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A Mejías, J D´orazio - Depresión periparto - Mayo 2020

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Depresión periparto. Clínica, tratamientos y prevención. Alexis Mejías, Julieta D´orazio

La mujer deprimida puede

La mujer deprimida puede también tener pensamientos negativos sobre el bebé, que la aterran, como por ejemplo temer que podría dañarlo, tirarlo, sofocarlo u olvidarse de él o ella (49, 52, 53). Otros síntomas que también pueden manifestar las pacientes con depresión periparto son los siguientes: 1. Estado de ánimo lábil 2. Ansiedad 3. Irritabilidad 4. Sentirse abrumada 5. Preocupaciones/preocupaciones obsesivas (a menudo sobre la salud del bebé, la alimentación y la seguridad del baño). Los pensamientos obsesivos de dañar al bebé se observan en el 40 % de las pacientes. Es más frecuente que las mujeres con DPP presenten agitación psicomotora, mayor indecisión y falta de concentración. Los pensamientos suicidas son extremadamente frecuentes y afectan a alrededor del 20 % de las mujeres con DPP. Algunas mujeres con PPD también tener pensamientos relacionados a dañar a su hijo. Cabe destacar la frecuente presencia de comorbilidad en las mujeres con DP, especialmente trastornos de ansiedad (entre el 25 y el 38 %) (5, 28, 51, 52). Diagnóstico y tamizaje Como el resto de los trastornos mentales perinatales, la depresión periparto es una patología que incluye la necesidad de detectar a las mujeres que tienen riesgo de padecerla, como así también, aquellas que la están padeciendo. Por lo tanto, la estrategia de tamizaje (o cribado) cumple con los 2 objetivos: predecir y detectar la DPP. Por un lado, la predicción intenta identificar los factores de riesgo (actuales o previos) que incrementan la probabilidad de desarrollo o recaída de un cuadro depresivo en algún momento del periodo perinatal, mientras que la detección se basa en la identificación de un cuadro depresivo actual (28). El diagnóstico de DPP se puede llevar a cabo, como en el resto de los cuadros psiquiátricos, mediante la evaluación clínica de la mujer, indagación de los factores de riesgo, determinación de antecedentes clínicos y psiquiátricos personales y familiares y una evaluación clínica global. Sin embargo, la evaluación clínica psiquiátrica se apoya con diversos criterios clasificatorios y diagnósticos utilizados en Psiquiatría. De acuerdo al Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales en su 5° edición (DSM-5), la DPP consiste en un episodio depresivo mayor con un comienzo periparto y el inicio de los síntomas del estado del ánimo deben ocurrir durante el embarazo o en las 4 semanas posteriores al parto (4). La DPP y el trastorno depresivo mayor (TDM) no perinatal comparten los mismos criterios diagnósticos (51) (Ver Cuadro 1). Esta sintomatología debe estar presente durante el mismo período de 2 semanas y afectar el funcionamiento normal de la mujer. Además, estos síntomas deben causar una angustia clínicamente significativa o un funcionamiento defectuoso que no sea atribuible al consumo de alguna sustancia u otra condición médica asociada (4). Las mujeres con depresión periparto pueden presentar comorbilidades tales como ataques de pánico, obsesiones, compulsiones y síntomas psicóticos. La comorbilidad 39

J D´Orazio // Depresión periparto. Clínica, tratamientos y prevención psiquiátrica puede suceder en forma de un síndrome de ansiedad o trastornos de consumo de sustancias. Se calcula que el 41 al 57 % de las mujeres presentan pensamientos obsesivos en forma comórbida, los cuales son egodistónicos, preservando el juicio racional y la prueba de realidad (51). Con respecto al diagnóstico diferencial, es muy importante diferenciar la depresión periparto con el denominado Baby Blues. El término Blues referencia a un género musical afroamericano que suele generar nostalgia y refleja los recuerdos del pasado de los músicos que componen y ejecutan las canciones (54). Es un estado emocional esperable durante el puerperio de la mujer, especialmente en las madres primerizas (24). Suele afectar entre el 30 y 80 % de las mujeres puérperas (23, 24, 51, 54). Consiste en una alteración del estado de ánimo, debida principalmente a cambios hormonales, psicológicos y sociales. Las manifestaciones clínicas del Baby Blues poseen una intensidad y duración variable, y suelen aparecer entre los 2 y 4 días posteriores al parto, con un pico de aparición el séptimo día postparto. Los síntomas se alivian en forma espontánea dentro de las 2 a 3 semanas siguientes al alumbramiento y no requieren en la mayoría de los casos de atención médica y/o psicológica (Medina-Serdán 2013) Estos síntomas depresivos transitorios son normales, tienen una duración breve, se resuelven en pocos días y lo padecen la mayoría de las puérperas (23). Sin embargo, si esta sintomatología perdura por más tiempo de lo esperable puede desencadenar en una depresión perinatal. Es decir, si los síntomas depresivos se mantienen por más de 2 semanas. Esto ocurre en aquellas madres cuyos niveles de estrés permanecen elevados o si tienen factores de riesgo preexistentes (55). Se considera al Baby Blues como un factor de riesgo más fuerte para desarrollar DPP, ya que un 25 % de las mujeres que la padecen tendrán en el futuro un cuadro depresivo más crónico (24). El Baby Blues presenta síntomas similares a los de la depresión no perinatal, pero a diferencia de esta, no es una patología ya que no afecta la funcionalidad materna y los cuidados que requiere el recién nacido y, así tampoco, requiere un tratamiento especifico debido a la naturaleza leve y transitoria Cuadro 1 Sintomatología de depresión mayor 1. Estado de ánimo depresivo 2. Pérdida de interés o placer 3. Anhedonia 4. Alteración del sueño (insomnio o hipersomnia) 5. Trastornos del apetito o pérdida de peso corporal 6. Disminución de la concentración o indecisión 7. Trastornos psicomotores, agitación 8. Fatiga, perdida de energía 9. Sentimientos de culpa inapropiados o falta de valor 10. Pensamientos de muerte frecuentes o pensamientos suicidas 40

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