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88 - E Isasi y col. - Octubre 2014

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Adicción: ¿un problema de la memoria y del aprendizaje?

Mag. Eugenia

Mag. Eugenia Isasi, Mag. Raquel Morató, Ismael Piñero, Lic. Isabel Rossi FIGURA 3 Cambios en los receptores dopaminérgicos a nivel de los ganglios basales en sujetos adictos a la cocaína A B C Cambios en los receptores dopaminérgicos a nivel de los ganglios basales en sujetos adictos a la cocaína mientras observan un video neutral (escenas naturales) o un video con escenas o claves visuales asociadas a la droga (sujetos administrándose cocaína). A) Imágenes de Tomografía por Emisión de Positrones (PET) con [11C] raclopride. B) Disminución de receptores D2 disponibles en caudado y putamen en sujetos expuestos a claves asociadas con la droga (violeta) en relación con sujetos en condiciones control (lila). C) Correlación entre los cambios en la disponibilidad de receptores D2 (que reflejan aumento de DA) y el craving por la droga autoevaluada por cada sujeto. Extraído de Volkow et al., 2011. droga. Las memorias episódicas están relacionadas con las experiencias que vive cada individuo, tienen un fuerte componente emocional y son difíciles de extinguir. Son memorias autobiográficas que nos hablan del encuentro con la droga (el “qué”, “cómo” y “dónde”). Las memorias no declarativas o implícitas no son accesibles a la conciencia y pueden inferirse a través del comportamiento. Comprenden a las memorias de condicionamiento clásico o pavloviano, de condicionamiento instrumental, memorias de hábitos, procedurales y de imprimación. Estos sistemas de memoria también tienen correlatos neurobiológicos. La memoria declarativa se asocia con los circuitos que abarcan el lóbulo temporal medio, el hipocampo, los núcleos talámicos anteriores, las regiones de la corteza asociativa y la corteza prefrontal. La memoria procedural, no declarativa, se ha vinculado con la corteza sensorial, la corteza motora, el estriado (caudadoputamen) y el cerebelo. Todos los sistemas de memoria contribuyen a la adicción. El procesamiento emocional está presente tanto en las memorias declarativas como en las no declarativas. En este contexto, la amígdala cumple un rol fundamental en la adquisición y recuperación de las memorias emocionales negativas o positivas. El hipocampo, localizado en la parte medial interna del lóbulo temporal, tiene un papel importante en la formación de nuevos recuerdos de los acontecimientos experimentados. El hipocampo y la amígdala, ambas, proyectan al estriado ventral y compiten por el control del comportamiento emocional. El NAc, que cumple un papel fundamental en las acciones reforzadoras de las drogas adictivas, puede considerarse un nodo o punto de convergencia en un circuito de aprendizaje y memoria. La región del núcleo o “core”, está implicado en la motivación y en el aprendizaje emocional debido a sus conexiones con la amígdala. Lesiones en esta región producen perturbaciones en el comportamiento de búsqueda de la droga (Robbins et al., 2008). Memoria de la adicción Durante la última década, los avances en la comprensión del 12 // EDITORIAL SCIENS

Psicofarmacología 14:88, Octubre 2014 rol de la dopamina en el aprendizaje relacionado con la recompensa, han permitido desarrollar un modelo de “aprendizaje patológico en la adicción”, que es consistente con la observación de larga data acerca del comportamiento del adicto, que persiste luego de prolongados periodos de abstinencia. La naturaleza patológica o aberrante de este aprendizaje se manifiesta, en parte, por la búsqueda obsesiva y el uso compulsivo de la droga, que han sido explicados por la pérdida del control que ejerce la corteza prefrontal sobre los circuitos del estriado dorsal que regulan los hábitos asociados a la droga (Belin et al., 2009). Este modelo considera que la adicción representa una usurpación patológica de los mecanismos neurales del aprendizaje y la memoria, que bajo circunstancias normales, modulan comportamientos vitales relacionados con la búsqueda de recompensas naturales y las claves que los predicen (Hyman, 2005; Kelley, 2004). Con el consumo repetido de la droga suceden adaptaciones homeostáticas en el cerebro que producen una dependencia que lleva al síndrome de abstinencia, ante su ausencia. Una característica de la adicción es el elevado riesgo de recaídas, frecuentemente precipitadas por señales o asociaciones con personas, lugares, parafernalia (hojillas, jeringas, pipas, etc.), horarios, estados de ánimo o pensamientos relacionados con el consumo. En este sentido, el condicionamiento clásico o pavloviano y el condicionamiento instrumental están presentes en la adicción. En el condicionamiento clásico, el sujeto aprende a asociar dos estímulos ambientales que guardan cierta relación temporal, mientras que en el condicionamiento instrumental aprende a realizar una respuesta para conseguir una recompensa. En la figura 3 se ilustra un ejemplo de cómo un estímulo condicionado (señales visuales asociadas a la droga) en sujetos adictos a la cocaína, aumenta la liberación de dopamina en el estriado dorsal. Esto se evidencia por la disminución de receptores D2 disponibles para la unión con el ligando -radiotrazador, en este caso, [11C] raclopride. Algunos autores sugieren que las memorias asociativas pueden disminuir a través de dos procesos mnémicos distintos: extinción y reconsolidación (Taylor et al., 2009; Milton, 2012). Ambos están involucrados en el procesamiento y almacenamiento de nueva información relacionada con un aprendizaje anterior. Sin embargo, están basados en mecanismos distintos. Mientras que la reconsolidación involucra una desestabilización y reestabilización de la traza del aprendizaje original, la extinción genera una nueva traza que compite con la anterior. Los últimos esfuerzos para desarrollar tratamientos efectivos para la adicción, se han centrado en procesos de aprendizaje y memoria involucrados en decodificar las asociaciones señal - droga. Reducir las memorias asociadas a la droga, favoreciendo el aprendizaje de extinción o inhibiendo la reconsolidación, tendría un valor terapéutico potencial para prevenir las recaídas (Taylor et al., 2009; Milton, 2012). Los mismos circuitos neurales que están involucrados en los comportamientos adictivos y que responden al sistema dopaminérgico (NAc, Amígdala y CPF), también son responsables de la extinción de las memorias asociadas a las drogas. Los estudios clínicos que emplean la manipulación de estas memorias están comenzando y aún no han demostrado su eficacia. En este sentido, se necesita más investigación en el área para lograr encontrar las mejores condiciones y los agentes farmacológicos que permitan un tratamiento seguro y eficaz de la adicción en humanos (Taylor et al., 2009). Funciones cognitivas en la adicción Tradicionalmente, la adicción se consideró una perturbación límbica, pero cada vez más se reconoce que tiene raíces profundas en las funciones cognitivas. De hecho, una gran cantidad de acciones voluntarias se requieren para consumir la droga en forma repetida, así como para su evaluación costo / beneficio. Esto sugiere un importante rol de los mecanismos cognitivos y de la corteza prefrontal con sus respectivas vías eferentes y aferentes donde se generan estas acciones (Spiga et al., 2008; von der Goltz & Kiefer, 2009). En la adicción, la afectación del sistema límbico y de la neurotransmisión dopaminérgica pueden repercutir en la función cognitiva y llevar a comportamientos aberrantes para la obtención de la droga de abuso. La cognición, en un sentido amplio del término, involucra un conjunto de habilidades o facultades como la atención, la inteligencia, la imaginación, el aprendizaje, la memoria, la capacidad de tomar decisiones y la conciencia. Se ha reportado que en pacientes adictos, la toma de decisiones y la memoria de trabajo (o memoria de almacenamiento temporal on line) están afectadas, independientemente de la naturaleza de la sustancia de abuso (Spiga et al., 2008). El abuso continuo de las drogas perturba los mecanismos fronto-ejecutivos que controlan el comportamiento, aumentando la impulsividad y compulsividad. Por otro lado, el sujeto adicto tiene un pensamiento distorsionado. En tal sentido, Abraham Twersky en “El pensamiento adictivo” (2006) profundiza en el concepto de que el adicto distorsiona la realidad para justificar su deseo de consumo. Aproximaciones terapéuticas El tratamiento para la drogadicción tiene como finalidad ayudar al adicto a cesar la búsqueda obsesiva y el consumo compulsivo de la droga. El tratamiento puede darse en una variedad de entornos y EDITORIAL SCIENS // 13

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