lo útil de lo inútil. Según este esquema es el superyo quien elige y administra los valores éticos. Dicho superyo se va formando desde los primeros momentos de la vida por la incorporación psíquica de modelos de comportamientos (patterns o clichés de conducta) aprendidos de los padres y maestros de la infancia, de la escuela, la parroquia y el barrio. Los valores y la psicopatología Si los valores están fuertemente relacionados con la personalidad, entonces estarán también determinados con su patología. Entre las personalidades enfermas encontramos una que se destaca especialmente: es la personalidad de acción. También se la llama personalidad fáctica, porque la facticidad es el rasgo más destacado. Las personas que entran dentro de este perfil se caracterizan porque actúan casi impulsivamente. Su accionar no está determinado por meditaciones profundas y prolongadas. Se guían por una serie de decisiones rápidas de aciertos o errores guiados más por el azar que por la reflexión. Su humor se maneja en la bipolaridad que va de la elación a la depresión. Su ética está determinada por valores de corta duración; por ejemplo, abordan emprendimientos de resultados rápidos. Por lo tanto, pueden lograr éxitos rápidos que suelen ser seguidos de fracasos dolorosos. Otra personalidad es aquella cuyo su funcionamiento psíquico se desarrolla con una tendencia a la introversión. Todo proyecto es meditado detenidamente insumiendo un tiempo importante. Por lo tanto –dado el gasto psíquico– tiene una fuerte tendencia a manejarse con valores de larga duración. Una tercera tipología cuyo funcionamiento transcurre entre períodos de gran mentalidad organizativa, con prolijidad en los análisis, que se alternan con otros de gran productividad fáctica. La característica de esta alternancia se evidencia también en una alternancia de valores de larga y de corta duración. EDITORIAL SCIENS // 5
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